El Hong Kong m¨¢s chino alza la voz
Las fuerzas prochinas se manifiestan contra las protestas democr¨¢ticas en medio de quejas, conspiraciones internacionales y fobia al extranjero
Una exigencia es lo m¨¢s parecido a un saludo que se lleva el extranjero cuando comienza la tarde en el parque Victoria de Hong Kong: ¡°?Cuenta la verdad!¡±. All¨ª se han reunido este s¨¢bado varios miles de personas para expresar su apoyo al Gobierno local y la polic¨ªa; una parte de la sociedad que se considera ignorada en su rechazo a las protestas y evidencia la creciente fragmentaci¨®n popular que divide Hong Kong en dos bandos. As¨ª ha comenzado el segundo de cuatro d¨ªas consecutivos de manifestaciones, un nuevo cl¨ªmax en la crisis m¨¢s profunda en la historia reciente de la ciudad, que desembocar¨¢ este lunes en la primera huelga general en cinco d¨¦cadas.
La lluvia que desde el viernes cae a ratos sobre los manifestantes, sea cual sea su causa, ha convertido el c¨¦sped del parque Victoria en un barrizal. Lo primero que llama la atenci¨®n es la diferencia de edad: mientras en las protestas pro democracia participa una mayor¨ªa de j¨®venes, los protagonistas hoy son personas mayores. La concentraci¨®n tiene tres esl¨®ganes: ¡°Un ma?ana esperanzador¡±, ¡°una oportunidad para la paz¡± y ¡°apoyo a la polic¨ªa¡±. Una cuarta motivaci¨®n, impl¨ªcita, sostiene las tres anteriores: la simpat¨ªa de los asistentes por el r¨¦gimen chino.
Los reunidos creen haber sido maltratados por la prensa internacional. Apenas hay medios extranjeros, el ambiente es hostil. Una se?ora susurra al pasar: ¡°No eres bienvenido¡±. Hong Kong es China, en efecto, ahora m¨¢s que nunca. Cuando por fin alguien rompe el silencio un grupo de personas forman un corro alrededor.
El se?or Kui toma la palabra, est¨¢ enfadado. Se queja de la violencia empleada por los manifestantes exclamando: ¡°?No queremos ser Siria o Irak!¡±. En ese momento dos amigas que rondan los sesenta, Jenny y Jennifer, intervienen para mantener que ¡°aqu¨ª en Hong Kong somos m¨¢s libres que nunca: demasiado¡±. En su opini¨®n, los j¨®venes hongkoneses ¡°protestan porque tienen miedo a perder su ventaja competitiva sobre los chinos continentales¡±. Como ciudadanas, de cara al futuro no les preocupa el mantenimiento de las libertades sino que ¡°esos j¨®venes, como Joshua Wong [uno de los estudiantes que encabez¨® la revoluci¨®n de los paraguas], se conviertan en los l¨ªderes pol¨ªticos de la ciudad¡±. Preguntadas por el sistema de gobierno chino, argumentan: ¡°Todo est¨¢ muy controlado porque el pa¨ªs est¨¢ creciendo muy r¨¢pido, si no ponen orden cualquiera puede manipular a la sociedad y conseguir que la situaci¨®n se descontrole, como ha pasado aqu¨ª¡±. ¡°All¨ª, adem¨¢s, mucha gente es todav¨ªa muy pobre y lo que les preocupa es tener dinero, no libertad¡±, sentencian.
Los aplausos son ensordecedores cuando sobre el escenario aparece Junius Ho, personaje que ha aprovechado la tesitura para convertirse en uno de los pol¨ªticos pro China m¨¢s conocidos en Hong Kong. Se hizo famoso cuando se publicaron im¨¢genes suyas saludando y dando las gracias a los matones que, vestidos de blanco y armados con palos, asaltaron a los simpatizantes de las protestas en la estaci¨®n de metro de Yuen Long hace dos semanas, en un ataque que se sald¨® con 45 heridos. Esto le convirti¨® en blanco de las iras de los sectores m¨¢s violentos de los manifestantes, que a modo de represalia vandalizaron su oficina y su pante¨®n familiar. Ho respondi¨® publicando un v¨ªdeo en redes sociales en el que, furioso, hablaba de ¡°elegir entre dos caminos: uno supone seguir viviendo, el otro no¡±.
Existen sospechas fundadas de que el ataque a los manifestantes en Yuen Long fue una operaci¨®n urdida por organizaciones y partidos pol¨ªticos pro China, que habr¨ªan contratado a grupos mafiosos locales, conocidos como tr¨ªadas, para llevar a cabo la agresi¨®n. Seg¨²n un documento al que ha tenido acceso EL PA?S, entre los comit¨¦s rurales de las poblaciones de las afueras, tambi¨¦n asociados al hampa, se hab¨ªan repartido instrucciones para ¡°movilizar a gente¡± este s¨¢bado y llevarla al parque. El escrito, firmado y sellado, aseguraba que ¡°los gastos de transporte estar¨ªan cubiertos¡± y recomendaba que los asistentes ¡°guardaran los tiques para ser reembolsados¡±.
Varios grupos de j¨®venes que encajaban en el perfil de los agresores han acudido a la cita, comandados por sus cabecillas y ataviados con camisetas blancas en las que se pod¨ªa leer baohu jiayuan, ¡°proteger la patria¡±. Jenny y Jennifer en un primer momento se han escucudado tras un "sin comentarios", pero acaban lanz¨¢ndose. ¡°Aquel lugar era una zona pac¨ªfica hasta que llegaron ellos¡±, los manifestantes, a los que se refieren como ¡°la cucarachas¡±. ?Por el color negro de su indumentaria? ¡°No, por su capacidad de extenderse¡±.
Esa hostilidad hacia los manifestantes se produce despu¨¦s de las distintas advertencias del Gobierno chino. En la ¨²ltima semana Pek¨ªn ha elevado la ret¨®rica al amagar con movilizar al Ej¨¦rcito, tal y como recoge el art¨ªculo 14 de la Ley B¨¢sica de Hong Kong, para acabar con las protestas por la fuerza. Con motivo de la celebraci¨®n del d¨ªa de las fuerzas armadas, la guarnici¨®n del Ej¨¦rcito en Hong Kong public¨® un v¨ªdeo promocional en el que pod¨ªa verse c¨®mo las unidades se entrenaban para sofocar protestas. El objetivo ¨²ltimo de estos movimientos es imponerse provocando la desmovilizaci¨®n. En esa misma l¨ªnea empieza a actuar la polic¨ªa, que por primera vez esta semana ha comenzado a arrestar a manifestantes, lo que podr¨ªa resultar en sentencias de hasta diez a?os de c¨¢rcel.
Junius Ho tambi¨¦n ha agitado la opini¨®n p¨²blica al denunciar la interferencia directa de pa¨ªses extranjeros, el mismo argumentario empleado por Pek¨ªn. El pasado jueves se present¨® en una rueda de prensa con fotos de varios extranjeros sin identificar, a los que acus¨® de ser esp¨ªas. El se?or Lai, de 62 a?os, est¨¢ convencido de que eso es as¨ª. ¡°Estados Unidos, el Reino Unido y Taiw¨¢n est¨¢n apoyando las protestas¡±. ¡°Sobre todo Taiw¨¢n¡±, a?ade, ¡°porque quieren que el proyecto de ¡°Un pa¨ªs, dos sistemas¡± fracase antes de que puedan aplic¨¢rselo a ellos¡±.
Para el se?or Lai, los manifestantes son ¡°est¨²pidos¡±, ¡°gente de nivel intelectual bajo que pretende romper Hong Kong¡±. ¡°Nosotros¡±, asegura, ¡°somos la mayor¨ªa silenciosa¡±. Preguntado por la comparaci¨®n entre la asistencia a la concentraci¨®n de este s¨¢bado y los casi dos millones de personas que hace un mes salieron en este mismo parque para pedir la retirada la ley de extradici¨®n, insiste: ¡°Una mayor¨ªa silenciosa¡±. En las pantallas colocadas en los laterales del escenario reproducen en bucle im¨¢genes de las agresiones sufridas por los polic¨ªas. En ese momento, los asistentes empiezan a cantar a voz en grito Shizishan, una canci¨®n titulada como un pico de Hong Kong con forma de le¨®n sentado que simboliza, explica el se?or Lai, que ¡°siempre estar¨¢n unidos encarando las dificultades¡±. Lo que no dice es unidos qui¨¦nes.
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