Un t¨²nel como medida del europe¨ªsmo
El pol¨¦mico proyecto de alta velocidad entre Lyon y Tur¨ªn activa un vibrante pulso de la sociedad civil en la ciudad italiana
El 17 de julio de 1747, 4.800 soldados piamonteses se atrincheraron para frenar el avance de 40.000 franceses. Nadie daba un escudo por ello, especialmente su comandante, el conde Giovanni Battista Cacherano di Bricherasio, que les autoriz¨® a salir zumbando de ah¨ª. La respuesta, en dialecto piamont¨¦s, lleg¨® al poco. ¡°Dite a Turin che da si nojautri i bogioma nen¡±. Ese ¡°de aqu¨ª no nos movemos¡± ha definido la personalidad turinesa mucho tiempo, convirti¨¦ndose en un lema de la ciudad. Pero tambi¨¦n habla de un cierto clima que se respira estos d¨ªas en un lugar dividido que busca ejercer de contrapunto al relato general que vive el pa¨ªs. Una resistencia c¨ªvica aflorada en el Sal¨®n del Libro, donde su director expuls¨® a una editorial declaradamente fascista que publicaba un tomo de entrevistas a Matteo Salvini. Incluso en instituciones de progreso como el Museo Egipcio y, especialmente, en una gran protesta c¨ªvica que uni¨® a sindicatos, empresarios y trabajadores en noviembre a favor del t¨²nel de 57 kil¨®metros que deber¨ªa unir Tur¨ªn y Lyon con un tren de alta velocidad (TAV).
Tres de las siete mujeres que organizaron aquella manifestaci¨®n (Roberta Castellina, Simonetta Carbone y Adele Oliveiro) repasan la prensa del d¨ªa en una oficina junto al r¨ªo Po. Son todas profesionales: una arquitecta, una abogada y la fundadora de una empresa de comunicaci¨®n. Aqu¨ª las llaman las madamin, una manera algo despectiva ¡ªellas le han dado la vuelta con iron¨ªa¡ª de referirse a las mujeres casadas cuya suegra sigue con vida. Ellas creen que fue porque cabrearon a algunos. Especialmente a los seguidores del Movimiento 5 Estrellas (M5S), que gobierna la ciudad y ha hecho de la negativa a la alta velocidad una bandera. Pero sacaron a la calle a muchos m¨¢s contra la par¨¢lisis del Gobierno.
Unas 30.000 personas se reunieron en la plaza Castello el pasado noviembre, una cifra alt¨ªsima para una ciudad que no ve¨ªa protestar a un n¨²mero as¨ª de gente desde la famosa marcha de los 40.000, culmen de la huelga de los obreros de Fiat el 14 de octubre de 1980. ¡°No somos de ning¨²n partido, no es una cuesti¨®n ideol¨®gica. Pero la gente est¨¢ cansada de que le digan no. Primero a los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno, luego a la gran muestra de los impresionistas, tambi¨¦n al TAV¡±, explica Simonetta Carbone, una de las organizadoras.
Torino, gobernada por Chiara Appendino (M5S), vive instalada en la paradoja de una ciudadan¨ªa tradicionalmente emprendedora y una administraci¨®n tendente a decir ¡°no¡±. La burgues¨ªa industrial, hist¨®ricamente vinculada a movimientos progresistas y culturales, ha vivido con cierta amargura la llegada al Gobierno del M5S y la Liga en Italia. En parte por ello, la primera manifestaci¨®n de las madamin logr¨® reunir en la misma plaza a sindicatos, trabajadores y al sector industrial. La infraestructura, cuya finalizaci¨®n costar¨ªa unos 3.000 millones de euros ¡ªrescindir el contrato podr¨ªa ser incluso m¨¢s caro¡ª es clave para todos ellos.
La ciudad vivi¨® en noviembre su mayor manifestaci¨®n desde la huelga de los obreros de Fiat en 1980
El proyecto de t¨²nel que deber¨ªa atravesar los Alpes y permitir¨ªa plantarse en Par¨ªs en tres horas y media lleva 30 a?os en la mesa de debate.?Seg¨²n el Observatorio sobre el impacto de la l¨ªnea de alta velocidad, m¨¢s de 42 millones de toneladas de mercanc¨ªas pasaron entre Francia e Italia en 2016 y de estas solo un 7,7 % fueron transportadas en trenes, pero con esta nueva l¨ªnea el 95 % ser¨ªan trasladas por v¨ªa ferroviaria, y se reducir¨ªa en tres millones el n¨²mero de camiones. El inter¨¦s ciudadano y empresarial para revitalizar una excapital de la automoci¨®n, que ha evitado un final al estilo de Detroit, est¨¢ fuera de dudas. Pero las cuestiones ambientales, un cierto recelo hacia las grandes obras del M5S ¡ªen Roma renunciaron a celebrar unos Juegos Ol¨ªmpicos¡ª y un enconamiento de las relaciones con Francia y el resto de Europa lo frenan.
Preocupaci¨®n empresarial
Los empresarios est¨¢n preocupados. El PIB per c¨¢pita de la regi¨®n, en torno a los 30.000 euros, es 8.000 euros m¨¢s bajo que el de Lombard¨ªa y las empresas que han tomado el liderazgo hoy tienen un peso insuficiente para enderezar la situaci¨®n. La econom¨ªa de Piamonte, alejada ya de la automoci¨®n o la industria sider¨²rgica, se apoya hoy en sectores como la confiter¨ªa, representados por la pujanza de empresas como Ferrero. Pero para Giuseppe Berta, historiador experto en la industria de la zona, el problema tardar¨¢ tiempo en solucionarse. ¡°Hemos perdido los motores del pasado. Fiat, pero tambi¨¦n todo lo que hab¨ªa alrededor. El a?o pasado fue el mejor a?o de la exportaci¨®n en los sectores del caf¨¦, el chocolate y la confiter¨ªa. Es el capitalismo ligero. Y con eso no basta a una regi¨®n con 4,4 millones de habitantes¡±.
¡°La gente est¨¢ cansada de que le digan no¡±, dice una de las organizadoras
La ciudad, esa es la parte buena, est¨¢ acostumbrada a reinventarse. Algunos bromean estos d¨ªas con que primero les quitaron la capitalidad pese a haber unificado a Italia. Luego se march¨® Fiat, el motor industrial creado por la familia Agnelli que permiti¨® su desarrollo y cuya mano de obra termin¨® en Australia (se perdieron 120.000 puestos de trabajo). El a?o pasado, para colmo, fueron las Olimpiadas de Invierno, que el M5S se neg¨® a coorganizar con Mil¨¢n y que tra¨ªan el optimista eco de aquellas celebradas en 2006. Por eso, lo poco que quedaba, como el Sal¨®n del Libro, hab¨ªa que pelearlo.
La feria, la m¨¢s importante de Italia, pas¨® por un bache y Mil¨¢n trat¨® de adue?¨¢rsela. Pero la propia ciudadan¨ªa y el tes¨®n de su director, Nicola Lagioia, la recuperaron. ¡°Tur¨ªn ha sido tradicionalmente un laboratorio. En el siglo XX fue la ciudad s¨ªmbolo de la econom¨ªa italiana. La industria automovil¨ªstica era la m¨¢s significativa. Cuando eso cambi¨®, hubo un intento de mezclar otros elementos como cultura, comida, arte¡ Hoy se encuentra a mitad de camino. Hay todav¨ªa una burgues¨ªa s¨®lida y tiene los n¨²meros para dar el salto¡±.
En plena depresi¨®n, algunas empresas como la cafetera Lavazza o instituciones culturales de excelencia como el Museo Egipcio, se han convertido en sus nuevos pilares. Su presidenta, Evelina Christillin, defiende en su despacho la libertad de la instituci¨®n y su vocaci¨®n de apertura y progreso. A veces, incluso, les ha costado la ira de los movimientos ultra. Hace un a?o, su director, Christian Greco tuvo que salir a la calle para defender a la instituci¨®n de un escrache basado en un bulo que estaba llevando a cabo Giorgia Meloni, l¨ªder del partido posfascista Fratelli di Italia. El v¨ªdeo, donde Greco le daba un repaso de sentido com¨²n a la ultraderechista, dio la vuelta al mundo.
El compromiso del museo, completamente autofinanciado, es pedag¨®gico y tambi¨¦n social. Pese a que las relaciones con Egipto son fundamentales, la sala principal est¨¢ dedicada a Giulio Regeni, el estudiante asesinado en El Cairo presuntamente por los servicios secretos del pa¨ªs. ¡°Para nosotros lo importante tambi¨¦n es crear un sentido de comunidad. Nuestra tarea no termina en tener una colecci¨®n extraordinaria. Vamos a las c¨¢rceles, a los hospitales, organizamos un torneo de f¨²tbol para inmigrantes, buscamos ser actores de la comunidad ciudadana, evitamos ser elitistas y estar encerrados entre cuatro paredes. Intentamos ser lo que deber¨ªa ser cualquier sitio cultural: un lugar de acogida y debate e integraci¨®n. Somos esto y no cambiaremos nunca¡±. La ciudad, perfore o no finalmente los Alpes, deber¨¢ hacerlo para recuperar su esplendor.
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