La masacre continuada
Aquellos l¨ªderes sociales que reclaman verdad, tierra despojada o protecci¨®n al medio ambiente est¨¢n en la mira de los asesinos en Colombia
En Colombia, el asesinato simult¨¢neo de tres o m¨¢s personas se considera una masacre. Hace dos d¨¦cadas, en los peores a?os de violencia, los paramilitares llegaron a masacrar 30 o m¨¢s personas en un solo d¨ªa y en un mismo lugar. Descuartizamientos con motosierras, empalamientos y tortura eran el com¨²n denominador. Hubo un caso, en una regi¨®n del occidente del pa¨ªs conocida como El Naya, en el cual se produjo lo que se ha denominado una masacre continuada. Una figura que describe aquella situaci¨®n en la que se van cometiendo homicidios en lo que ser¨ªa una ruta de la muerte. Arrancan en alguna zona rural, asesinando una familia o persona, y en los d¨ªas posteriores van siendo asesinadas personas en una misma zona geogr¨¢fica.
El concepto de masacre continuada ha sido debatido por las autoridades, pues esto elevar¨ªa las estad¨ªsticas dram¨¢ticamente. En todo caso, esta situaci¨®n es lo que puede estar ocurriendo con el asesinato de l¨ªderes sociales en Colombia. Desde la firma del acuerdo de paz, en noviembre de 2016, hasta el 6 de mayo de 2019, han sido asesinados 262 l¨ªderes y lideresas sociales. Los lugares en los que se concentra el asesinato selectivo son los departamentos de C¨®rdoba, Antioquia, la regi¨®n del Catatumbo, Cauca, Valle del Cauca y Costa Pac¨ªfica nari?ense. Los picos de violencia contra l¨ªderes sociales se han presentado, mayormente, en per¨ªodos prelectorales y en el mes de enero desde 2017 hasta 2019. En la gr¨¢fica se muestran los datos discriminados por fecha.
Se podr¨ªa decir que cada cuatro d¨ªas asesinan a un l¨ªder social en Colombia. Una cifra que dif¨ªcilmente se ha visto en otros pa¨ªses. Si a los homicidios se le suman los secuestros, atentados y amenazas, se podr¨ªa llegar a la cifra de dos victimas diarias. El ¨²ltimo hecho ocurri¨® el pasado s¨¢bado 4 de mayo en el municipio de Santander de Quilichao, ubicado en el departamento del Cauca.
Fue un ataque donde se encontraban Carlos Rosero, Francia M¨¢rquez, V¨ªctor Moreno, Clemencia Carabal¨ª, Sof¨ªa Garz¨®n, entre otros. Todos ellos, l¨ªderes sociales de importancia regional y nacional. El ataque se realiz¨® con armas largas y una granada que fue lanzada al sitio donde se encontraban los l¨ªderes reunidos. Milagrosamente salieron con vida todos ellos.
A pesar de m¨²ltiples acciones, de discursos y promesas, esta masacre no se ha logrado detener. El gobierno colombiano se defiende manifestando que no hay una conexi¨®n entre todos estos hechos, en cambio, dicen que se deben a temas locales e incluso problemas personales de los l¨ªderes. Su principal argumento es que el que mata o el victimario no es el mismo, por ende, no habr¨ªa sistematicidad.
Sin embargo, al mirar los perfiles de las v¨ªctimas, estos son bastante similares. Es decir, pareciera que desde la v¨ªctima s¨ª hay una sistematicidad clara. Lo que estar¨ªa pasando es que agentes legales e ilegales estar¨ªan contratando peque?os grupos de sicarios para asesinar a estos l¨ªderes. Empresarios, pol¨ªticos, narcos y la complicidad de agentes estatales estar¨ªan permitiendo esta masacre.
Hay dos temas de fondo. Por un lado, habr¨¢ una jornada electoral el pr¨®ximo mes de octubre. Se elegir¨¢n alcaldes y gobernadores y todo parece indicar que cuanto m¨¢s cerca la fecha, mayores niveles de violencia contra los liderazgos que cumplan alg¨²n papel pol¨ªtico en las regiones. Por otro lado, aquellos l¨ªderes que reclamen verdad, tierra despojada o protecci¨®n al medioambiente, est¨¢n en la mira de los asesinos.
El Estado no tiene ning¨²n plan de choque para proteger l¨ªderes con estos perfiles y nada indica que la masacre se vaya a detener. En varias regiones del pa¨ªs hay una lenta agon¨ªa de la democracia, es como si se estuviera desangrando.
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