Carrie Lam, la l¨ªder que prometi¨® unir Hong Kong y aument¨® la divisi¨®n
La jefa del Gobierno de la antigua colonia brit¨¢nica afronta un futuro incierto tras las masivas protestas contra el proyecto de ley que permit¨ªa extraditar sospechosos a China
Es 1978. Un grupo de alumnos de la Universidad de Hong Kong se dirigen, cargados con una pancarta, a manifestarse frente al poder establecido en la entonces colonia brit¨¢nica. Entre ellos una veintea?era de media melena y enormes gafas participa con gesto concentrado. 42 a?os despu¨¦s, las tornas han cambiado: aquella joven, Carrie Lam Cheng Yuet-ngor, ocupa a los 62 a?os la silla de mando como jefa del gobierno aut¨®nomo hongkon¨¦s. Y afronta una ola de manifestaciones masivas, contra ella y su Ejecutivo, incluida la?ocupaci¨®n del Parlamento, que?se ha convertido en el mayor desaf¨ªo a Pek¨ªn de las ¨²ltimas d¨¦cadas.
A estas alturas, no queda duda de que Lam es tremendamente impopular. Una encuesta de la Universidad de Hong Kong a mediados de junio, en pleno fragor manifestante, le atribu¨ªa una aprobaci¨®n del 23%, el nivel m¨¢s bajo para un jefe de gobierno desde el regreso de Hong Kong a la soberan¨ªa china en 1997. En las manifestaciones, el grito de ¡°Carrie Lam, dimisi¨®n¡± es uno de los m¨¢s coreados; su imagen, una de las m¨¢s presentes, en carteles en los que se la representa dentro de una jaula de bamb¨², o con los colores de la bandera china, para subrayar su adhesi¨®n al Gobierno central. Sus promesas de que el proyecto de ley de extradici¨®n que ha desatado la ola de protestas "est¨¢ muerto" han sido acogidas con incredulidad y burla entre sus opositores.
¡°Carrie Lam es una marioneta de Pek¨ªn¡±, subraya el activista juvenil Joshua Wong, fundador del partido Demosisto. Esta caracterizaci¨®n no es ninguna novedad: los cuatro jefes del Ejecutivo aut¨®nomo hongkon¨¦s desde 1997 han sido tachados de lo mismo. Es una consecuencia inevitable del peculiar sistema electoral del territorio, que solo permite el sufragio indirecto, a trav¨¦s de un comit¨¦ de notables, para designar al ministro jefe entre dos o tres candidatos propuestos por Pek¨ªn. Pero Lam ha logrado irritar a los ciudadanos m¨¢s que cualquiera de sus predecesores. En parte, porque el sentimiento de agravio entre la poblaci¨®n se ha ido acumulando con los a?os. Pero en parte, tambi¨¦n, por su r¨ªgido estilo de gesti¨®n y su percibida falta de empat¨ªa.
A diferencia de sus predecesores, Lam no procede de la pol¨ªtica profesional ni del mundo de la empresa. Su carrera la ha hecho ¨ªntegramente en la Administraci¨®n, como funcionaria, donde no ha tenido que demostrar cintura para cerrar un negocio ni sonre¨ªr para ganar votos.
Falta de conexi¨®n con los ciudadanos
En las comparecencias, su lenguaje corporal es distante, su vocabulario muy formal y no consigue conectar con los ciudadanos. ¡°Falta de sinceridad¡±, ¡°arrogancia¡±, ¡°no escucha a la gente¡± son algunas de las cr¨ªticas que m¨¢s se escuchan entre los manifestantes. Sus comentarios acerca de que se acabar¨¢ retirando en la campi?a brit¨¢nica ¡ªdonde reside su marido, el matem¨¢tico Lam Siu-por, y que sus dos hijos visitan con frecuencia¡ª tambi¨¦n ha contribuido a su imagen de se?orona poco comprometida con el futuro de Hong Kong.
Tras la primera marcha de un mill¨®n de personas contra la ley de extradici¨®n, indign¨® a los hongkoneses al insistir en que continuar¨ªa la tramitaci¨®n de la medida como si nada. Y a¨²n m¨¢s cuando en una entrevista televisada compar¨® su papel como jefa de Gobierno con el de una madre que no puede malcriar a sus hijos d¨¢ndoles todo lo que le piden. A los dos d¨ªas, miles de madres hongkonesas hab¨ªan organizado una concentraci¨®n de protesta contra ella. ¡°Carrie Lam, no eres mi madre¡± se ha transformado desde entonces en otro de los gritos de batalla de los manifestantes. Lam, entre l¨¢grimas, destac¨® en la misma entrevista televisada: "Mi amor por este sitio me ha llevado a muchos sacrificios personales¡±.
Naci¨® en 1957, la cuarta de un total de cinco hermanos, y se cri¨® en un hogar humilde en Lockhart Road, hoy una zona de mala nota en el centro de la ciudad. Estudi¨® en un colegio de ense?anza cat¨®lica, fe que profesa con vehemencia (ha descrito su nombramiento como una ¡°llamada de Dios¡±). Tras licenciarse en Ciencias Sociales en la Universidad de Hong Kong ¡ªy dejar de participar en manifestaciones¡ª, en 1980 ingres¨® como funcionaria en la Administraci¨®n colonial. Complet¨® sus estudios en la Universidad de Cambridge, donde conoci¨® a su marido.
Hasta 2007 trabaj¨® en varios departamentos de la Administraci¨®n, encargada casi siempre de cuestiones presupuestarias. Su salto al poder ejecutivo le lleg¨® ese a?o, cuando el entonces jefe de Gobierno, Donald Tsang, la nombr¨® secretaria de Desarrollo. En este puesto, su querencia a amenazar con la dimisi¨®n antes que ceder le gan¨® el apodo de ¡°dura luchadora¡±.
El Movimiento de los Paraguas, momento clave
Pek¨ªn se fij¨® en ella en 2014. Ese a?o, las demandas de una parte de la poblaci¨®n de un sistema electoral democr¨¢tico cristalizaron en las protestas juveniles conocidas como Movimiento de los Paraguas, que durante tres meses paralizaron el centro de Hong Kong. Lam se convirti¨® en la interlocutora gubernamental de los l¨ªderes estudiantiles, como n¨²mero dos?del ministro jefe Leung Chung-yin. La ¡°dura luchadora¡± fue fiel a su reputaci¨®n y no cedi¨® en nada. Las protestas se disolvieron por el cansancio, las divisiones internas y, finalmente, la acci¨®n policial.
Tres a?os m¨¢s tarde, en 2017, era una de los tres candidatos a jefe de gobierno y Pek¨ªn hab¨ªa dejado claro que la prefer¨ªa a ella. Obtuvo 777 votos entre los 1.194 del comit¨¦ de notables, aunque las encuestas indicaban que los ciudadanos prefer¨ªan a su rival John Tsang, exsecretario de Finanzas.
En su investidura prometi¨® ¡°unir a la sociedad¡±, pero durante su mandato las divisiones entre la poblaci¨®n hongkonesa no han hecho sino aumentar. Los j¨®venes, en particular, la acusan de haber obedecido en cada momento las instrucciones de Pek¨ªn y de haber mantenido una l¨ªnea de dureza contra los partidos prodemocracia: ha prohibido un partido de inclinaci¨®n independentista y varios candidatos procedentes del Movimiento de los Paraguas han sido inhabilitados.
Aunque ha sido el proyecto de ley de extradici¨®n, que por primera vez hubiera permitido la extradici¨®n de sospechosos a China, lo que ha marcado a Lam. Le quedan tres a?os de mandato, y podr¨ªa optar a la reelecci¨®n, pero es improbable que pueda recuperar la suficiente confianza de los ciudadanos como para gobernar con autoridad. Por ahora, los trabajos del gobierno est¨¢n interrumpidos hasta octubre. Las movilizaciones contin¨²an. Y Pek¨ªn ha constatado con alarma el tama?o de las manifestaciones y el nivel de impopularidad de su protegida. ¡°Xi Jinping ha perdido la confianza en la capacidad de la ministra jefe¡±, opina el catedr¨¢tico de la Universidad China de Hong Kong Willy Lam.
No es costumbre de Pek¨ªn cesar a los cargos que ha apoyado, aunque hayan perdido su confianza. El Movimiento de los Paraguas le cost¨® el puesto a Leung, pero solo tres a?os m¨¢s tarde y en forma de renuncia a la reelecci¨®n. Hoy tampoco se perfilan candidatos viables para sustituir a Lam de inmediato.
Ella misma ha parecido aludir a esa situaci¨®n. Preguntada por los llamamientos a su dimisi¨®n, ha respondido que "renunciar no es algo sencillo para un jefe de Gobierno" ¡ªFinancial Times ha asegurado que ha llegado a dimitir, pero que Pek¨ªn no ha aceptado la renuncia¡ª. Aunque tambi¨¦n ha insistido en que quiere que los ciudadanos le concedan una nueva oportunidad:? "Sigo teniendo la pasi¨®n y el compromiso para servir al pueblo de Hong Kong".
Lo m¨¢s probable, si la historia sirve de gu¨ªa, es que su destino imite el de su predecesor: continuar nominalmente al mando, pero sin verdadero poder, y sin optar a la reelecci¨®n. La ¡°dura luchadora¡± que prometi¨® unir Hong Kong se habr¨¢ convertido as¨ª en un mero zombi pol¨ªtico. Y el territorio aut¨®nomo permanecer¨¢ dividido. Quiz¨¢, de seguir como est¨¢n las cosas, sin remedio.
La huella de Pek¨ªn
Durante su mandato, aseguran los cr¨ªticos de Lam, la huella de Pek¨ªn en los asuntos hongkoneses no ha hecho sino aumentar. Por primera vez, un periodista extranjero ¡ªVictor Mallet, de Financial Times¡ª resultaba expulsado del territorio, sin que la jefa de Gobierno se pronunciara. Ha comenzado a funcionar la terminal de tren de alta velocidad que comunica la antigua colonia con el resto de China, y que implica que por primera vez Polic¨ªa china opera dentro de territorio hongkon¨¦s. Pek¨ªn desarrolla un plan de integraci¨®n econ¨®mica que un sector de la poblaci¨®n teme que acabe absorbiendo a Hong Kong como una ciudad china m¨¢s.
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