La exposici¨®n mexicana a una guerra de aranceles
Las regiones exportadoras, sobre todo en la mitad norte del pa¨ªs, ser¨ªan las m¨¢s afectadas por una eventual confrontaci¨®n comercial
Las exportaciones a los Estados Unidos suponen, aproximadamente, la cuarta parte del PIB mexicano. Ese es el ¨Crealmente descomunal¨C tama?o de la exposici¨®n, del riesgo al que se enfrenta M¨¦xico si Donald Trump cumple su amenaza e impone aranceles progresivos a partir del lunes a menos que su vecino del sur endurezca radicalmente su pol¨ªtica antiinmigraci¨®n. M¨¢s incluso de lo que ya han hecho. Trump est¨¢ empe?ado en utilizar a M¨¦xico como filtro de migrantes para contentar a sus propios votantes, cueste lo que cueste a cualquier lado de la frontera. Pero este coste no est¨¢ distribuido equitativamente. De hecho, lo m¨¢s probable es que lo paguen los mismos se salga con la suya o no: quienes viven m¨¢s pegados a la l¨ªnea que separa ambas naciones.
La variedad en la exposici¨®n a riesgos es algo que suele obviarse cuando hablamos de relaciones comerciales entre pa¨ªses. Lo habitual es entender a los contendientes un bloque. Pero cuando un pa¨ªs llega al grado de inversi¨®n en la exportaci¨®n de manufacturas que ha alcanzado M¨¦xico, los incentivos para centrarse en ciertos sectores crecen a medida que las empresas encuentran huecos en los que cuentan con ventajas comparativas. Los clientes tambi¨¦n se acomodan en estos nichos a medida que adaptan sus h¨¢bitos de compraventa a la oferta que viene de fuera.
Lo que M¨¦xico env¨ªa a EE UU es, sobre todo, veh¨ªculos: el 27% del valor total de las exportaciones en 2018 correspondi¨® a coches, tractores, camiones y partes de los mismos. Pero no solo: la cantidad de equipamientos electr¨®nicos, distribuida en una mir¨ªada de componentes distintos adem¨¢s de los obvios celulares y monitores, es casi igual. Como lo es la maquinaria relativamente pesada. A cierta distancia le siguen los alimentos; aqu¨ª, una exportaci¨®n destaca sobre todas las dem¨¢s: los 3.600 millones de d¨®lares en cerveza que M¨¦xico despach¨® hacia EE UU en 2018. Son estos sectores los que pueden recibir con mayor dolor un eventual impacto arancelario. Es poco probable que sea equivalente al tama?o de la propia tasa: es decir, un arancel del 5% o del 10% no har¨ªa caer la producci¨®n en ese mismo porcentaje. Al fin y al cabo, hay muchos contratos cerrados entre empresas de ambos lados, mucha especializaci¨®n productiva, y una divisa d¨¦bil (el peso) que se est¨¢ adaptando al riesgo comercial. Pero sin duda ser¨¢ un bocado significativo que, por supuesto, no se sentir¨¢ igual en todos los rincones de M¨¦xico.
La especializaci¨®n es tambi¨¦n, y tal vez sobre todo, geogr¨¢fica. Es natural que ciertas zonas se centren en este tipo de industrias para lograr ganancias de eficiencia log¨ªstica, disponer de un flujo de trabajadores a su alrededor y aprovecharse del conocimiento mutuo. A nadie sorprender¨¢ que la mayor¨ªa se encuentren precisamente en el l¨ªmite con EE UU. Chihuahua, Coahuila o Baja California (seguidas de Sonora, Tamaulipas, Nuevo Le¨®n) se encuentran a la cabeza de una lista m¨¢s deseable en otros tiempos que en un d¨ªa como hoy: la de ratio de exportaciones per c¨¢pita. Lo que ha sido sin duda un motor para el crecimiento de todos estos estados es hoy un peligro que viene, adem¨¢s, tanto del norte como del sur.
En las guerras comerciales, lo normal es que cuando una naci¨®n es atacada responda sin demora. Desde la capital mexicana se ha sugerido una posible subida a los aranceles sobre los productos importados desde EE UU. Gracias a a?os de apertura, el proceso productivo de ambos pa¨ªses ha terminado por estar profundamente interconectado. Hay, por ejemplo, bienes complejos finalizados en Coahuila cuyas partes vienen de Texas, o viceversa. Existe, de hecho, un programa destinado a que las empresas que deben importar para exportar puedan retrasar el abono de impuestos y aranceles: el Immex, que lleva m¨¢s de una d¨¦cada cubriendo al 85% de la exportaci¨®n manufacturera de M¨¦xico.
Ciertos municipios acumulan una buena parte de los establecimientos (y, por tanto, de los trabajadores) cubiertos por el Immex. De la misma forma, son algunos, y no todos, los puntos del pa¨ªs en los que una porci¨®n mayor de la poblaci¨®n se dedica a la manufactura. De nuevo, la mayor¨ªa se encuentran m¨¢s cerca que lejos de la frontera.
Al final, resulta que, de una manera o de otra, ser¨¢n estas regiones las que acaben soportando el coste de la negociaci¨®n. Si Trump cumple la amenaza de arancel o la recupera en el futuro pr¨®ximo porque considera que as¨ª podr¨¢ forzar al gobierno mexicano a aceptar las preferencias migratorias de sus votantes m¨¢s extremos, el coste se pagar¨¢ en forma de demanda progresivamente m¨¢s baja, con los consiguientes despidos y cierres de empresa. Si M¨¦xico cede, ser¨¢n estos mismos puntos?en la etapa final del camino de los migrantes los que asuman buena parte de las consecuencias de una pol¨ªtica m¨¢s restrictiva, estructurando la acogida a la sombra de un muro cada vez menos metaf¨®rico. Como lo han hecho hasta ahora.
En este pulso, por tanto, est¨¢ claro qui¨¦n va a perder. Pero no tanto qui¨¦n puede ganar si se mantiene m¨¢s all¨¢ de la amenaza inmediata. Es cierto que en el corto plazo el poder de negociaci¨®n mexicano es, como pa¨ªs, sustancialmente menor al estadounidense: los tama?os y grados de diversificaci¨®n de ambas econom¨ªas no son comparables. M¨¦xico no puede soportar con facilidad un ataque frontal del que es su mayor cliente. Es por ello, claro, que lleva d¨ªas concediendo en materia migratoria para contentar a Trump.
Pero si lo miramos desde un ¨¢ngulo estrictamente pol¨ªtico hay un dato que deber¨ªa preocupar m¨¢s a Trump que a su contraparte: en caso de que tenga lugar una guerra comercial, en esta negociaci¨®n o en las que est¨¢n por venir, son ciertos estados necesarios para la victoria del mandatario republicano en 2020 los que m¨¢s sufrir¨¢n el impacto dentro de EE UU. En el otro lado, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador fundament¨® su victoria en feudos no precisamente exportadores. El margen que le da esto no es considerable, pero es, y puede ser aprovechado en casos extremos. Adem¨¢s, no solo la siguiente elecci¨®n presidencial le queda mucho m¨¢s lejos a M¨¦xico, sino que el propio L¨®pez Obrador no est¨¢ sometido a las urnas por la limitaci¨®n de mandatos que rige en su pa¨ªs. Si, como algunos sospechan, la amenaza de Trump no terminar¨¢ con un eventual acuerdo antes del lunes, y tiene una parte de bluff de quien se pretende un jugador de p¨®ker experimentado, deber¨ªa revisar que sus cartas en la partida de largo plazo no son tan buenas como cree.
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