Burkina Faso, en la diana del terror
Los recientes ataques a dos iglesias y a una procesi¨®n cristiana pretenden sembrar la divisi¨®n en un pa¨ªs de convivencia interreligiosa
Domingo por la ma?ana en Dablo, una peque?a localidad de la regi¨®n Centro-Norte de Burkina Faso. Mientras los fieles escuchan misa, unos veinte hombres armados entran en la iglesia y comienzan a disparar. Mueren seis personas, una de ellas el cura. Luego, los asesinos queman el templo y varias tiendas del pueblo. Al d¨ªa siguiente, otros cuatro cat¨®licos son asesinados en una procesi¨®n religiosa en la provincia de Bam. Este pa¨ªs africano se ha convertido en los ¨²ltimos meses en el escenario de constantes ataques, asesinatos y secuestros protagonizados por grupos terroristas que afectan ya a 11 de sus 13 regiones, con claro riesgo de extensi¨®n hacia el sur, sobre todo Ben¨ªn, Togo y Costa de Marfil.
¡°La situaci¨®n es dram¨¢tica¡±, asegura Rinaldo Depagne, director para ?frica occidental del International Crisis Group, ¡°un pa¨ªs que nunca ha vivido rebeliones o guerras se ve enfrentado a un problema de violencia generalizada de especial intensidad¡±. La empresa de an¨¢lisis en materia de seguridad Max Security asegura que entre septiembre de 2018 y febrero de 2019, Burkina Faso sufri¨® 34 ataques terroristas al mes. El problema no es nuevo, desde 2015 ha habido al menos 400 muertos seg¨²n fuentes del Ministerio de Interior burkin¨¦s, pero la violencia se ha intensificado en los ¨²ltimos meses.
El pasado jueves, el ministro de Exteriores burkin¨¦s, Alpha Barry, plante¨® al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas la creaci¨®n de una coalici¨®n internacional para hacer frente a este desaf¨ªo. ¡°Los estados miembros del G5 del Sahel no lo lograr¨¢n solos¡±, dijo. El ¨®rgano de la ONU expres¨® su ¡°profunda preocupaci¨®n ante el continuo deterioro de la situaci¨®n en materia de seguridad y humanitaria en la regi¨®n del Sahel¡±.
¡°Al principio los ataques estaban dirigidos contra la representaci¨®n del Estado, fuerzas de seguridad, funcionarios de Aduanas, etc. Luego comenz¨® la denominada guerra contra las escuelas, en la que profesores y centros escolares se convirtieron en el objetivo. Ahora asistimos a violencia contra cristianos, hace dos semanas una iglesia protestante y ahora otra cat¨®lica, adem¨¢s de la procesi¨®n¡±, asegura Depagne. El pasado 15 de febrero fue asesinado el salesiano espa?ol Antonio C¨¦sar Fern¨¢ndez cerca de la frontera con Togo, al sur del pa¨ªs.
La deriva de la violencia terrorista hacia conflictos intercomunitarios inquieta de manera especial a las autoridades, que miran de reojo a la explosiva situaci¨®n en Mal¨ª y las masacres que sufre la etnia peul en este pa¨ªs. Sin embargo, frente a un Gobierno que se ha mostrado incapaz de hacer frente a esta amenaza, los terroristas han escogido un nuevo foco de tensi¨®n: la religi¨®n. La convivencia pac¨ªfica entre distintos cultos ha sido la t¨®nica general de Burkina Faso a lo largo de toda su historia, pero los recientes ataques contra cristianos pretenden sembrar la divisi¨®n. El pa¨ªs tiene un 65% de musulmanes y un 35% de cristianos.
¡°Esto nos interpela a todos sea cual sea nuestra religi¨®n o etnia¡±, ha manifestado el presidente burkin¨¦s Roch Marc Christian Kabor¨¦ mediante un comunicado, ¡°debemos permanecer unidos porque es la convivencia la que est¨¢ amenazada (¡) Los terroristas han reorganizado su modus operandi y han pasado de intentar crear conflictos intercomunitarios a conflictos interreligiosos, porque esas personas fueron asesinadas por su fe, simplemente por practicar su religi¨®n¡±.
Varios elementos confluyen en este estallido de violencia. En primer lugar la crisis de Mal¨ª de 2012, pa¨ªs con el que comparte problem¨¢tica, etnias y una extensa y porosa frontera. La creciente presencia de grupos radicales en la regi¨®n de Mopti y sur de Gao acab¨® por contagiar al norte de Burkina Faso. En segundo lugar, la ca¨ªda de Blaise Compaor¨¦ en 2014. El expresidente burkin¨¦s manten¨ªa acuerdos no escritos con los yihadistas del norte, sobre todo a trav¨¦s de su consejero especial, Moustapha Chafi, y del general Gilbert Diender¨¦.
Pese a que su principal lugar de refugio se encuentra en la zona de Menaka, en Mal¨ª, uno de los grupos terroristas m¨¢s activos en Burkina Faso es el Estado Isl¨¢mico del Gran Sahara (EIGS), liderado por Abou Walid Al Saharaui. Sin embargo, pronto le sali¨® competencia con el nacimiento de Ansarul Islam, el primer grupo yihadista de origen burkin¨¦s creado en torno a la figura de Ibrahim Malam Dicko, un predicador radicalizado a la sombra del maliense Amadou Koufa. El grupo se estren¨® en diciembre de 2016 con el asesinato de doce militares en la regi¨®n de Sahel y desde entonces no ha dejado de sembrar el terror.
¡°Aunque el EIGS prest¨® fidelidad [al l¨ªder del Estado Isl¨¢mico, Abubaker] Al Bagdadi, es dif¨ªcil saber las vinculaciones reales de estos grupos a estructuras como Estado Isl¨¢mico o Al Qaeda¡±, asegura Depagne, quien explica que en Burkina Faso han surgido decenas de peque?os grupos ¡°que llevan el nombre de la localidad donde se implantan y se asocian a unos o a otros¡±. Los yihadistas tambi¨¦n han sabido explotar las tensiones intercomunitarias para sembrar el caos.
Un reciente informe de Human Rights Watch pon¨ªa el acento en este aspecto al destacar la represi¨®n violenta del Ej¨¦rcito, con asesinatos extrajudiciales incluidos, contra un grupo ¨¦tnico concreto, los peul, a quienes se acusa de estar detr¨¢s de estos grupos violentos, una percepci¨®n bastante extendida entre parte de la poblaci¨®n. Sin embargo, el mismo informe apuntaba a asesinatos selectivos de mossis y otras etnias por parte de los radicales precisamente para exacerbar las tensiones entre las diferentes comunidades. ¡°No son grupos peul, es mucho m¨¢s complejo que eso¡±, remata Depagne.
La situaci¨®n se ha deteriorado hasta tal extremo que hay decenas de miles de personas desplazadas de sus hogares y m¨¢s de 1.100 colegios cerrados, sobre todo en las regiones de Sahel y Norte, as¨ª como centros de salud vac¨ªos por temor a ser atacados. ¡°Hay m¨¢s de 150.000 ni?os y ni?as que no pueden ir a la escuela¡±, asegur¨® el pasado febrero el ministro de Educaci¨®n Stanislas Ouaro. En este contexto, los secuestros de personas se han incrementado, no s¨®lo a occidentales como los que suelen publicar los medios occidentales, sino, la mayor¨ªa, burkineses. Hace una semana le ocurri¨® a un ch¨®fer de una ambulancia, posteriormente liberado tras un proceso de negociaci¨®n.
La incapacidad del Estado burkin¨¦s para hacer frente a este desaf¨ªo est¨¢ provocando que haya zonas del pa¨ªs totalmente fuera de su control y que la actividad terrorista se extienda hacia el sur. El norte de Costa de Marfil, Togo y Ben¨ªn, donde se produjo el secuestro de dos franceses y el asesinato de su ch¨®fer benin¨¦s el pasado 1 de mayo, ya comienzan a sufrir infiltraciones, lo que unido a la inestabilidad en N¨ªger, cumple las peores expectativas de expansi¨®n de la violencia, recluida en 2012 en el norte de Mal¨ª y hoy en franco crecimiento.
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