Entre el saboteo y el control

Me entregaron una carta, en ella se dec¨ªa que para visitar determinados territorios la comunidad internacional deb¨ªa pedir permiso al Gobierno. Por ejemplo, las visitas solo deb¨ªan ser la segunda y cuarta semana de cada mes, entre los mi¨¦rcoles y viernes. Adem¨¢s, siempre la delegaci¨®n internacional deb¨ªa estar acompa?ada de personal del Gobierno y se deb¨ªa especificar el objetivo de cada visita. Inicialmente, pens¨¦ que la carta se refer¨ªa a un pa¨ªs de r¨¦gimen comunista t¨ªpico de la ¨¦poca de la guerra fr¨ªa, pues todo estaba controlado y nada se dejaba al azar. Aunque tambi¨¦n cab¨ªa la posibilidad de que fuera uno de esos reg¨ªmenes inexpertos en el manejo de las relaciones internacionales y con propensiones neopopulistas. La segunda opci¨®n era la correcta.

La carta fue enviada por la canciller¨ªa colombiana a m¨¢s de una decena de pa¨ªses, la mayor¨ªa pertenecientes a la Uni¨®n Europea. En ella, se establec¨ªa que la visita a los ETCR quedaba condicionada al control del Gobierno colombiano. Los ETCR son las zonas donde inicialmente se concentraron los exguerrilleros de las FARC para la dejaci¨®n de armas; una vez se entregaron todas las armas, pasaron a ser zonas de capacitaci¨®n y reincorporaci¨®n de excombatientes. Igualmente, cuando ya no hab¨ªa armas, estas peque?as zonas geogr¨¢ficas comenzaron a ser de libre tr¨¢nsito, es decir, cualquier persona pod¨ªa entrar o salir de all¨ª. Desde ese momento, se acababan las condiciones de restricciones. De eso hace m¨¢s de dos a?os.

Los diplom¨¢ticos est¨¢n desconcertados con la carta, una sensaci¨®n entre molestia y risa, pues este tipo de controles son comunes en reg¨ªmenes autoritarios y adem¨¢s demostraba lo inexperto del equipo de la canciller¨ªa colombiana. En todo caso, la pregunta es por qu¨¦ el Gobierno colombiano desea restringir el acceso de la comunidad internacional a estas zonas y controlar la informaci¨®n que de ah¨ª sale. Son tres respuestas.

La primera, es que en los viajes del presidente Iv¨¢n Duque, principalmente a Europa, el Gobierno colombiano hace un despliegue de agenda basada en el proceso de paz, ah¨ª los integrantes del Ejecutivo manifiestan que van a cumplir, que Colombia ha mejorado y que seguir¨¢n cumpliendo y mejorando en los puntos de la implementaci¨®n que atraviesan dificultades. Sin embargo, en el interior de Colombia, sus acciones se resumen en el saboteo al proceso de paz: torpedean la justicia transicional, sabotean el proceso de reincorporaci¨®n e incumplen los puntos centrales del acuerdo como el tema de tierras o participaci¨®n pol¨ªtica. Adem¨¢s, la ret¨®rica contra la paz por parte de partido de Gobierno es demoledora y constante.

Como era de esperarse, a nivel internacional el presidente Duque est¨¢ quedando como un mentiroso. Nadie le cree sus ¡°esfuerzos por la paz de Colombia¡±, por el contrario, sus acciones son le¨ªdas como intentos de enga?o. Debido a esto, el Gobierno colombiano necesita controlar la informaci¨®n que sale de los ETCR.

La segunda respuesta es aun m¨¢s complicada. No debe olvidarse que uno de los principales sustentos del acuerdo de paz es la comunidad internacional, ellos son los que han girado dinero para los proyectos productivos de los exguerrilleros, ellos son los que verifican la ¡°salud¡± del proceso de paz y son los que alzan la voz ante situaciones graves en materia de derechos humanos. Por ejemplo, los informes de asesinatos a l¨ªderes sociales, alrededor de 300 en menos de tres a?os, han dejado mal parado al Gobierno colombiano. Igualmente m¨¢s de 120 excombatientes de las FARC han sido asesinados y varias zonas del pa¨ªs se encuentran en estado de guerra. La idea del Gobierno colombiano es aburrir a la comunidad internacional, para que los informes sobre Derechos Humanos no se repliquen m¨¢s a nivel internacional.

La tercera respuesta es la m¨¢s dram¨¢tica, la intenci¨®n del Gobierno colombiano es aislar a las FARC. Pareciera que para algunos miembros del Ejecutivo, ante la crisis de legitimidad del actual Gobierno de Duque, lo ideal ser¨ªa revivir a las FARC. Revivir el fantasma de la seguridad y con ello subir¨ªan como espuma en las encuestas. Pero para este sector pol¨ªtico, todo esto debe pasar sin que se deje la impresi¨®n de que el uribismo quiere revivir a sus eternos enemigos, m¨¢s bien echarle la culpa al anterior Gobierno y a las propias FARC.