La herida de Anita Hill entra en la carrera de Joe Biden a la Casa Blanca
El exvicepresidente dirigi¨® en 1991 una audiencia por acoso sexual que se convirti¨® en paradigma del linchamiento a la denunciante. 28 a?os despu¨¦s, el dem¨®crata ha llamado a la mujer para disculparse
¡ª?Es usted una mujer rechazada?
¡ª?Tiene complejo de m¨¢rtir?
¡ª?Le parece justo preguntar al juez Thomas por hechos de hace ocho o 10 a?os?
¡ªUsted ha testificado que la pregunta m¨¢s embarazosa ten¨ªa que ver ¡ªno es muy malo¡ª con mujeres de pechos grandes. Esa es una palabra que usamos todo el tiempo. ?Es eso el lo m¨¢s embarazoso que el juez Thomas le ha dicho?
Estas son algunas de las preguntas que la abogada Anita Hill tuvo que responder el 11 de octubre de 1991 al Comit¨¦ de Justicia del Senado de Estados Unidos que abordaba sus acusaciones de acoso sexual?contra el juez Clarence Thomas, nominado por el presidente republicano George Bush padre. El desenlace determinar¨ªa su confirmaci¨®n como nuevo miembro vitalicio del Tribunal Supremo, la m¨¢s alta autoridad judicial del pa¨ªs. Hill, una profesora de Derecho que entonces ten¨ªa 35 a?os, hab¨ªa tenido a Thomas como supervisor cuando trabajaba en el Departamento de Educaci¨®n y en la Comisi¨®n de Igualdad de Oportunidades en el Empleo y, seg¨²n su relato, hab¨ªa sido objeto de acoso sexual constante por su parte: la presionaba para salir con ¨¦l, le hablaba de pornograf¨ªa y se refer¨ªa al tama?o de su pene, entre otros.
Aquella sesi¨®n en el Senado, llevada a cabo por un panel formado solo por hombres blancos, se convirti¨® en paradigma de interrogatorio machista y culpabilizaci¨®n de la presunta v¨ªctima en EE UU. No solo por las preguntas. Se permiti¨®, por ejemplo, el testimonio de un amigo del juez y conocido de Hill ¡ªsin la investigaci¨®n previa sobre el hombre que se requer¨ªa habitualmente¡ª, quien acus¨® a la abogada de ¡°inestable¡± y de ¡°no llevar bien el rechazo¡±.
En cambio, no se llam¨® a declarar, pese a que estaba citada formalmente, a Angela Wright, una antigua empleada de la Comisi¨®n de Igualdad de Oportunidades en el Empleo, que acusaba al juez de trato inapropiado con ella. Su credibilidad hab¨ªa sido puesto en duda previamente por senadores republicanos. La imagen m¨¢s redonda de aquella jornada la ofreci¨® probablemente el conservador, Orrin Hatch, que llev¨® un ejemplar de la novela El Exorcista a la sesi¨®n y ley¨® fragmentos en voz alta para insinuar que Anita Hill se hab¨ªa inspirado en el libro para contar su historia.
Thomas, que siempre neg¨® las acusaciones, fue confirmado como nuevo juez del Supremo. Hatch, el senador del libro de El Exorcista, es a¨²n miembro del Comit¨¦ de Justicia del Senado. Y el presidente de aquel organismo, es decir, el hombre que dirigi¨® la sesi¨®n y permiti¨® algunas preguntas o insinuaciones corrosivas contra Hill, acaba de anunciar su intenci¨®n de convertirse en el pr¨®ximo presidente de Estados Unidos. Es Joe Biden.
Al precandidato dem¨®crata favorito en los sondeos le ha venido a saludar un viejo fantasma: el de Anita Hill, convertida en un s¨ªmbolo de la lucha contra el acoso sexual en Estados Unidos. El veterano pol¨ªtico, de 76 a?os, vot¨® en contra de Thomas. Este es un solo episodio en la larga carrera pol¨ªtica de Biden, el vicepresidente de la era Obama (2009-2017) y senador por Delaware desde 1972, pero en la era del Me Too la herida de aquella audiencia se ha reabierto.
Muy consciente de que esto iba a ocurrir, hace unas semanas telefone¨® a Anita Hill para decirle que sent¨ªa c¨®mo hab¨ªan ido las cosas. Biden se hab¨ªa referido al asunto en p¨²blico ya en varias ocasiones en el pasado, reacio a pedir perd¨®n de forma directa, m¨¢s bien lamentando el tono de aquella sesi¨®n. La llamada personal a Hill se demor¨® 28 a?os. Una portavoz del vicepresidente lo revel¨® al jueves por la tarde, horas despu¨¦s de que lanzase el anuncio de su candidatura a las primarias dem¨®cratas.
Tampoco fue una disculpa por su actuaci¨®n, como qued¨® claro al d¨ªa siguiente, el viernes por la ma?ana en una entrevista en la cadena ABC. Una presentadora le pregunt¨® si no consideraba que deb¨ªa decirle que sent¨ªa el modo en que ¨¦l la habr¨ªa tratado. ¡°Siento el modo en el que fue tratada¡±, dijo antes de a?adir: ¡°Si volvemos la vista a lo que yo dije y no dije, no creo que yo la tratase mal¡±. "Ojal¨¢", insisti¨®, "hubi¨¦ramos hecho esto mejor. Hice todo lo que estaba en mi poder, y que formaba parte de las normas para parar cosas".
A Hill, que ense?a Pol¨ªtica Social y Derecho en la Universidad de Brandeis, no le complaci¨® del todo la llamada del precandidato dem¨®crata a la presidencia. En una entrevista con The New York Times: ¡°No puedo quedar satisfecha con que me diga simplemente ¡®Siento lo que te pas¨®¡±, sino que ¡°estar¨¦ satisfecha cuando sepa que hay un cambio real, una verdadera rendici¨®n de cuentas y un verdadero prop¨®sito¡±.
El trauma de Anita Hill ya recobr¨® vida cuando en 2017 comenz¨® la ola de protesta contra el acoso sexual y volvi¨® a retumbar en sus o¨ªdos el pasado octubre, a ra¨ªz de las acusaciones de la profesora universitaria Christine Blasey Ford contra el nominado al Supremo Brett Kavanaugh ¨Ccasi un d¨¦j¨¤ vu-, pero el interrogatorio result¨® muy alejado de aquella sesi¨®n de principios de los 90, sometida a unos est¨¢ndares muy distintos de los actuales.
Es esa tambi¨¦n la idea que subyace en otras explicaciones de Biden, que tiene 76 a?os y casi medio siglo de trabajo en la pol¨ªtica de Washington, con toda la mochila que eso implica, para bien o para mal. A finales de marzo, cuando su candidatura se daba por hecha, dos mujeres le acusaron de ser tratarlas de forma invasiva en actos p¨²blicos y hacerlas sentir inc¨®modas. Lucy Flores, una excongresista de Nevada, critic¨® que durante un acto electoral de 2014 el veterano dem¨®crata se acerc¨® a ella por la espalda en el escenario y la bes¨® la cabeza. Otra hizo una acusaci¨®n similar despu¨¦s.
Muchos v¨ªdeos muestran que Biden suele abrazar, besar y achuchar a sus interlocutores. El dem¨®crata acab¨® publicando un v¨ªdeo tras d¨ªas de pol¨¦mica en el que se disculpaba de este modo: ¡°Las normas sociales est¨¢n cambiando. Lo entiendo, y he escuchado lo que esas mujeres est¨¢n diciendo¡±, dijo. ¡°Siempre he tratado de conectar con la gente, pero ser¨¦ m¨¢s consciente en el futuro a la hora de respetar los espacios personales¡±, a?adi¨®. ¡°Biden debe comprender que en el mundo de hoy, el espacio f¨ªsico es importante para la gente y la clave es c¨®mo lo reciben, no tu intenci¨®n¡±, dijo Nancy Pelosi, otra veterana del Partido, presidenta de la C¨¢mara de Representantes.
Biden es considerado un centrista dentro de la veintena de aspirantes dem¨®cratas a la candidatura para derrotar a Donald Trump. Lidera los sondeos seguido por un izquierdista de tomo y lomo como Bernie Sanders, lo que deja claro que el elector dem¨®crata se halla dividido en torno a la cuesti¨®n de cu¨¢l es la mejor f¨®rmula para recuperar la Casa Blanca. El pasado marzo, tambi¨¦n previendo este debate, el vicepresidente de Barack Obama sac¨® pecho en un acto p¨²blico: "Me han dicho que la nueva izquierda me critica¡±, afirm¨®. ¡°Tengo el historial m¨¢s progresista que nadie de los que se presentan¡±, defendi¨®. Para bien o para mal, Biden no viaja ligero de equipaje.
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