Ciudad de M¨¦xico se ancla a la Guardia Nacional
La inseguridad en la capital obliga a las autoridades a confiar en la nueva corporaci¨®n, una agencia de esp¨ªritu castrense. En barrios de las afueras, los vecinos empiezan a notar su presencia
Para Ismael, lo normal es que la polic¨ªa no haga nunca nada. Lo dice en un sentido emp¨ªrico: ¨¦l, vecino de la colonia Desarrollo Urbano Quetzalc¨®atl, en Iztapalapa, estudiante de 17 a?os, ve que pasan las patrullas, pero no ha visto una que se detenga. Jam¨¢s. Un ejemplo: "Ah¨ª en el Predio del Degollado", dice se?alando unas callejuelas a pocas cuadras de aqu¨ª, "hay una bolita de gente fumando [crack]. Y all¨ª nunca para la polic¨ªa, ?pero los otros que han venido s¨ª pararon!", exclama.
Los otros son la Guardia Nacional, el nuevo cuerpo de seguridad creado por el Gobierno mexicano, depositario de las esperanzas de paz del Ejecutivo, criticado por su esp¨ªritu ambiguo: civil sobre el papel, castrense en esp¨ªritu. La inseguridad pega pr¨¢cticamente a todos los estados del pa¨ªs y Ciudad de M¨¦xico no ha sido la excepci¨®n. Por eso, desde hace dos meses, la guardia ayuda a su polic¨ªa.
El Gobierno de la capital dice que en los ¨²ltimos cuatro meses, antes de que llegara la guardia, ya hab¨ªan registrado una tendencia a la baja en delitos de alto impacto, casos de homicidio, lesiones o robos violentos. Es una forma de verlo. Hay otras. El Observatorio Nacional Ciudadano mantiene por ejemplo que si en vez de analizar la variaci¨®n de un mes con otro, se compara el primer semestre de este a?o con el mismo periodo de 2018 los asesinatos, delitos de impacto total, han aumentado un 15%. En el barrio de Ismael, que no dice su apellido porque su autob¨²s llega y ¨¦l se trepa a la carrera, muchos vecinos hablan de robos y asaltos. ?l mismo cuenta que hace dos meses le arrancaron el celular de la mano en una avenida al lado de casa.
En julio, agentes de la guardia empezaron a patrullar en varias zonas de la capital. Concretamente en puntos lim¨ªtrofes con el Estado de M¨¦xico, caso de la colonia de Ismael. Si la Ciudad de M¨¦xico es gigantesca, inabarcable, lo es en buena medida por la cantidad de municipios de la entidad vecina que figuran en sus l¨ªmites norte y oriente. "Nosotros detectamos que en algunos de esos puntos lim¨ªtrofes nuestra estrategia de seguridad no estaba teniendo resultado", explica Tom¨¢s Pliego, coordinador del gabinete de seguridad de la ciudad, esto es, el mayor recipiente de datos sobre inseguridad del Gobierno local. "El problema es que los delincuentes se brincan de un lado a otro y es dif¨ªcil", dice.
All¨ª ha ido a parar la Guardia Nacional. Son, de momento 2.520 efectivos desplegados, seg¨²n datos de la corporaci¨®n. Hasta la fecha han practicado 136 detenciones. Pliego explica que cada d¨ªa, en la junta matutina del gabinete, encabezado por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, se analizan los datos delictivos del d¨ªa anterior, sobre todo de cr¨ªmenes de alto impacto: d¨®nde se han cometido, cu¨¢ntos se han cometido en la misma zona, qu¨¦ ha ocurrido en esas zonas en d¨ªas y semanas anteriores. Hecho esto, reparten la fuerza extra de la guardia en los lugares m¨¢s golpeados. "Se ocupan de dos tareas, patrullajes y operaciones especiales". Pliego asegura que los patrullajes se han notado, aunque concede que "todav¨ªa es pronto para sacar conclusiones".
Los primeros destinos de la Guardia Nacional han sido los distritos de Iztapalapa, el m¨¢s poblado de la ciudad; Iztacalco, justo al norte y Gustavo A. Madero y Venustiano Carranza, que conforman el arco nororiente. La semana que viene llegan a Tlalpan, en el sur. En la calle, las opiniones son variadas.
En Iztacalco, donde viven alrededor de 400.000 personas, la Guardia Nacional instal¨® su cuartel a principios de agosto. Para los hermanos Manuel y ?ngela Jim¨¦nez, de 67 y 62 a?os respectivamente, el cuartel no ha supuesto demasiado cambio. Viven en una casita de dos pisos a unos cien metros del lugar. "Est¨¢ medio cabr¨®n", dice Manuel, "aqu¨ª te roban en cualquier pinche momento".
Cuando se les pregunta si han notado una mejora desde la llegada de la Guardia, los hermanos Jim¨¦nez se miran y se sueltan a re¨ªr. Hace ocho d¨ªas, una joven asalt¨® a ?ngela cuando sal¨ªa de casa. Todav¨ªa luce las cicatrices de varios navajazos cerca del ojo izquierdo. "Se ven las patrullas, pero no se detienen", explica su hermano. "Y a¨²n si bajan del carro, te dicen que vayas a levantar acta".
La colonia Desarrollo Urbano Quetzalcoatl, donde vive Ismael, fue uno de los primeros destinos de la guardia. Leticia Ju¨¢rez, dise?adora de ropa de 50 a?os, dice que desde hace un rato "se notan los patrullajes". Ju¨¢rez es aficionada al boxeo y al fisioculturismo y cuenta que antes, sus idas y venidas al gimnasio eran un sufrimiento. "Una vez iba yo, por la ma?ana, muy temprano y en una parte oscura un hombre que ven¨ªa de frente se cruz¨® de banqueta [acera], yo me cruc¨¦, ¨¦l volvi¨® a cruzar. As¨ª varias veces. Por suerte vino un cami¨®n y me sub¨ª. Bueno, ahora en esa avenida hacen rondines ellos y ya no da miedo", argumenta.
A pocas calles de all¨ª, Teresa Ruiz gestiona una tienda junto a su familia. Tiene 76 a?os y vive en la colonia desde hace d¨¦cadas. La se?ora Ruiz dice que hace poco vio a una chica desde la tienda. Lleg¨® un tipo, le quit¨® el celular, le abofete¨® y se fue. "Y ni qu¨¦ decirle, porque le saca la pistola a una", cuenta. "Para m¨ª", argumenta, "ninguna de las dos es buena", refiri¨¦ndose a la polic¨ªa de la ciudad y la Guardia Nacional.
Cr¨ªticos con la Guardia
Naci¨® con pol¨¦mica la Guardia Nacional. Legalmente civil, muchos cuestionan su esp¨ªritu castrense, el papel de los militares en el mando y la formaci¨®n de los reclutas, adem¨¢s del pasado militar de muchos de sus actuales integrantes. Su participaci¨®n en la agenda securitaria de la ciudad ha sorprendido a m¨¢s de uno. M¨¢s a¨²n despu¨¦s de saber que van a participar en "operaciones especiales", como dice Tom¨¢s Pliego. Diversas voces de la academia y el activismo han denunciado que con la Guardia Nacional, el Ej¨¦rcito finalmente ha llegado a Ciudad de M¨¦xico. Entre otras cuestiones, como la responsabilidad de militares en violaciones a derechos humanos estos a?os de violencia en el pa¨ªs, a muchos les parece antinatural. Francisco Rivas, director general del Observatorio Nacional Ciudadano, afirma por ejemplo que "la Guardia Nacional no se pens¨® para atacar delitos del fuero com¨²n como el robo o los homicidios. No queda claro lo que le toca hacer". Tom¨¢s Pliego dice que "hay conciencia de los problemas que existen por parte de la sociedad y no ha habido una sola queja".
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