Un soberano cacahuate
Los migrantes centroamericanos son los grandes perdedores de la negociaci¨®n con Trump
Donald Trump logr¨® su objetivo. Y, como siempre, fue para mal. Su amenaza de tasar con un nuevo arancel las exportaciones mexicanas a Estados Unidos si M¨¦xico no endurec¨ªa a¨²n m¨¢s sus medidas para frenar la inmigraci¨®n ilegal, puso de cabeza al gobierno de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Y la reacci¨®n fue r¨¢pida porque no quedaba m¨¢s remedio. El canciller Ebrard viaj¨® a Washington al frente de una comisi¨®n negociadora con la encomienda de conseguir un acuerdo y evitar el golpe.
M¨¢s all¨¢ de las an¨¦cdotas que dej¨® la semana (como la del funcionario que fue captado comiendo unos cacahuatitos en mitad de un encuentro de la misi¨®n nacional con la l¨ªder dem¨®crata Nancy Pelosi y en el que las redes se cebaron, rebautiz¨¢ndolo como Lord Cacahuates, como si hubiera violentado alguna clase de sagrado protocolo), m¨¢s all¨¢ del debate interno y la tensi¨®n palpable en el pa¨ªs, el hecho es que al gobierno no le qued¨® otra salida que ser realista y tragar la amargu¨ªsima p¨ªldora que Trump nos administr¨®. El precio a pagar a cambio del acuerdo que ¡°suspende indefinidamente¡± la aplicaci¨®n de los aranceles, es tremendo. M¨¦xico tendr¨¢ que convertirse en una suerte de met¨¢fora viviente del famoso muro que el presidente del pa¨ªs vecino asegur¨® que construir¨ªa para detener la inmigraci¨®n y, as¨ª, ¡°reducir dr¨¢sticamente o frenar del todo¡± a los migrantes. El entrecomillado, claro, pertenece a Trump. Una vez m¨¢s, el presidente de EU ha utilizado a M¨¦xico como pi?ata para fortalecerse pol¨ªticamente. Hay dos consecuencias inmediatas de esta especie de pacto con el diablo que acabamos de firmar. La primera, y m¨¢s visible, es que el gobierno de L¨®pez Obrador ha desatado una operaci¨®n de control de da?os, cuyo lado m¨¢s visible fue el acto masivo convocado por el presidente mexicano en Tijuana, que originalmente tratar¨ªa de convertirse en una muestra de unidad nacional y que, tras anunciarse el acuerdo, se qued¨® en una ceremonia de celebraci¨®n un poco aguada.
S¨ª: L¨®pez Obrador, Ebrard y el gobierno pueden sentirse relativamente satisfechos por haber toreado el peligro inmediato. El problema es que al ha bercedido a un chantaje, otra vez, se le sigue dando carta abierta a Trump para recurrir a su sistema de extorsi¨®n infinitamente. Y ¨¦l lo sabe. Su intenci¨®n es conservar a M¨¦xico como un reh¨¦n que le permita ganar apoyos, imagen y votos (no olvidemos que el asunto de fondo,m¨¢s que la inmigraci¨®n ilegal en s¨ª, es el r¨¦dito electoral que puede exprim¨ªrsele al tema y los republicanos ya piensan en la campa?a de reelecci¨®n). Para el gobierno mexicano, sin embargo, no es f¨¢cil presentar como un triunfo este episodio. S¨ª: la cosa pudo ser mucho peor. S¨ª: la reacci¨®n fue r¨¢pida y menos mal que se produjo. Pero la situaci¨®n no est¨¢ ni mucho menos resuelta. Nos tienen tomados por el cuello.
La segunda consecuencia es, con mucho, la peor, porque no se trata de la imagen de los gobiernos y de sus forcejeos, sino de la vida de miles de inmigrantes, en su mayor¨ªa centroamericanos, pero tambi¨¦n de varias procedencias m¨¢s. Si su paso por M¨¦xico ya estaba lleno de obst¨¢culos y riesgos indecibles, la cosa no har¨¢ sino empeorar, ahora que el gobierno se ha comprometido a mandar a la reci¨¦n creada Guardia Nacional a frenar en seco el tr¨¢nsito desde la frontera sur (y, de paso, se complica con el despliegue la idea de convertir a la Guardia Nacional en la punta de lanza de la estrategia para frenar la violencia en el pa¨ªs).
Los migrantes son, fuera de toda duda, los grandes perdedores de la negociaci¨®n. Porque Trump gan¨® la partida, el gobierno mexicano gan¨® un poco de tiempo y espacio, pero los migrantes solo perdieron. Y antes de que caigamos en la tentaci¨®n trumpiana de satanizarlos y de convertirnos en papagayos que proclamen que ponen la¡°soberan¨ªa¡± nacional en riesgo, deber¨ªamos comprender que la victoria de una pol¨ªtica de migraci¨®n restrictiva y policial equivale tambi¨¦n a la derrota de la compasi¨®n, la solidaridad y la humanidad. Tres cosas que a Trump le valen, a ¨¦l s¨ª, un soberano cacahuate.
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