C¨®mo silenciar al Parlamento
El uso de la prerrogativa para forzar el cierre del periodo de sesiones respeta la letra de la Constituci¨®n pero est¨¢ contra su esp¨ªritu
La nave del Estado brit¨¢nico camina hacia territorio constitucional inexplorado, siendo conducida por un primer ministro que parece imp¨¢vido frente a las tormentosas aguas pol¨ªticas que se avecinan. Desde una perspectiva legal, ?qu¨¦ est¨¢ sucediendo exactamente y tiene la decisi¨®n de Boris Johnson alguna legitimidad? A petici¨®n de Johnson, la reina ha suspendido al Parlamento. El poder para hacerlo pertenece a la Corona, y se trata de un ejercicio de la ¡°prerrogativa real¡±, autoridad residual que permanece en el Ejecutivo. Las prerrogativas son vestigios de un inmenso poder de control que en su momento ejerci¨® la realeza. Si bien a d¨ªa de hoy se llevan a la pr¨¢ctica en nombre de la reina, es fundamental comprender que el monarca sigue en todo momento la petici¨®n del primer ministro.
Llegados a este momento se ha sugerido, como en otras ocasiones de la saga Brexit, que Isabel II podr¨ªa, y deber¨ªa, tomar control efectivo, y no meramente simb¨®lico, de la compleja situaci¨®n pol¨ªtica, teniendo en cuenta que ni el Parlamento ni el Gobierno est¨¢n respondiendo, al parecer de estos autores, de manera eficiente ante estos acontecimientos. De hacerlo, la reina estar¨ªa desmembrando todo el aparato constitucional, y ser¨ªa impensable en el Reino Unido del siglo XXI que un individuo pudiera ostentar dicha posici¨®n bas¨¢ndose ¨²nicamente en el principio hereditario. Si esto sucediese, habr¨ªa un verdadero riesgo de abrir las puertas a una Rep¨²blica, o a reducir las funciones de la monarqu¨ªa radicalmente.
Adem¨¢s, la posici¨®n de la reina es en realidad una distracci¨®n frente al coraz¨®n de esta crisis. Desde que Theresa May asumi¨® la jefatura del Gobierno tras el refer¨¦ndum, hemos presenciado un continuo conflicto entre el Legislativo y el Ejecutivo. Algo inusual en el sistema brit¨¢nico, puesto que el primer ministro y su Gobierno proceden del partido o la coalici¨®n con mayor¨ªa en la C¨¢mara de los Comunes. En un modelo protagonizado por la presencia de dos influyentes partidos, en la pr¨¢ctica el Legislativo y el Ejecutivo han tenido habitualmente una relaci¨®n estrecha. Sin embargo, estos no son tiempos corrientes y la cuesti¨®n del Brexit sigue dividiendo a la naci¨®n y a los propios partidos. De hecho, hay voces a favor de permanecer y dejar la Uni¨®n Europea entre los conservadores y entre los laboristas.
Por lo tanto, debemos preguntarnos si Johnson tiene legitimidad para tomar esta decisi¨®n. La respuesta se encuentra en una pregunta que se ha ignorado desde las guerras civiles y los terremotos pol¨ªticos del siglo XVII: ?Qui¨¦n hace al Parlamento soberano? Johnson aduce que es la ciudadan¨ªa y que el Legislativo est¨¢ traicionando al pueblo al no implementar el resultado del refer¨¦ndum de 2016. Al declarar que es el campe¨®n del pueblo, y utilizar un pretexto para silenciar a los representantes democr¨¢ticamente elegidos, sigue un camino recorrido por muchos dictadores en la historia. Asimismo, la irritaci¨®n de casi el 50% de los ciudadanos que votaron por permanecer en la UE contradice cualquier declaraci¨®n sobre el apoyo abrumador de la ciudadan¨ªa. Su uso de la prerrogativa real puede que sea dentro de la letra de la Constituci¨®n, pero est¨¢ innegablemente contra su esp¨ªritu. Si el pueblo se siente traicionado por sus diputados, tiene la opci¨®n de expulsarlos en las pr¨®ximas elecciones, pero Johnson se arroga este poder tomando una decisi¨®n sin precedentes similares en la era contempor¨¢nea. Es realmente dif¨ªcil predecir lo que va a suceder.
Javier Garc¨ªa Oliva, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de M¨¢nchester.?Este art¨ªculo ha sido elaborado por Agenda P¨²blica para EL PA?S
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