May y Corbyn rompen las negociaciones del Brexit entre reproches mutuos

Los dos han usado la debilidad interna del adversario como excusa, y los dos tienen raz¨®n en sus reproches. Jeremy Corbyn comunic¨® este viernes a Theresa May que daba por concluidas, sin ¨¦xito, las negociaciones para alcanzar un pacto sobre el Brexit. Culpaba a la ¡°cada vez mayor debilidad e inestabilidad del Gobierno¡±. May respond¨ªa se?alando la escasa claridad de los laboristas, incapaces de decidir si quieren o no otro refer¨¦ndum. El fracaso de la ¨²ltima esperanza a la que se aferraba la primera ministra precipita su anticipada dimisi¨®n.

Fue el argumento central con el que May convenci¨® a sus hom¨®logos en la UE para que le dieran una nueva pr¨®rroga. Iba a intentar, asegur¨®, alcanzar un consenso nacional de la mano de los laboristas que permitiera sacar adelante en el Parlamento el Acuerdo de Retirada, rechazado hasta en tres ocasiones por la mayor¨ªa de diputados. Pero a pesar de la aparente buena voluntad con que ambas partes emprendieron las conversaciones, las minas en el camino anticipaban el futuro fracaso. Los euroesc¨¦pticos conservadores se conjuraron para impedir a toda costa que saliera adelante la pretensi¨®n laborista de consolidar una uni¨®n aduanera con la UE. La mayor¨ªa de los diputados de Corbyn le dejaron claro, por su parte, que acordara lo que acordara, no lo respaldar¨ªan si no ven¨ªa acompa?ado del compromiso de celebrar un refer¨¦ndum confirmatorio.

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¡°Desde que anunci¨® su decisi¨®n de dimitir¡±, escribi¨® Corbyn a la primera ministra, ¡°sus ministros se han lanzado a competir entre ellos para arrebatarle el liderazgo. La posici¨®n del Gobierno se ha vuelto muy inestable y su autoridad se ha visto erosionada. A menudo, las propuestas de su equipo negociador se han visto contradichas p¨²blicamente por sus propios ministros¡±.

Poco pod¨ªa rebatir May una afirmaci¨®n tan obvia, pero la primera ministra tambi¨¦n utiliz¨® un acto p¨²blico en Bristol para recordar al l¨ªder de la oposici¨®n su propia debilidad. ¡°En concreto, hemos sido incapaces de superar el hecho de que no existe una posici¨®n com¨²n en el Partido Laborista acerca de si desean llevar a buen puerto el Brexit o si lo que quieren es un segundo refer¨¦ndum para revertir la decisi¨®n de la ciudadan¨ªa¡±, dec¨ªa May.

Ninguno de los dos ha mostrado, en cualquier caso, todas las cartas. Y en sus reproches mutuos ambos han preferido ignorar la cat¨¢strofe que supusieron, especialmente para los conservadores, las recientes elecciones municipales, en las que ambos resultaron castigados. May hubiera preferido mantener en el tiempo la ilusi¨®n de que era posible un acuerdo con los laboristas, pero Corbyn estaba pagando un precio alto por lanzar un salvavidas al Gobierno y permitir que se asentara la idea de que, con su ayuda, iba a permitir que el Brexit de la primera ministra saliera adelante.

El siguiente paso, seg¨²n prometi¨® May, consistir¨¢ ahora en acudir de nuevo al Parlamento y plantear una serie de opciones alternativas a su plan, para averiguar cu¨¢l de ellas tiene m¨¢s apoyo. Ya hizo algo similar a finales de marzo, y ninguna de las alternativas obtuvo mayor¨ªa suficiente. La que m¨¢s cerca estuvo de salir adelante, a falta de tres votos, fue la presentada por el diputado conservador, Kenneth Clarke, que propon¨ªa ¡ªen l¨ªnea con los deseos de los laboristas¡ªuna uni¨®n aduanera futura con Bruselas.

Sea cual sea el resultado de ese m¨¦todo selectivo de descarte, que comenzar¨¢ probablemente la semana pr¨®xima, May ya ha anunciado que volver¨¢ a someter a votaci¨®n por cuarta vez su Acuerdo de Retirada a principios de junio. Esta vez registrar¨¢ en Westminster la ley que desarrolla el texto, para poder sortear la prohibici¨®n del speaker (presidente de la C¨¢mara de los Comunes), John Bercow, de que se vote indefinidamente un mismo contenido. Nada indica que esta vez May vaya a salirse con la suya. As¨ª que ser¨¢ entonces, despu¨¦s de lo hasta los suyos consideran el acto final de un ensayo fallido, cuando la primera ministra anuncie la fecha exacta de su anunciada dimisi¨®n.

Los conservadores calculan ya que podr¨¢n poner en marcha una competici¨®n para el liderazgo del partido antes de que llegue el receso veraniego del Parlamento. Dado que nadie se plantea la posibilidad de un adelanto electoral, que necesitar¨ªa el respaldo de dos tercios de los diputados de Westminster, con toda probabilidad aquel que suceda a May ser¨¢ primer ministro del Reino Unido. Ese era el principal temor de los laboristas, y por eso hablaban de una ¡°cl¨¢usula anti-Boris¡±, en referencia al l¨ªder euroesc¨¦ptico y exalcalde de Londres. La idea de cerrar un acuerdo que fuera luego anulado por un tory a¨²n m¨¢s duro que May hab¨ªa acabado con cualquier gana de la oposici¨®n de cerrar un pacto.