Lula da Silva: ¡°S¨¦ muy bien qu¨¦ lugar me reserva la historia¡±
Adelanto de la entrevista de EL PA?S y 'Folha de S. Paulo' al expresidente de Brasil Lula da Silva, la primera desde su entrada en prisi¨®n
El expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva entra en un peque?o auditorio de la sede de la Polic¨ªa Federal en Curitiba (Paran¨¢, Brasil), donde est¨¢ preso desde abril del a?o pasado. All¨ª le esperan los periodistas de EL PA?S y del peri¨®dico Folha de S. Paulo. Llega con zapatillas, camisa de jornalero, pantal¨®n vaquero y chaqueta gris. Lleva papeles debajo del brazo. Lula da Silva se sienta en una mesa improvisada ubicada en el centro, donde hay unos pocos micr¨®fonos. No est¨¢ feliz ni triste. Tampoco est¨¢ envejecido, aunque s¨ª distinto. ¡°?Qu¨¦ tal?¡±, dice a los presentes, con el rostro serio. Est¨¢ ahora delante de los reporteros que van a entrevistarle. ¡°Antes de la primera pregunta... quiero hacer un micropronunciamiento para tratar espec¨ªficamente mi caso, y luego hablar de Brasil¡±, dice, en tono grave.
Sus manos tiemblan un poco cuando empieza a leer. Su rostro se pone rojo mientras mira hacia el texto, donde lleva escrito un rosario de cr¨ªticas en contra de sus jueces. ¡°S¨¦ muy bien qu¨¦ lugar me reserva la historia. Y s¨¦ tambi¨¦n qui¨¦n estar¨¢ en el basurero¡±. Lula critica al hoy ministro de Justicia, el juez S¨¦rgio Moro, que lo conden¨®, y a la investigaci¨®n Lava Jato, que el magistrado comand¨®. ¡°Reafirmo mi inocencia, comprobada en diversas acciones¡±. El silencio es absoluto, a pesar de la presencia de miembros de la Polic¨ªa Federal y de tres oficiales armados, todos al servicio de la Polic¨ªa, que obedece ¨®rdenes del ministerio que dirige Moro.
Lula est¨¢ algo atascado en la conversaci¨®n, tiene ganas de hablar y sabe que esta entrevista es una oportunidad para hacerlo tras un a?o silenciado por la prisi¨®n, donde entr¨® en abril de 2018. Las preguntas empiezan y el expresidente comienza a contestarlas a¨²n con el rostro serio. Llora cuando habla de su nieto Arthur Araujo Lula da Silva, que muri¨® el pasado 1 de marzo por una infecci¨®n de una bacteria poco com¨²n. ¡°A veces pienso que ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil que yo me hubiera muerto en vez de ¨¦l, porque ya viv¨ª 73 a?os; podr¨ªa haberme muerto y dejar que mi nieto viviera¡±, afirma, emocionado, sin la vehemencia del inicio de la conversaci¨®n.
Ha empezado la entrevista, que solo ha podido hacerse tras una batalla jur¨ªdica, despu¨¦s de que el Tribunal Supremo Federal interviniera. El exmandatario va relaj¨¢ndose a medida que avanza la conversaci¨®n, que dura dos horas. Est¨¢ all¨ª el Lula da Silva de siempre. Si alguien esperaba verlo envejecido o derrotado, puede frustrarse: tiene furia. Y tiene una fuerte obsesi¨®n por probar su inocencia. ¡°No hay problema si me quedo aqu¨ª el resto de mi vida. Quien no duerme bien es Moro¡±, dice.
Los detalles de la conversaci¨®n ser¨¢n publicados a lo largo del s¨¢bado en la p¨¢gina web y en las redes sociales de EL PA?S, y en la edici¨®n impresa del domingo.
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