Rory de Arabia, seductor y esp¨ªa
El candidato a liderar el Partido Conservador brit¨¢nico Rory Stewart, exmilitar, exdiplom¨¢tico y se?alado por la prensa por sus a?os como agente, da la sorpresa
En una de sus primeras intervenciones como diputado en la C¨¢mara de los Comunes, Rory Stewart tuvo que responder sobre la conservaci¨®n del erizo en la campi?a inglesa. ¡°El zorro sabe muchas cosas, el erizo solo una pero muy importante¡±, cit¨® Stewart al griego Arqu¨ªloco ¡ªen lat¨ªn, nadie es perfecto¡ª, en uno de los discursos m¨¢s memorables que se recuerdan en Westminster. Este pol¨ªtico de 46 a?os se ha convertido en el conservador favorito de los medios y opinadores laboristas, pero tambi¨¦n de aquellos compa?eros de partido que a?oran cierta sensatez, honestidad y hasta altura intelectual en el debate pol¨ªtico actual.
Fruto del elitista colegio de Eton y de la Universidad de Cambridge (Pol¨ªtica, Filosof¨ªa, Econom¨ªa, como manda el canon), Stewart parece rescatado del lado m¨¢s soleado y brillante de los a?os del Imperio Brit¨¢nico. Hijo de un relevante escoc¨¦s que aspir¨® en su d¨ªa dirigir el MI6 (el servicio de espionaje exterior del Reino Unido), citaba con 13 a?os pasajes enteros de La Tierra Bald¨ªa de T. S. Eliot ¡ª ¡°Abril es el mes m¨¢s cruel...¡±¡ª, fue tutor de los pr¨ªncipes Enrique y Guillermo, militar (por un breve a?o en el que no entr¨® en combate), diplom¨¢tico y aventurero y escritor de ¨¦xito. Su libro The Places in Between (Los lugares en mitad del camino), en el que narr¨® sus dos a?os de recorrido en solitario por Asia, y especialmente su experiencia en Afganist¨¢n, fue un ¨¦xito de ventas elogiado por la cr¨ªtica literaria.
Inesperadamente, con una campa?a a pie de calle, iniciada bajo la lona de un circo, y un bombardeo constante de mensajes en las redes sociales grabados por ¨¦l mismo en su tel¨¦fono m¨®vil, Stewart ha conseguido despertar el entusiasmo que solo despiertan los que no tienen nada que perder y se?alan que el emperador no lleva ropa.
La prensa conservadora ha comenzado a escarbar en su pasado. The Daily Telegraph llevaba a primera p¨¢gina esta semana sus a?os como esp¨ªa al servicio del MI6. No es una acusaci¨®n nueva, ni est¨¢ claro que resulte eficaz en su prop¨®sito descalificador. En primer lugar, porque Stewart tiene la ventaja de que todo el mundo entiende algo obvio: la primera obligaci¨®n de un esp¨ªa es negar que lo sea. Pero sobre todo, porque puestos a comparar pecados, la opini¨®n p¨²blica est¨¢ dispuesta a aceptar m¨¢s la pasada vida secreta de Stewart que los tiempos de Johnson como periodista marrullero.
En el primer debate entre los candidatos, el esp¨ªa que surgi¨® de la nada encandil¨® a la audiencia al denunciar la batalla de gallos protagonizada por sus rivales, todos ellos dispuestos a imponer el Brexit a pesar de Bruselas. Stewart se limit¨® a recordarles que lo que no puede ser no puede ser, y adem¨¢s es imposible. Y les aconsej¨® que, como ¨¦l mismo aseguraba haber hecho, se leyeran las m¨¢s de 500 p¨¢ginas del Acuerdo de Retirada que Theresa May negoci¨® con la UE y del que todos reniegan ahora.
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