Voces recuperadas de la dictadura argentina
Familiares y allegados de v¨ªctimas del r¨¦gimen militar narran en primera persona las ¨²ltimas horas de sus seres queridos en vida
"Mi nombre es ?ngel Gerardo Pisarello. Es 24 de junio de 1976 y creo que me vienen a buscar los militares", se escucha en un audio difundido en las redes sociales hace dos semanas. Es su nieto, Sebasti¨¢n Lorenzo Pisarello, quien recupera esta voz silenciada para siempre por la dictadura argentina. Una veintena de familiares y allegados convocados por el proyecto "30.000 somos todos" se han sumado a esta iniciativa que busca homenajear a las v¨ªctimas del terrorismo de Estado entre 1976 y 1983. Las grabaciones conmocionan, al devolver al presente el momento de mayor oscuridad de la historia del pa¨ªs sudamericano.
Cuando secuestraron a Pisarello hab¨ªan pasado s¨®lo tres meses desde el golpe de Estado. En ese tiempo, el hist¨®rico dirigente de la Uni¨®n C¨ªvica Radical y conocido militante de los derechos humanos en la provincia de Tucum¨¢n, en el norte del pa¨ªs, hab¨ªa presentado habeas corpus exigiendo la aparici¨®n de los desaparecidos e iba con regularidad a visitar a presos. "Hice lo que pude para denunciar la represi¨®n. Siento golpes en la puerta. Me vinieron a buscar. Es la patota del tuerto Albornoz. Mi cuerpo, torturado, apareci¨® en el parque Aguirre de la capital De Santiago del Estero", dice Pisarello a trav¨¦s de su nieto.
"Fue una experiencia muy movilizante porque le lleva a uno pensar en la escena final, en su cuerpo torturado. Yo no lo llegu¨¦ a conocer, pero vivo ese dolor atravesado por mi familia. Es como un fuego que arde, que genera mucha tristeza y al mismo tiempo genera la necesidad de seguir luchando por la memoria de Argentina por las nuevas generaciones", describe por tel¨¦fono Sebasti¨¢n, nacido en 1983, el a?o que el pa¨ªs recuper¨® la democracia.
Este periodista tucumano es sobrino de Gerardo Pisarello, el menor de los cuatro hijos del dirigente pol¨ªtico asesinado por los militares y actual vicealcalde de Barcelona. Sebasti¨¢n cuenta que hizo la grabaci¨®n a escondidas de su familia "un poco por pudor y por la responsabilidad de ponerle voz en nombre de todos" pero se alegr¨® cuando lo escucharon "muy emocionados". "La recuperaci¨®n de los testimonios que hacen conocer esa vieja militancia nos ayuda a identificarnos, a saber que peleaban por un objetivo que en alg¨²n sentido hoy se mantiene", concluye.
"El 21 de junio del 77 le dije a Tati: 'Voy y vuelvo'. Pero en la puerta de casa los militares me metieron en un auto y no volv¨ª m¨¢s", recuerda Luis Alberto Sosa, m¨¢s conocido como Lucho Sosa, encarnado en su hijo Javier. Al principio lo represent¨® un amigo de la familia porque Javier no se atrev¨ªa, pero cambi¨® de opini¨®n despu¨¦s de escucharlo, detalla su hermana, Mariana Sosa. "Para los familiares m¨¢s directos, como hijos o hermanos, es m¨¢s complicado porque el sentimiento es muy fuerte", cuenta esta tucumana, una de las impulsoras de la iniciativa 30.000 somos todos.
Los participantes fueron convocados a narrar en un minuto y medio las ¨²ltimas horas con vida de sus seres queridos. Aunque el proyecto naci¨® en Tucum¨¢n, esta abierto a todo el pa¨ªs. "Las voces recuperadas son un homenaje y tambi¨¦n una forma de traerlos al presente, porque no tenemos otra", se?ala Mariana Sosa. Ella y su hermano Javier buscan a¨²n, 42 a?os despu¨¦s, al padre que les desapareci¨® la dictadura. "Todav¨ªa no lo encontramos, pero tenemos esperanza", asegura.
La familia de Susana Macor tampoco ha vuelto a tener noticias de ella desde 1976. El 27 de mayo de ese a?o, fue secuestrada con s¨®lo 21 a?os junto a su esposo y dos hermanos de la casa en la que viv¨ªa. Ten¨ªa un beb¨¦ de un a?o, ?lvaro, que las cu?adas de Macor lograron poner a salvo en la casa de sus abuelos. "Mi hijo fue adoptado por mi hermana Patricia y su esposo Poli. Gracias infinitas por haberle dado una familia", dice una voz temblorosa.
El cuerpo de Ana Mar¨ªa Sosa de Reynaga fue hallado 40 a?os despu¨¦s de su desaparici¨®n, en el pozo de Vargas, a las afueras de San Miguel de Tucum¨¢n. De ese pozo de agua, a 33 metros de profundidad, fueron fueron rescatados entre 37.000 y 40.000 fragmentos ¨®seos de unos 140 cad¨¢veres arrojados entre 1975 y 1979. "Seguro creyeron que nunca nos iban a encontrar, que nunca se iba a saber, que nunca iban a pagar por lo que hicieron, pero en estos 40 a?os hubo mucha gente que no se rindi¨®, muchos que dedicaron su vida a la memoria, la verdad y la justicia", dice Sosa de Reynaga, que ten¨ªa 30 a?os cuando fue secuestrada.
Argentina se ha convertido en un ejemplo mundial en la recuperaci¨®n de la memoria hist¨®rica y el juicio a los responsables de los cr¨ªmenes de lesa humanidad perpetrados durante la dictadura. Cada 24 de marzo, fecha del golpe militar, se celebran movilizaciones multitudinarias para exigir que nunca m¨¢s se repita. "Memoria, Verdad y Justicia. 30.000 somos todos", cierra cada uno de los testimonios sonoros de v¨ªctimas a las que familias y amigos han devuelto la palabra.
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