Turqu¨ªa anega 10.000 a?os de historia
La inmensa presa de Ilisu ocupar¨¢ m¨¢s de 300 kil¨®metros cuadrados e inundar¨¢ la hist¨®rica ciudad de Hasankeyf pese a las protestas de vecinos y conservacionistas


No est¨¢ muy claro cu¨¢ndo naci¨® la ciudad de Hasankeyf. Hay quien dice que hace 10.000 a?os, quien asegura que son 12.000. Sobre su certificado de defunci¨®n hay menos dudas: 2019. A lo sumo, el a?o que viene, cuando el agua de un nuevo embalse lo cubra todo en aras de la producci¨®n hidroel¨¦ctrica.
La localidad, en el sureste de Turqu¨ªa, aparece tras doblar un meandro del Tigris, r¨ªo que ha conocido tiempos mejores y desde hace d¨¦cadas discurre con un caudal ¨ªnfimo respecto a lo que fue: una v¨ªa fluvial navegable. El valle en ese punto se ensancha y surge un castillo natural, un pe?¨®n de roca que se eleva 100 metros sobre el agua, horadado por t¨²neles medievales y cuevas a¨²n m¨¢s antiguas. Desde la ciudadela sobre ese pe?¨®n hasta el r¨ªo se desparrama por la ladera contigua una localidad abigarrada que mezcla antiguas construcciones de piedra con modestas casas de cemento de colores y en la que resaltan minaretes ¨¢rabes y t¨²rquicos, restos de iglesias armenias y sir¨ªacas, hamames... Hay, hab¨ªa, tambi¨¦n un mausoleo erigido por la dinast¨ªa turcomana de los Akkoyunlu cuya fina decoraci¨®n en azulejos recuerda a la arquitectura de Samarkanda.
En definitiva, un patrimonio cultural que pondr¨ªa los dientes largos a cualquier Ayuntamiento, pero que nunca ha sido lo suficientemente explotado (aunque el Gobierno lo declar¨® ¨¢rea de conservaci¨®n en 1981 jam¨¢s pidi¨® incluirlo en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco). Ya nunca lo ser¨¢: en los pr¨®ximos meses quedar¨¢ cubierto por las aguas del embalse de Ilisu.
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La presa hidroel¨¦ctrica, que ha costado m¨¢s de 1.500 millones de euros y tendr¨¢ una capacidad de 1.200 megavatios, ya ha cerrado sus compuertas decenas de kil¨®metros r¨ªo abajo y comenzado a llenarse. Este movimiento lo han descubierto los activistas de la iniciativa Mantener Vivo Hasankeyf examinando im¨¢genes de sat¨¦lite. El Gobierno lo mantiene en secreto. ¡°Hay quien dice que ya se ha comenzado a inundar la presa, otros que solo son pruebas. Cr¨¦ame si le digo que yo mismo he preguntado y no me han querido responder¡±, confiesa un funcionario del ministerio encargado de construir la presa. ¡°Parece que en este tema no se quiere que trascienda informaci¨®n. Solo est¨¢n al tanto de lo que ocurre los escalafones m¨¢s altos de Presidencia, de nuestro ministerio y de Exteriores, porque la presa afecta a otros pa¨ªses¡±, a?ade.
Protestas de Irak y Siria
En los ¨²ltimos a?os se han visto im¨¢genes poco frecuentes: peces muertos en las orillas de los r¨ªos iraqu¨ªes, ni?os cruzando a pie el Tigris, desecaci¨®n de las marismas de Mesopotamia, que las antiqu¨ªsimas norias del r¨ªo Orontes en Siria dejen de funcionar... Buena parte de ello tiene que ver con la prolongada sequ¨ªa que arrastra el Mediterr¨¢neo oriental desde 1998 y con la mala gesti¨®n de los recursos h¨ªdricos por parte de unos pa¨ªses inmersos en violentos conflictos. Sin embargo, una parte se debe tambi¨¦n a la construcci¨®n de embalses m¨¢s al norte.
Turqu¨ªa posee la llave del agua en Mesopotamia: los grandes r¨ªos de la regi¨®n, el Tigris y el ?ufrates, nacen en ese territorio. Y desde finales del pasado siglo, en el marco de un programa para desarrollar la pobre regi¨®n de Anatolia suroriental -donde se concentran la minor¨ªa kurda-, Ankara ha construido una veintena de presas destinadas a la generaci¨®n de electricidad y al regad¨ªo. Los Gobiernos de Damasco y Bagdad han protestado repetidas veces alegando que estas obras han reducido el caudal de los r¨ªos. En 1987, Turqu¨ªa y Siria firmaron un protocolo seg¨²n el cual el ?ufrates tiene que llevar al menos 500 metros c¨²bicos de agua por segundo a su entrada en el pa¨ªs ¨¢rabe, si bien Ankara ha aprovechado el vac¨ªo de poder de la guerra civil para ignorar este compromiso en varias ocasiones. Con Irak no existe un acuerdo similar respecto al Tigris, pero la grave sequ¨ªa experimentada el a?o pasado ha llevado a crear un organismo consultivo.
De hecho, como gesto de buena voluntad, en 2018 se pospuso hasta este a?o el cierre de compuertas de Ilisu a petici¨®n de las autoridades iraqu¨ªes. Una vez inundada, y al ser una presa hidroel¨¦ctrica, no supondr¨¢ una reducci¨®n del caudal del Tigris, pero s¨ª durante el periodo de llenado.
¡°El embalse de Ilisu servir¨¢ de sistema de regulaci¨®n, manteniendo el caudal durante las crecidas de invierno para soltarlo durante las sequ¨ªas de verano¡±, sostiene el Ministerio de Exteriores turco en una nota: ¡°Las presas son las principales infraestructuras para evitar que los pa¨ªses r¨ªo abajo se vean afectados por los efectos destructivos de las inundaciones¡±.
Desde Exteriores no confirman ni desmienten el inicio del llenado y se limitan a remitir a una nota informativa publicada por el ministerio de Agricultura y Bosques en la que se asegura que ¡°todos los trabajos relacionados con la propiedad cultural son gestionados junto a expertos nacionales e internacionales¡± y ¡°de acuerdo a principios de conservaci¨®n internacionales¡±. ¡°La presa de Ilisu har¨¢ revivir la historia y Hasankeyf heredar¨¢ un gran legado (¡), se convertir¨¢ en un destino cultural y tur¨ªstico¡±, sostiene. Ni el Ministerio de Cultura y Turismo ni la prefectura de Hasankeyf han respondido a las preguntas de EL PA?S.
Es cierto que algunos de los principales monumentos, como los mausoleos de Zeynel Bey y del im¨¢n Abdullah, as¨ª como el Hamam de los Art¨²quidas, han sido transportados al Nuevo Hasankeyf, que se levanta en la otra orilla del r¨ªo, a dos kil¨®metros de su emplazamiento original. Pero en todo Hasankeyf hay listados 550 edificios, monumentos y sitios de inter¨¦s cultural, la mitad de los cuales ser¨¢n anegados (la ciudadela permanecer¨¢ justo por encima de las aguas, y tambi¨¦n asomar¨¢ parte de algunos minaretes). ¡°Es un desastre. Hay innumerables casas, tumbas, mezquitas, iglesias que quedar¨¢n sumergidos. Tambi¨¦n los jardines. Son una de las escasas muestras de jard¨ªn isl¨¢mico medieval y urbano que quedan en el mundo¡±, cuenta John Crofoot, un periodista estadounidense implicado desde hace a?os en la defensa de Hasankeyf. ¡°Algunos restos, por ejemplo el puente [del siglo XII], han sido cubiertos de cemento para preservarlos del agua. Tambi¨¦n se ha llenado de cemento el castillo y se ha puesto un muro de protecci¨®n porque es de roca caliza y, al contacto con el agua, se erosionar¨¢. Es una intervenci¨®n horrible. Dicen que es para proteger los monumentos, pero, en realidad, supone su destrucci¨®n¡±, sostiene.
Por ello se han presentado quejas en el Parlamento Europeo y la organizaci¨®n Europa Nostra, que mantiene a Hasankeyf desde hace a?os como uno de los siete patrimonios m¨¢s amenazados del continente, denunci¨® el ¡°da?o irreparable¡± que el Gobierno turco est¨¢ causando en ¡°uno de los sitios arqueol¨®gicos y arquitect¨®nicos m¨¢s importantes de Europa¡±.
Hace una d¨¦cada, las protestas de conservacionistas y vecinos llevaron a que organismos de Austria, Alemania y Suiza se retirasen del proyecto de Ilisu como garantes de los cr¨¦ditos. Tambi¨¦n lo hicieron varias empresas. Pero entonces, el ministro encargado, Veysel Eroglu, respondi¨®: ¡°No necesitamos su dinero. Construiremos la presa cueste lo que cueste¡±. En su lugar, se llev¨® a cabo mediante cr¨¦ditos concedidos por los bancos turcos Akbank y Garanti, este ¨²ltimo propiedad del espa?ol BBVA.
Pero, adem¨¢s de la cuesti¨®n del patrimonio que se perder¨¢, est¨¢ el problema social y humano que representa un embalse que sumergir¨¢ m¨¢s de 300 kil¨®metros cuadrados de territorio y unas 200 poblaciones, desplazando de 15.000 a 20.000 personas, empezando por los 7.000 habitantes de Hasankeyf. ¡°En el nuevo pueblo se han otorgado poco m¨¢s de 700 viviendas. Solo a aquellos que estaban casados, ten¨ªan familia y viv¨ªan en casas antiguas. Al resto de familias se le ha dado 100.000 liras de indemnizaci¨®n, y las nuevas viviendas cuestan una media de 150.000 liras¡±, se queja por tel¨¦fono Ridvan Ayhan, vecino de Hasankeyf y miembro de la asamblea municipal. Adem¨¢s, alega, el nuevo emplazamiento es un lugar ¡°seco¡±, hay problemas de abastecimiento de agua -¡°en los pozos que han hecho se mezcla con el petr¨®leo y huele fatal¡±- y no hay zonas verdes, mientras las casas del viejo Hasankeyf ten¨ªan todas su peque?o jard¨ªn o huerto.
Las autoridades han prometido que en el Nuevo Hasankeyf se construir¨¢ un puerto para alojar las barcas que llevar¨¢n a los visitantes a las ruinas de la vieja ciudadela, y habr¨¢ deportes acu¨¢ticos para atraer a los turistas. ¡°?Qu¨¦ van a venir a ver los turistas? ?Si estar¨¢ todo bajo el agua!¡±, se queja Ayhan. ¡°Esta es una ciudad pobre. La gente vive de lo que cultiva, de sus huertas y de sus animales. Ahora los j¨®venes se ir¨¢n, porque aqu¨ª no hay futuro¡±, augura.
Con todo, Ercan Ayboga, ingeniero ambiental y activista, cree que a¨²n no es demasiado tarde: ¡°De momento, solo el 1% del patrimonio cultural del valle del Tigris ha resultado da?ado. La presa tardar¨¢ entre seis y 24 meses en llenarse, dependiendo del caudal del r¨ªo. Que lo haga al completo es una decisi¨®n pol¨ªtica. Si hay protestas en Turqu¨ªa y en el resto del mundo, a¨²n podemos salvar Hasankeyf¡±.
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