Gritos colombianos (Tierralta, C¨®rdoba)
Mar¨ªa del Pilar Hurtado fue asesinada en la puerta de su casa por un par de sicarios pagados por qui¨¦n sabe qui¨¦n
Colombia ha vivido llena de gritos sueltos, pues aqu¨ª no es nada f¨¢cil plantarse en el mundo, hacer catarsis, expresar lo inexpresable, pero muy pocos gritos han sido tan escuchados ¨Cy tan innegables¨C como los que se escucharon en la ma?ana del viernes pasado. Mar¨ªa del Pilar Hurtado fue asesinada en la puerta de su casa en el municipio de Tierralta, en el sur del departamento de C¨®rdoba, por un par de sicarios pagados por qui¨¦n sabe qui¨¦n. Y como un recordatorio de la cultura de la violencia, y de la ley de la selva que trae la guerra entre las bandas de las drogas, unos minutos despu¨¦s circul¨® por los tel¨¦fonos del pa¨ªs un v¨ªdeo desolador en el que su hijo de nueve a?os grita y llora y se pega contra la pared ante su cad¨¢ver. Qued¨® claro, as¨ª, que el horror no es un rumor. Y que un d¨ªa habr¨¢ de salvarnos la desde?ada, elusiva, postergada empat¨ªa.
Claro: nos salvar¨ªa de una vez la despenalizaci¨®n que es una soluci¨®n a voces, pero no se dar¨¢ mientras solo les convenga a las v¨ªctimas.
En Tierralta, en sus largas calles llenas de ¨¢rboles y tiendas de colores y motos, ha estado sucediendo este pa¨ªs inveros¨ªmil: en estas semanas se ha dado el rescate de un puma, la conmemoraci¨®n del crimen del valeroso cura Restrepo, las inundaciones que han perseguido a tantas familias, el avistamiento de aves en un par de veredas, la reci¨¦n nacida abandonada en una bolsa pl¨¢stica, la inauguraci¨®n de un sistema de energ¨ªa solar, la llegada de 400 soldados con la misi¨®n de replegar la violencia, la entrega sin gloria de un capo del Clan del Golfo, alias Furia, a las autoridades. En Tierralta han estado gritando las familias de los l¨ªderes sociales y los 589 desterrados por las bandas que se disputan el negocio de las drogas desde la salida de las FARC, pero el drama solo fue real cuando apareci¨® el v¨ªdeo del hijo que ve c¨®mo matan a su madre.
Era ¨Crepito¨C nuestra en¨¦sima oportunidad para la empat¨ªa. Y s¨ª: sucedi¨® la solidaridad que enaltece el experimento colombiano. Pero, en plena era de las reacciones, ahora que se han erradicado un par de etapas del duelo y se ha prescindido de por lo menos medio minuto de silencio, tambi¨¦n se dio la man¨ªa de usar la barbarie del d¨ªa para concederse la raz¨®n: ¡°As¨ª dej¨® Santos el pa¨ªs¡±, ¡°as¨ª tiene Duque a Colombia¡±, ¡°fue el ELN¡±, ¡°es el reino de los paramilitares¡±, ¡°no era una lideresa social¡±, se grit¨® en vano. Como la Iglesia que habla de manzanas podridas para eludir, cada vez con menos ¨¦xito, su responsabilidad en los abusos de cientos de curas sin fe, esta cultura tiende a lavarse las manos, a cegarse, a zanjarse, a fabricar chivos expiatorios, a devolverse a un punto en el que la violencia es la salida.
Seg¨²n los caraduras de siempre, que se la pasan diciendo ¡°yo les dije¡± ante las im¨¢genes sangrientas, no es que necesitemos terapia, no es que seamos sordos a los gritos ajenos, no es que sea esta una cultura de la violencia ni una sociedad desquiciada e impune en la que por pocos pesos un sicario puede dispararle a una madre enfrente de su hijo. Es que aqu¨ª hay unas cuantas manzanas podridas ¨Cunos asesinos, unos mafiosos, unos villanos, unos idiotas ¨²tiles nom¨¢s¨C que quieren arruinar el para¨ªso. Seg¨²n los caraduras de siempre, la soluci¨®n no es encarar el trastorno nuestro de cada d¨ªa, no es parar el pa¨ªs hasta que sea impensable el aniquilamiento de los propios y de los extra?os, sino extraditar y erradicar a los verdugos de hoy: proteger el ojo del hurac¨¢n por siempre y para siempre.
Repiten lo obvio: que la violencia no empez¨® con el Gobierno de Duque. Pero la medida de esta presidencia va a ser su liderazgo para que seamos capaces ¨Co no¨C de exorcizar la tradici¨®n del exterminio de esta humanidad hecha en Colombia.
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