Hong Kong vive su jornada m¨¢s tensa desde el inicio de las protestas
La Polic¨ªa carga con gases lacrim¨®genos y ca?ones de agua para reprimir las manifestaciones vetadas
¡°If we burn, you burn with us¡± (Si ardemos, arder¨¦is con nosotros). El lema que alguien ha dejado escrito este s¨¢bado en la mediana frente al complejo que acoge al Legislativo, el Ejecutivo local y las oficinas del Gobierno central se pod¨ªa aplicar tanto a la furia de los manifestantes como a la ira de la Polic¨ªa de Hong Kong. Un d¨ªa despu¨¦s de la detenci¨®n de nueve prominentes activistas y pol¨ªticos de oposici¨®n, y de que las autoridades del territorio aut¨®nomo chino prohibieran una manifestaci¨®n masiva, la animosidad entre ambos bandos estaba m¨¢s enconada que nunca. La dureza de los choques entre manifestantes y agentes lo han dejado claro. De un lado, c¨®cteles molotov, lanzamientos de ladrillos e incendios callejeros. Del otro, ca?ones de agua, gases lacrim¨®genos, un disparo al aire y numerosas detenciones.
La furia subi¨® un grado m¨¢s despu¨¦s de que se publicaran en las redes sociales v¨ªdeos en los que se mostraba la carga de la Polic¨ªa durante la noche en una estaci¨®n de metro en busca de manifestantes, en escenas que evocaban -a los ojos de los manifestantes- las protagonizadas por supuestos miembros de las tr¨ªadas mafiosas que, en julio, atacaron a participantes en las protestas en otra estaci¨®n de metro, la de Yuen Long, ante la aparente pasividad de los agentes.
El d¨ªa hab¨ªa comenzado con tensi¨®n, nubarrones y lluvia. La Polic¨ªa hab¨ªa advertido de que, tras el veto a la manifestaci¨®n ¡ªfinalmente desconvocada¡ª, del Frente de Derechos Humanos y Civiles, no tolerar¨ªa asambleas que pretendieran remedarla. Pero, haciendo el alarde de imaginaci¨®n que ha caracterizado las protestas m¨¢s pac¨ªficas en trece semanas de marchas ¡ªel principal desaf¨ªo en a?os al poder del Ejecutivo aut¨®nomo y al control del Gobierno central en Pek¨ªn¡ª, los manifestantes improvisaron distintas actividades con un esp¨ªritu l¨²dico.
Por la ciudad se repartieron diversas estatuas y estatuillas de protagonistas de las protestas, encabezados por una Reina de la Libertad que rend¨ªa homenaje a la activista que qued¨® herida en un ojo este agosto. En un estadio del centro de la isla, centenares de personas se daban cita para cantar Hallelujah to the Lord, el himno religioso convertido en emblema de las protestas: las reuniones religiosas est¨¢ticas ¡ªa diferencia de las procesiones¡ª no requieren un aviso previo a la Polic¨ªa. Un grupo se agolpaba ante la oficina de la jefa del Gobierno aut¨®nomo, la denostada Carrie Lam, cat¨®lica practicante, para rezar para que se le perdonaran sus pecados.
A la hora en la que se hab¨ªa convocado la manifestaci¨®n original, decenas de miles de personas marcharon por el recorrido previsto. J¨®venes, ancianos, familias al completo. Una marea de camisetas negras, el color de las protestas, cortaba las principales avenidas a gritos de ¡°?Hongkoneses, ¨¢nimo!¡±, ¡°?Levant¨¦monos por Hong Kong!¡±. Un helic¨®ptero sobrevolaba la escena, entre exhortaciones de los manifestantes ¡ª¡°?tapaos con los paraguas, que no os vean!¡±¡ª y m¨¢s de un dedo medio levantado en se?al de desaf¨ªo.
¡°No me sumo a la marcha porque mis hijas ten¨ªan miedo por m¨ª y me han pedido expresamente que no lo hiciera¡±, comentaba Sam, de 56 a?os, que animaba a los manifestantes desde la acera. ¡°He nacido aqu¨ª, en Hong Kong, pero a mi edad me planteo marcharme en cuanto me jubile, en cuatro a?os. China quiere acabar con esta ciudad, que ya no podamos manifestarnos. Nos quieren callados y complacientes¡±, sosten¨ªa. ¡°Pero no lo van a conseguir. No tenemos miedo¡±.
Mientras la marcha discurr¨ªa, principalmente, de modo pac¨ªfico y sin que la Polic¨ªa actuara ¡ªm¨¢s all¨¢ de advertir en comunicados de que la manifestaci¨®n era ilegal¡ª, varios centenares de j¨®venes se concentraban en torno al complejo del Gobierno, pertrechados con m¨¢scaras de gas, cascos y gafas protectoras.
La Polic¨ªa comenz¨® all¨ª a lanzar ronda tras ronda de botes de gases lacrim¨®genos; si los manifestantes lograban devolver alguno hacia las filas de agentes, los participantes estallaban en aplausos y gritos de j¨²bilo. Algunos arrojaron c¨®cteles Molotov. Los ca?ones de agua hicieron nuevamente su aparici¨®n, con l¨ªquido te?ido de azul para se?alar a quienes hubieran estado en primera fila de las protestas.
Horas m¨¢s tarde, el enfrentamiento se trasladaba a las cercan¨ªas del cuartel de Polic¨ªa, en el barrio de Wan Chai. All¨ª, los manifestantes han prendido fuego, espectacularmente, a una barricada, cuya columna de humo se ha elevado por encima de los rascacielos; otros peque?os incendios se han producido en calles adyacentes o en el cercano distrito comercial de Causeway Bay.
El Gobierno aut¨®nomo descarta un debate sobre reformas democr¨¢ticas
Con uniformes antidisturbios, la Polic¨ªa ha procedido a abrir las avenidas bloqueadas por los manifestantes. Las detenciones que ha practicado, en varios casos, no han sido por las buenas. A pocos metros del incendio de Wan Chai, mientras una ambulancia trataba las heridas de un joven arrestado, varias decenas de vecinos se han enfrentado a los agentes. ¡°?Sois unos perros! ?No hag¨¢is da?o a la gente de Hong Kong!¡±, instaba un grupo de vecinos de mediana edad a los polic¨ªas protegidos con cascos y escudos antibala. En Causeway bay, las tensiones han llevado a un agente a disparar al aire, la segunda vez en una semana que se produc¨ªa un incidente similar. En el otro lado de la bah¨ªa, en el barrio de Kowloon, se han prolongado los enfrentamientos durante la noche.
¡°No nos fiamos de la Polic¨ªa, eso est¨¢ claro. Utilizan la violencia para acallarnos. Y lo que nosotros queremos es que se nos escuche¡±, ha asegurado en Wan Chai Eva, una joven de 20 a?os que, como muchos otros, se negaba a desenmascarar su rostro o proporcionar su nombre completo.
La jornada de este s¨¢bado ha sido especialmente significativa. Se celebraba el quinto aniversario de la presentaci¨®n, por parte del Gobierno central chino, de una reforma al sistema para elegir al presidente del Gobierno aut¨®nomo hongkon¨¦s. Aquella propuesta, que adjudicaba a Pek¨ªn la potestad de designar a los posibles candidatos al cargo, sin que los ciudadanos pudieran presentar a un favorito, desat¨® la ira de amplias capas de la poblaci¨®n. Uno de los l¨ªderes de lo que entonces se conoc¨ªa como el movimiento Occupy Central (¡°Ocupar Central¡±, el distrito financiero hongkon¨¦s), el acad¨¦mico Benny Tai, proclam¨® el comienzo de ¡°una era de desobediencia civil¡±. Menos de un mes m¨¢s tarde, medio mill¨®n de hongkoneses participaba en una sentada masiva que paraliz¨® el centro de la antigua colonia brit¨¢nica durante 79 d¨ªas.
Si las protestas de entonces exig¨ªan m¨¢s democracia, los manifestantes de ahora reclaman cinco puntos: el abandono por completo del proyecto de ley desat¨® las movilizaciones desde el 9 de junio y que permitir¨ªa la extradici¨®n de sospechosos a pa¨ªses con los que Hong Kong carece de un acuerdo para ello, incluido China; la dimisi¨®n de la jefa del Hobierno aut¨®nomo, Carrie Lam; la apertura de una investigaci¨®n sobre el comportamiento policial en las manifestaciones; la libertad de los detenidos en las protestas, y la reapertura de un proceso de reformas democr¨¢ticas.
Las protestas continuar¨¢n en los pr¨®ximos d¨ªas, mientras se aproxima la fecha que m¨¢s preocupa a Pek¨ªn: el 70? aniversario, el 1 de octubre, de la fundaci¨®n de la Rep¨²blica Popular de China, un acontecimiento que no quiere que quede empa?ado bajo ninguna circunstancia.
Este domingo los manifestantes pretenden rodear el aeropuerto, y para el comienzo de la semana pr¨®xima est¨¢ convocada una huelga general.
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