Verdad al alba, mentira al mediod¨ªa
Hemos vivido unas cuantas luminosas ma?anas en las que nadie daba un n¨ªquel por Nicol¨¢s Maduro. Esas certezas tuvieron todas su mentiroso mediod¨ªa
El semanario The New Yorker reflot¨®, onom¨¢sticamente y la semana pasada, una recensi¨®n de la obra de Ernest Hemingway, escrita por Joan Didion en 1998.
Es un ensayo brillante, atesorable en verdad, el que la Didion dedica en gran parte al misterioso asunto del estilo de un gran autor: ?qu¨¦ es? ?d¨®nde reside? ?qu¨¦ lo hace imperecederamente ejemplar?
Ley¨¦ndolo, doy con un fragmento con el que, en un libro p¨®stumo, Hemingway nos habla de su ?frica.
"En ?frica ¡ªdice Hemingway¡ª, una cosa es verdad al romper el alba y mentira al mediod¨ªa..." Esa frase no se ha ido de mi cabeza, quiz¨¢ porque juzgo que calza muy bien en lo que, dej¨¢ndome llevar por la parla period¨ªstica, llamar¨¦ "la conversaci¨®n venezolana".
Hemos vivido, desde hace mucho m¨¢s de un lustro, unas cuantas luminosas ma?anas en las que, por muy buenas razones, nadie daba un n¨ªquel por Nicol¨¢s Maduro. Esas certezas tuvieron todas su mentiroso mediod¨ªa.
El a?o en curso amaneci¨® con un joven pero ya curtido pol¨ªtico, vocero de una bien pensada estrategia de varias pinzas que, al contar tambi¨¦n con el elemento sorpresa y el apoyo mucho m¨¢s que vocal del T¨ªo Sam, problematiz¨® seriamente la prevalencia de la dictadura.
No es ocioso ¡ª?al contrario!¡ª recordar el renovado aliento que la irrupci¨®n de Guaid¨® en escena comunic¨® al fervor libertario de los venezolanos desde enero pasado. Es indiscutible que, unido todo ello al reconocimiento internacional y al blandir de garrotes de la acreditada marca Bolton & Abrams, la confrontaci¨®n con la dictadura ha cobrado el cariz de un cada d¨ªa m¨¢s sangriento final de partida.
Pero finales de partida hay muchos: los hay de torre y caballo, de caballo y alfil, de rey solitario. Algunos, ?ay!, se prolongan en inconducentes iteraciones que desembocan en rizos y esos rizos en tablas. Llegados ya al mediod¨ªa de 2019, ?con qu¨¦ mentiras tiene hoy que hab¨¦rselas la Venezuela dem¨®crata?
La de mayor magnitud postulaba hace pocas ma?anas que era posible precipitar un masivo pronunciamiento militar, condici¨®n necesaria, si bien no suficiente, para dejar cesante a Maduro, el usurpador, y abrir paso a un gobierno de transici¨®n que presida nuevas elecciones. Ya sabemos que, aun bajo la cl¨¢mide de la ayuda humanitaria, esa estrategia no prosper¨®. ?Qu¨¦ verdad amanece este segundo semestre?
La verdad de un pa¨ªs con dos Gobiernos, cada uno con potencialidad de prolongar indefinidamente el conflicto que desangra a Venezuela.
Uno de ellos sojuzga a Venezuela porque, como lo pone Josep Borrell, el ministro espa?ol de exteriores, retiene el apoyo militar, dispone criminalmente del aparato del Estado y ocupa el territorio. A eso hay que a?adir que los apoyos ruso y cubano no son ni ret¨®ricos ni limitados y que cada uno de esos pa¨ªses se ha asignado a s¨ª mismo un ¨¢mbito de desempe?o congruente con sus intereses y capacidades.
Sobre Maduro, adem¨¢s, no obra ninguna restricci¨®n moral que le impida, no solo burlar con socarrona y relativa eficacia las sanciones estadounidenses, sino asesinar a mansalva a su pueblo. Al de sus naciones aliadas, une Maduro el apoyo del ELN colombiano, funcional en el control del territorio para todos los fines del narcoestado.
En cuanto a las conversaciones promovidas por Oslo, el r¨¦gimen no tiene inconveniente en declararlas "permanentes" porque acudir a ellas no afecta en nada lo esencial de su estrategia de resistencia numantina, el mejor consejo y ejemplo que han podido darle Cuba.
Enfrenta a Maduro ni m¨¢s ni menos que un gobierno en el exilio cuyo presidente se mueve, desafiante, por todo el territorio nacional. Un Gobierno que, en solo seis meses, ya va a camino a dotarse del significativo flujo de caja que, m¨¢s temprano que tarde, entra?ar¨¢n el control de Citgo ¡ªpor citar solo un activo petrolero: no es el ¨²nico¡ª y la millonaria ayuda anunciada por Washington para sueldos y gastos fijos de funcionamiento.
Consid¨¦rese: un Gobierno petrolero en el exilio, dotado de alt¨ªsima inteligencia e interlocuci¨®n financiera, reconocido por todos los pa¨ªses de la regi¨®n, pa¨ªses interesados cada d¨ªa con m¨¢s urgencia en poner fin de a la dictadura de Maduro, ya no es solamente una dispersa e inerme oposici¨®n perseguida, encarcelada y asesinada por Maduro: es ya un adversario de ominosa entidad.
Justamente por ello, no deber¨ªa tener prisa. Un c¨ªnico dir¨ªa que se ha alcanzado ya la cohabitaci¨®n perfecta. Yo prefiero pensar que a cada mediod¨ªa con sus mentiras siguen la tarde, la noche y una nueva verdad por la ma?ana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.