En busca de contrapesos para Bolsonaro
El Constitucional y el Legislativo se perfilan como principales niveladores frente al poder del presidente brasile?o, que profundiza en la violencia ret¨®rica y la injerencia institucional
El presidente brasile?o, Jair Bolsonaro, sigue el libreto de su hom¨®logo estadounidense, Donald Trump, y apuesta por una escalada de la violencia verbal contra quienes ve como adversarios. Pero no se ha quedado ah¨ª: en las ¨²ltimas semanas, durante el receso vacacional en el Parlamento y el Tribunal Constitucional, el presidente tambi¨¦n ha aprovechado para desautorizar e interferir directamente en varias instituciones del Estado.
Entre los objetivos m¨¢s recientes del presidente est¨¢ la Comisi¨®n sobre Muertos y Desaparecidos de la dictadura militar, cuyo ¨®rgano colegiado fue reemplazado el pasado jueves por bolsonaristas del PSL, el partido del mandatario, que defienden el r¨¦gimen autoritario. Esta sustituci¨®n se produjo la misma semana que Bolsonaro atac¨® directamente al presidente del Colegio de Abogados de Brasil (OAB, por sus siglas en portugu¨¦s), Felipe Santa Cruz. Su padre, Fernando, fue detenido por la dictadura militar en 1974 y despu¨¦s desapareci¨®. ¡°Un d¨ªa, si el presidente de la OAB quiere saber c¨®mo desapareci¨® su padre durante el periodo militar, yo se lo cuento. No va a querer o¨ªr la verdad¡±, afirm¨® el mandatario la semana pasada, dejando estupefactos por igual a l¨ªderes de izquierdas y de derechas. Bolsonaro, adem¨¢s, desautoriz¨® p¨²blicamente el informe de la Comisi¨®n Nacional de la Verdad y asegur¨®, err¨®neamente, que lo hab¨ªa asesinado el grupo A??o Popular.
Tras esta retah¨ªla de ataques, una pregunta sobrevuela en el ecosistema pol¨ªtico brasile?o: ?qui¨¦n podr¨¢ frenar a Bolsonaro y mantener las instituciones ¡ªy la propia democracia¡ª a salvo de sus mentiras e injerencias? El jurista Miguel Reale J¨²nior, ministro de Justicia en el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso?(1995-2003), presidente de la Comisi¨®n sobre Muertos y Desaparecidos durante seis a?os y uno de los autores de la solicitud de impeachment contra la presidenta Dilma Rouseff (Partido de los Trabajadores, PT), cree que Bolsonaro "est¨¢ rozando" al menos una de las hip¨®tesis legales para que se abra otro proceso de destituci¨®n en Brasil contra un mandatario.
La ley brasile?a, considerada por los expertos muy amplia y de interpretaci¨®n subjetiva, determina que "proceder de modo incompatible con la dignidad, el honor y el decoro del cargo" es uno de los motivos por los que se puede apartar a un presidente. "Lo que est¨¢ ocurriendo es una suma de hechos de esta naturaleza que afectan a la sensibilidad de las personas y a los valores fundamentales de la Constituci¨®n. Desde el momento en que est¨¢ a favor del trabajo infantil, quiere reducir las penas para el trabajo forzado y obligar a los reclusos a trabajar, Bolsonaro va contra los valores fundamentales de la Rep¨²blica. Eso es falta al decoro", opina Reale J¨²nior.
La base jur¨ªdica para un impeachment vendr¨ªa, agrega el exministro, de la suma de "provocaciones y ofensas". Pero a¨²n falta un elemento central para que el proceso salga adelante: "Todav¨ªa no se dan las condiciones pol¨ªticas, ni en la sociedad ni en el Parlamento. Necesita desgastarse m¨¢s. Esto puede producirse a medida que haya una acumulaci¨®n". Pero no oculta su escepticismo. "Creo que las instituciones y la sociedad est¨¢n muy calladas. Se manifiestan en las redes, donde no hay sociedad civil. Lo que hay son desconocidos y an¨®nimos que escriben lo que tienen idealizado. La sociedad necesita estar alerta para unirse contra ese proceso de fascismo cultural", zanja.
El jurista Pedro Dallari, profesor de Derecho Internacional de la Universidad de S?o Paulo (USP) y coordinador de la Comisi¨®n Nacional de la Verdad (CNV), se muestra m¨¢s optimista. A pesar de decir que es "una paradoja" el hecho de que "una democracia en consolidaci¨®n tenga un presidente que niega sus conquistas", dice no tener recelos "desde el punto de vista de la ciudadan¨ªa y de las libertades". Y eso porque, a su juicio, el mandatario se equivoca al considerar que su base de electores congrega valores de ultraderecha. "Un conjunto de circunstancias hizo que Bolsonaro acabase capitalizando una posici¨®n de la sociedad contra la corrupci¨®n, contra el desempleo, contra la precariedad de los servicios p¨²blicos, principalmente de seguridad, y eso fulmin¨® las candidaturas del campo social-dem¨®crata, incluidas las del Partido de los Trabajadores (PT) y del Partido de la Social Democr¨¢tica Brasile?a (PSDB)", argumenta Dallari, que estuvo afiliado al PT hasta mediados de los noventa. "Pero creo que est¨¢ perdiendo progresivamente el apoyo de varios sectores, incluido el de la clase media conservadora que se preocupa con asuntos como el medio ambiente o los derechos de la poblaci¨®n LGTB", apostilla.
Una reciente encuesta de Datafolha parece corroborar la afirmaci¨®n del jurista: el 86% de los entrevistados dec¨ªan estar en contra la extracci¨®n de minerales en tierras ind¨ªgenas, algo que Bolsonaro viene prometiendo legalizar. Una mayor¨ªa significativa ¡ªde m¨¢s del 70%¡ª ya se hab¨ªa manifestado tambi¨¦n en contra de facilitar la tenencia de armas. "Desde el punto de vista de los derechos civiles, creo que la resistencia social e institucional ¡ªya sea por parte del Legislativo o del Poder Judicial¡ª est¨¢ siendo efectiva. Su radicalizaci¨®n ret¨®rica igual se debe a eso", argumenta. Y cita como ejemplo el fracaso del decreto presidencial que le permitir¨ªa a varios sectores de la sociedad la posesi¨®n de armas. "No recuerdo un rechazo as¨ª a un decreto en el Parlamento, que acab¨® oblig¨¢ndole a recular".
Instituciones llevadas al l¨ªmite
Por momentos, el presidente est¨¢ llevando al l¨ªmite las instituciones brasile?as. El presidente hab¨ªa promulgado en enero un decreto que trasladaba al Ministerio de Agricultura la competencia para demarcar tierras ind¨ªgenas y quilombolas (comunidades de descendientes de pueblos esclavizados). En mayo, el Parlamento le devolvi¨® la competencia al Ministerio de Justicia, que tambi¨¦n volvi¨® a acoger la Fundaci¨®n Nacional del Indio (Funai).
El 19 de junio, el presidente decidi¨® enfrentarse a la resoluci¨®n del legislativo y dict¨® una nueva MP para revertir la decisi¨®n, avisando de que "quien manda soy yo". El d¨ªa 24, el magistrado del Tribunal Constitucional, Lu¨ªs Roberto Barroso, concedi¨® una cautelar suspendiendo la MP. El pasado jueves, el caso fue a parar al pleno del Constitucional, que decidi¨® por unanimidad mantener suspendida la medida. En su discurso, el decano Celso de Mello afirm¨® que la Corte deber¨ªa hacer su papel de contrapeso, en un claro recado al jefe del Ejecutivo. "El Constitucional est¨¢ teniendo un activismo judicial ¡ªpositivo unas veces, negativo otras¡ª, que a menudo rebasa los l¨ªmites de la acci¨®n judicial, creando normas y soluciones. Pero en este momento esta Corte debe tener un papel muy importante de poder moderador", afirma Reale J¨²nior, que coincide con Dallari sobre el apoyo relativo con el que Bolsonaro todav¨ªa cuenta en su base.
M¨¢s allpa del impeachment, Reale J¨²nior se?ala como posibilidad que el presidente sea denunciado por un delito com¨²n, como abuso de autoridad. Algo evidente, seg¨²n el jurista, cuando Bolsonaro amenaz¨® con encarcelar al periodista Glenn Greewald, tambi¨¦n la pasada semana. En este caso, le corresponder¨ªa al Constitucional aceptar la denuncia y pedir la autorizaci¨®n a la C¨¢mara de Diputados para seguir con el juicio. "Lo estar¨ªan procesando como a [el expresidente Michel] Temer, y se le acusar¨ªa de delitos cometidos en el ejercicio de la presidencia. Porque no es un acto que hace como persona f¨ªsica, sino en calidad de presidente de la Rep¨²blica", a?ade.
Otro objetivo de la ira de Bolsonaro ha sido el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales. Su director, Ricardo Galv?o, fue apartado hace unos d¨ªas tras una serie de enfrentamientos p¨²blicos con el presidente. El Gobierno viene cuestionando los datos sobre la cada vez mayor deforestaci¨®n de la Amazonia y anunci¨® que contratar¨¢ a una empresa privada para hacer la medici¨®n. Otros miembros del Gobierno, como el ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, y el general Augusto Heleno, tambi¨¦n vienen expresando sus discrepancias con la divulgaci¨®n de los datos de p¨¦rdida de masa forestal en la Amazonia, que consideran que son desfavorables para la imagen de Brasil o incluso falsos. El riesgo es que la deforestaci¨®n se convierta para el?bolsonarismo en?lo que la inflaci¨®n ¡ªmaquillada durante a?os en Argentina¡ª, se convirti¨® para el kirchnerismo. "Mi ¨²nico recelo es con el ¨¢rea ambiental, porque genera perjuicios irreversibles. El modo en que se est¨¢ haciendo, la desatenci¨®n a las medidas contra el calentamiento global, la destrucci¨®n de la red normativa de protecci¨®n de los indios... Son males que ser¨¢n irreversibles", afirma Dallari.
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