Hafter, el poderoso se?or de la guerra que asedia Tr¨ªpoli
A sus 75 a?os, este militar parco y obstinado, que protegi¨® EE UU, pretende gobernar Libia agitando el espantajo yihadista
El mundo ¨¢rabe es una fuente inagotable de militares con ambiciones pol¨ªticas. En Libia, ocho a?os despu¨¦s de la ca¨ªda de Gadafi ha irrumpido un nuevo caudillo que sue?a con gobernar el pa¨ªs con pu?o de hierro: el mariscal Jalifa Hafter. A sus 75 a?os, y tras una vida marcada por los procelosos vaivenes de la pol¨ªtica libia, este general parco y obstinado nunca ha estado tan cerca de hacerse con el poder. De momento controla el este del pa¨ªs y buena parte del sur. Tan solo la regi¨®n occidental, donde se halla la capital, Tr¨ªpoli, se resiste a su voracidad.
Nacido en Ajdabiya, en la provincia oriental de la Cirenaica, Hafter pertenece a la primera generaci¨®n de j¨®venes militares formados tras la independencia de Libia. Al igual que Muamar el Gadafi, con quien conspir¨® para derrocar al rey Idriss en 1969. Por ello, desde sus albores, form¨® parte de la c¨²pula militar del nuevo r¨¦gimen, con el que compart¨ªa su ideolog¨ªa laica y panarabista.
A mediados de los ochenta, y con el rango de coronel, comand¨® las tropas libias que participaron en la guerra contra Chad. Un a?o m¨¢s tarde, fue capturado como prisionero de guerra junto a 700 de sus hombres, y pas¨® tres a?os en una c¨¢rcel del pa¨ªs africano. En 1990, y gracias a la mediaci¨®n de Washington, fue liberado y se instal¨® en EE UU. Entonces, ya se hab¨ªan agriado sus relaciones con Gadafi. En 1996, lleg¨® a participar en un intento frustrado de golpe de Estado contra el exc¨¦ntrico dictador.
Tras la ca¨ªda del r¨¦gimen en 2011, el veterano militar, ya con la nacionalidad estadounidense, retorn¨® a Libia con la esperanza de ocupar un cargo de responsabilidad en las nuevas Fuerzas Armadas. Pero no lo consigui¨® y regres¨® brevemente a EE UU. En 2014, y en medio de un clima de aguda tensi¨®n interna y regional, vio una oportunidad para volver a la escena pol¨ªtica a lomos del proyecto de restauraci¨®n autoritaria del eje liderado por Arabia Saud¨ª. En mayo, lanz¨® su Operaci¨®n Dignidad, una campa?a militar contra las milicias islamistas que dominaban Bengasi, la principal ciudad del este.
Hafter lidera hoy el autoproclamado ¡°Ej¨¦rcito Nacional Libio¡±, una fuerza paramilitar integrada por los remanentes del Ej¨¦rcito de Gadafi, varias milicias tribales del este y mercenarios subsaharianos. Su expansi¨®n militar y ascendencia sobre el Gobierno de Tobruk, alternativo al de Tr¨ªpoli, no habr¨ªa sido posible sin el apoyo log¨ªstico y militar de Egipto y Emiratos ?rabes. Envuelto en un discurso ferozmente antislamista para camuflar su desmesurada ambici¨®n de poder, Hafter parece una r¨¦plica exacta de su gran valedor internacional, el mariscal egipcio Abdelfat¨¢ al Sisi. Como ¨¦l, espera obtener el apoyo de un Occidente utilizando el espantajo yihadista. En parte, de ello depende el ¨¦xito de su asalto al trono de Tr¨ªpoli.
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