Eh, Bolsonaro, hasta el pene empeque?ece
El Gobierno envenena Brasil al aprobar pesticidas a una velocidad in¨¦dita
?Qu¨¦ har¨ªa que Bolsonaro escuchara lo que no quiere escuchar o, por lo menos, prestara atenci¨®n a lo que dicen los que no pertenecen a su clan? Como la urgencia de los acontecimientos exige medidas extremas, que alguien sea tan amable de informar al antipresidente de un estudio que se difundi¨® en el canal History e hizo arder Twitter durante el fin de semana. Realizado por cient¨ªficos de la universidad de Padua, en Italia, muestra que los j¨®venes que est¨¢n expuestos al compuesto industrial t¨®xico PFOS (sulfonato de perfluorooctano) est¨¢ comprobado que tienen el pene m¨¢s peque?o y delgado que la media, adem¨¢s de problemas de fertilidad. Otro efecto colateral ser¨ªa el aumento de hormonas femeninas en los hombres. Desde 2009, este veneno se utiliza de forma restringida en los 182 pa¨ªses que forman parte del Convenio de Estocolmo. Aun as¨ª, Brasil es uno de los grandes productores mundiales de sulfluramida, un pesticida utilizado para combatir las hormigas que, cuando se degrada en el ambiente, se transforma en PFOS. ?Hasta cu¨¢ndo? Todo indica que hasta dentro de mucho. Y cada vez m¨¢s.
Ninguno de los gobiernos anteriores enfrent¨® de forma suficientemente responsable la cuesti¨®n de los pesticidas, porque afecta a los intereses de poderosas empresas multinacionales y de los que se enriquecen (y salen elegidos) defendiendo las ganancias de la industria del veneno. Desde los estertores del Gobierno de Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), y la ascensi¨®n de Michel Temer, del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (MDB), la aprobaci¨®n de los pesticidas ha aumentado de velocidad y, en el Gobierno de Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), ha alcanzado niveles sin precedentes hist¨®ricos. El Ministerio de Agricultura lo dirige Tereza Cristina. Representa la agroindustria y, por los servicios prestados al sector como diputada, se la conoce desde sus tiempos en el Parlamento como ¡°la musa del veneno¡±. Desde la investidura de Bolsonaro, la media de aprobaci¨®n ha sido de m¨¢s de un pesticida por d¨ªa.
?Qu¨¦ podr¨ªa ser m¨¢s importante que lo que respiramos, comemos y bebemos?
Como no vemos el veneno que comemos, bebemos y respiramos, ni el que est¨¢ a nuestro alrededor, diseminado en el medio ambiente, esta percepci¨®n no adquiere la dimensi¨®n de alarma que deber¨ªa. Lo que puede provocar enfermedades fatales e incluso mutaciones gen¨¦ticas entra en nuestro cuerpo por la boca, los pulmones y los poros sin que lo notemos. ?Qu¨¦ podr¨ªa ser m¨¢s importante que lo que respiramos, comemos y bebemos? Pocas cosas, quiz¨¢s ninguna. Solo que a la poblaci¨®n no se la ha educado para comprender la ciencia que repercute en su d¨ªa a d¨ªa, directamente en la salud. Los nombres complicados de los compuestos qu¨ªmicos ya dificultan el entendimiento. De modo que se acaba prestando poca atenci¨®n a la continua aprobaci¨®n de venenos publicada en el Diario Oficial de la Uni¨®n y a los debates sobre los pesticidas que se entablan en el Congreso.
El estudio realizado con j¨®venes de la buc¨®lica regi¨®n del V¨¦neto, en Italia, se public¨® en la revista The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, en noviembre de 2018. Pero solo el pasado fin de semana tuvo repercusi¨®n en las redes sociales de Brasil. Los cient¨ªficos analizaron a 212 j¨®venes expuestos al veneno y los compararon con otro grupo de control de 171 j¨®venes que no hab¨ªan estado expuestos. La media de edad era de 18 a?os. Aunque sea un grupo peque?o, el estudio se llev¨® a cabo con los criterios correctos y por un equipo reputado. El trabajo profundiza en aspectos que otros cient¨ªficos ya estaban estudiando.
Los j¨®venes expuestos a los productos ten¨ªan el pene m¨¢s peque?o, menos espermatozoides y con movilidad menor, adem¨¢s de una reducida ¡°distancia anogenital¡± (distancia entre en ano y la base de los test¨ªculos, una medida que los cient¨ªficos consideran una marca de salud reproductiva). El porcentaje de espermatozoides con formato normal en el grupo expuesto era poco m¨¢s de la mitad comparada con la del grupo de control. Como los productos qu¨ªmicos se transfieren de las madres a sus beb¨¦s, es probable que los j¨®venes hayan sido contaminados desde antes de que nacieran.
Como se sabe, la palabra ¡°pene¡± es poderosa. Llama especialmente la atenci¨®n en los d¨ªas actuales debido a la obsesi¨®n de Bolsonaro, que no para de generar oportunidades para hablar del pene y su tama?o. Que lo digan los japoneses. El 15 de mayo, un hombre con rasgos asi¨¢ticos se acerc¨® a Bolsonaro en el aeropuerto de Manaos. El extranjero dijo dos palabras: ¡°Brasil¡± y ¡°gostoso¡± (delicioso). El antipresidente reaccion¨® con un ¡°?Ole!¡±, levant¨® los brazos, acerc¨® el dedo pulgar y el indicador y pregunt¨®: ¡°?Lo tienes todo peque?ito?¡±.
D¨ªas despu¨¦s, al comentar la reforma del sistema de pensiones, presentada al pa¨ªs como la cura para todos los males de la tierra con todos los males, afirm¨®: ¡°Si es una reforma japonesa, ¨¦l (el ministro de Econom¨ªa, Paulo Guedes) se va. All¨ª (en Jap¨®n), todo es min¨²sculo¡±. Durante el Carnaval, el antipresidente public¨® en Twitter un v¨ªdeo de dos hombres haciendo una lluvia dorada, para intentar demostrar que la fiesta m¨¢s popular de Brasil ¡ªque satiriz¨® todas las metidas de pata de su Gobierno¡ª era una versi¨®n contempor¨¢nea de Sodoma y Gomorra. No col¨®, y Bolsonaro volvi¨® a pasar verg¨¹enza.
La recurrente referencia a los penes sigue unos cuantos cap¨ªtulos m¨¢s, pero no caben todos en un art¨ªculo sobre el riesgo de los pesticidas. El periodista Naief Haddad analiz¨® detalladamente esa inclinaci¨®n en el art¨ªculo publicado en el peri¨®dico Folha de S. Paulo el 2 de junio: ¡°De la lluvia dorada al chiste de japoneses: la obsesi¨®n f¨¢lica marca Bolsonaro. Los especialistas comentan la fijaci¨®n del presidente con los genitales y la sexualidad¡±.
Bolsonaro demuestra que est¨¢ obsesionado con los falos, pero no parece importarle que el pene de los j¨®venes pueda reducirse con la exposici¨®n a los pesticidas
Cuando la noticia de que hab¨ªa un pesticida relacionado con la reducci¨®n del tama?o y el grosor del pene tuvo repercusi¨®n en Twitter, se cre¨® la expectativa de que quiz¨¢ se pudiera as¨ª llamar la atenci¨®n antipresidencial. Despu¨¦s de todo, nada podr¨ªa ser m¨¢s prometedor: pene y Twitter, dos obsesiones de Bolsonaro finalmente juntas. Sin embargo, parece que no se ha completado la sinapsis en el cerebro antipresidencial. La informaci¨®n que molesta a lo que le conviene a la familia y las ganancias de los aliados funcionan como una especie de criptonita. Si es informaci¨®n cient¨ªfica, peor todav¨ªa. El hecho de que los j¨®venes puedan sufrir alteraciones en el pene y su fertilidad antes incluso de que nazcan no parece ser un asunto que interese a Bolsonaro. Lo realmente importante es la lluvia dorada y los ¡°chistes¡± de japoneses.
Brasil es el ¨²nico pa¨ªs que ha ratificado el Convenio de Estocolmo que tiene permiso para producir sulfluramida. Sharon Lerner, periodista especializada en salud y medio ambiente, afirm¨® en un art¨ªculo publicado en el peri¨®dico The Intercept que, con la prohibici¨®n en otros pa¨ªses, la fabricaci¨®n nacional de la sustancia ha crecido. Entre 2004 y 2015, se produjeron 487 toneladas de PFOS que se liberaron en el medio ambiente, una parte considerable de la contaminaci¨®n global. Adem¨¢s, por una brecha en el tratado, Brasil tambi¨¦n puede exportar el pesticida a varios pa¨ªses.
¡°Mientras gran parte del mundo se esfuerza para acabar con la contaminaci¨®n del compuesto industrial t¨®xico PFOS, Brasil est¨¢ ayudando a aumentar el caos ambiental con la producci¨®n a gran escala, la utilizaci¨®n y exportaci¨®n de sulfluramida, un pesticida que, al degradarse, se convierte en PFOS. Est¨¢ relacionado con el bajo peso de reci¨¦n nacidos, el debilitamiento de la inmunidad, efectos hep¨¢ticos, colesterol elevado, disfunci¨®n del tiroides, c¨¢nceres y otros problemas de salud. El PFOS ya no se fabrica ni se utiliza en la mayor¨ªa de los pa¨ªses¡±, escribi¨® Lerner. ¡°El Convenio de Estocolmo abri¨® brechas para el PFOS, incluso una para utilizarlo para matar hormigas cortadoras de hojas. La sulfluramida est¨¢ hecha de PFOS y, al romperse, se divide en el propio PFOS y otros productos qu¨ªmicos en pocas semanas. Brasil, el ¨²nico pa¨ªs que ha ratificado el tratado que tiene permiso para producir el pesticida, ha conseguido exportarlo sin notificarlo al convenio, porque el acuerdo restringe el PFOS pero no menciona la sulfluramida, que hoy se utiliza extensamente en pa¨ªses como Uruguay, Brasil, Argentina, Paraguay, Colombia y Venezuela, entre otros¡±.
El l¨ªo de la sulfluramida no lo ha provocado Bolsonaro. Sin embargo, con un Gobierno expl¨ªcitamente proveneno, no lo enfrentar¨¢ si no es por una enorme presi¨®n popular. La aprobaci¨®n de los pesticidas es un term¨®metro fiel del poder que tienen el lado podrido de la agroindustria brasile?a y sus cabilderos en cada Gobierno. Tambi¨¦n hay que decir que el lado podrido es el m¨¢s influyente en la agroindustria brasile?a y est¨¢ relacionado con la industria de los pesticidas y la deforestaci¨®n de la selva amaz¨®nica. Dej¨® sus huellas en el Gobierno de Lula y, de forma francamente despreocupada, en el de Dilma Rousseff. Se hizo dominante en el proceso de destituci¨®n de la expresidenta y, con Temer, asumi¨® el Gobierno.
Con Bolsonaro, el lado podrido de la agroindustria no est¨¢ en el Gobierno: es el Gobierno. Y, como se sabe, su poder en el Congreso solo aumenta. El ministro contra el medio ambiente, Ricardo Salles, solo es su chico de los recados. Salles es un subalterno que hace el trabajo sucio de desmantelar el sistema de protecci¨®n ambiental, concentrando la atenci¨®n y las reacciones. Los que mandan, como en los cr¨ªmenes de sangre que ocurren en las favelas y en la selva, prefieren mantenerse m¨¢s discretos, para circular con m¨¢s desenvoltura en las negociaciones estrat¨¦gicas en las altas esferas.
Robotox, el robot que tuitea cada vez que el Gobierno autoriza un nuevo veneno
El furor del Gobierno Bolsonaro por aprobar pesticidas es tan grande que las agencias de periodismo de investigaci¨®n Rep¨®rter Brasil y Ag¨ºncia P¨²blica han decidido crear el Robotox, un robot que tuitea cada vez que el Gobierno autoriza un nuevo veneno. Tambi¨¦n han hecho un mapa para que uno pueda descubrir con cu¨¢ntos pesticidas se hace el agua que bebe. Un estudio realizado por las dos organizaciones entre enero y mayo ha revelado que se autorizaron 166 pesticidas, seg¨²n el Diario Oficial de la Uni¨®n. De estos, 48 son considerados ¡°extremadamente t¨®xicos¡±. Solo el 5% se fabrica por completo en Brasil, lo que significa que el pa¨ªs sigue siendo un gran importador de pesticidas producidos en pa¨ªses como China, India, Jap¨®n y Estados Unidos.
Seg¨²n Greenpeace, el 25% de los productos aprobados por el Gobierno este a?o est¨¢n prohibidos en la Uni¨®n Europea. ¡°Lo que vemos es que Brasil se ha convertido en un dep¨®sito de pesticidas que est¨¢n prohibidos fuera¡±, dijo al portal de noticias G1 Marina Lac?rte, especialista en agricultura y alimentaci¨®n de Greenpeace. De todos los venenos aprobados en 2019, ocho son mol¨¦culas o mezclas de glifosato, un herbicida asociado a un tipo de c¨¢ncer en litigios millonarios en Estados Unidos, y blanco de controversias tambi¨¦n en Brasil. Hoy, seg¨²n el @Robotox, ya se han autorizado 197 pesticidas desde el inicio del a?o.
El progresivo envenenamiento del pa¨ªs tambi¨¦n ha generado noticias cada vez m¨¢s alarmantes. Entre diciembre y febrero, m¨¢s de 500 millones de abejas fueron encontradas muertas en cuatro Estados brasile?os, 400 millones de ellas en R¨ªo Grande del Sur. Los cient¨ªficos indican que el principal responsable es el contacto de las abejas con pesticidas a base de neonicotinoides y de Fipronil, un producto prohibido en Europa desde hace m¨¢s de una d¨¦cada. Utilizados en la fumigaci¨®n, los venenos se diseminan en el ambiente.
Las abejas son las principales polinizadoras de las plantas. Seg¨²n la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO), el 75% de los cultivos destinados a la alimentaci¨®n humana del planeta dependen de estos insectos, que la fumigaci¨®n de pesticidas est¨¢ matando a millones. Si la masacre contin¨²a, no hace falta ser cient¨ªfico ni tener una inteligencia superior a la media para prever el pr¨®ximo cap¨ªtulo.
En los a?os 90, surgieron las primeras investigaciones sobre suicidios provocados por los pesticidas utilizados en las plantaciones de tabaco de R¨ªo Grande del Sur, en municipios como Ven?ncio Aires y Santa Cruz del Sur. Desde entonces, se ha convertido en una l¨ªnea de investigaci¨®n en diversas universidades. En 2018, el periodista Solano Nacimiento, profesor de la Universidad de Brasilia, cruz¨® los n¨²meros de suicidios de los ¨²ltimos diez a?os registrados por el Ministerio de Sanidad con el censo del Instituto Brasile?o de Geograf¨ªa y Estad¨ªstica de todos los municipios brasile?os de m¨¢s de 100.000 habitantes. Santa Cruz del Sur aparece en primer lugar en Brasil, con una media anual de 16 suicidios por cada 100.000 habitantes. La media de Brasil es de 5 por cada 100.000 habitantes.
A partir de la Ley de Acceso a la Informaci¨®n, de la investigaci¨®n en notar¨ªas y de entrevistas con familiares, el periodista sigui¨® cruzando datos. Entonces descubri¨® que, analizando solo la poblaci¨®n de productores de tabaco de Santa Cruz del Sur, el n¨²mero de suicidios se multiplica de forma alarmante: son 67 por cada 100.000 habitantes.?El reportaje, publicado en la revista Veja el 26 de octubre de 2018, la v¨ªspera de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, recibi¨® mucha menos atenci¨®n de la que deber¨ªa. Dos d¨ªas despu¨¦s, Brasil elegir¨ªa al presidente que puede convertirse en el plusmarquista de autorizaci¨®n de venenos.
Seg¨²n la ministra del veneno, autorizar pesticidas r¨¢pidamente es combatir la ideolog¨ªa que ¡°retrasaba¡± el proceso
El lenguaje se utiliza tambi¨¦n para exiliar a quienes los due?os del poder prefieren lejos de las decisiones. Y para encubrir lo que est¨¢ en juego. Este es uno de los objetivos del proyecto de ley 6.299/02, conocido como ¡°paquete de veneno¡±, en tr¨¢mite en el Congreso. Si se aprueba, la palabra ¡°agrot¨®xico¡± (pesticida) se eliminar¨¢ de los embalajes de los productos y de los documentos oficiales y se sustituir¨¢ por ¡°defensivo agr¨ªcola¡± y ¡ªla desfachatez m¨¢xima¡ª ¡°defensivo fitosanitario¡±.
As¨ª, el agricultor que utilice alguno de estos productos podr¨¢ olvidarse de que se est¨¢ envenenando y de que est¨¢ envenenando a quienes consumen los alimentos que produce, al igual que al medio ambiente. Como el lenguaje ya se ha pervertido en Brasil, los defensores del proyecto de ley afirman que ¡°agrot¨®xico¡± es una palabra ¡°ideol¨®gica¡±.
La velocidad con la que se han aprobado los pesticidas la defiende el Gobierno con palabras como ¡°desburocratizaci¨®n¡± y ¡°flexibilizaci¨®n¡±. Seg¨²n la ministra del veneno, hay que combatir la ¡°ideolog¨ªa¡±. ¡°Es seguro autorizar estos productos, que estaban en una cola enorme y los frenaban problemas ideol¨®gicos¡±, afirm¨® en la apertura de una feria en Uberaba, en el Estado de Minas Gerais.
Brasil utiliz¨® casi 540.000 toneladas de ingredientes activos de pesticidas en 2017. Veneno que va a parar al aire, al agua, a nuestros cuerpos. Todo indica que, sin la ¡°ideolog¨ªa¡± que moleste y retrase el proceso, el Gobierno de Bolsonaro podr¨¢ mejorar ese rendimiento, perfeccionar el envenenamiento de la poblaci¨®n y aumentar las ganancias de las multinacionales de pesticidas. Hay una lista de 1.000 venenos esperando que los autoricen.
En nombre del ¡°combate a la ideolog¨ªa¡±, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria ha desplazado funcionarios de otras ¨¢reas al sector de los pesticidas, para acelerar el proceso. Como demuestran las acciones, el Gobierno de Bolsonaro cree que lo que necesita Brasil es m¨¢s veneno. El que ya est¨¢ ah¨ª, en nuestro est¨®mago y nuestros pulmones, es poco. Hay que exponer a los brasile?os a m¨¢s para arrancar la ideolog¨ªa de dentro de nuestras barrigas. Quiz¨¢ con un c¨¢ncer.
El bolsonarismo ha intoxicado Brasil de muchas maneras. Las relaciones interpersonales se han envenenado, las redes sociales est¨¢n contaminadas, las personas sienten el odio como un s¨ªntoma de una enfermedad persistente. La violencia de las elecciones, continuada por el Gobierno que mantiene el clima de guerra civil como estrategia para ocupar el poder, ha provocado efectos profundos en la salud f¨ªsica y mental de las personas. Sin embargo, como Brasil est¨¢ m¨¢s all¨¢ de las met¨¢foras, hay que despertar de pie ante el hecho de que el Gobierno de Bolsonaro est¨¢ tambi¨¦n ¡ªy literalmente¡ª envenenando a la poblaci¨®n.
Eliane Brum es escritora, reportera y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes ¨C o Avesso da Lenda, A Vida Que Ningu¨¦m v¨º, O Olho da Rua, A Menina Quebrada, Meus Desacontecimentos, y de la novela Uma Duas. Sitio web: desacontecimentos.com. E-mail: elianebrum.coluna@gmail.com. Twitter: @brumelianebrum. Facebook: @brumelianebrum
Traducci¨®n de Meritxell Almarza
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