Las pistas del asesinato de Miroslava Breach que no fueron investigadas
El Colectivo 23 de marzo, un grupo de periodistas que trabaja en M¨¦xico, junto a Forbidden Stories, Bellingcat y el Centro Latinoamericano de Periodismo de Investigaci¨®n (CLIP) se unen en 'Proyecto Miroslava' para desvelar qu¨¦ se ha investigado y qu¨¦ no sobre el asesinato de la informadora en 2017
Los ¨²ltimos 10 a?os, al menos 82 periodistas mexicanos han sido asesinados en M¨¦xico por motivos relacionados con su profesi¨®n. Esto ha convertido a M¨¦xico en uno de los pa¨ªses m¨¢s peligrosos del mundo para ser periodista. V¨ªctima de esta violencia fue Miroslava Breach, una periodista de investigaci¨®n que denunciaba a grupos del crimen organizado que controlan la vida pol¨ªtica para consolidar su control, la llamada ¡°narcopol¨ªtica¡±. El 23 de marzo de 2017, Breach fue asesinada a sangre fr¨ªa a la entrada de su casa y aunque existe una investigaci¨®n judicial de su muerte ¨¦sta ha dejado cabos sueltos. El Colectivo 23 de marzo, un grupo de periodistas que trabaja en M¨¦xico, en colaboraci¨®n con las organizaciones internacionales Forbidden Stories, Bellingcat y el Centro Latinoamericano de Periodismo de Investigaci¨®n (CLIP) se unieron para desvelar qu¨¦ se ha investigado y qu¨¦ no sobre este crimen, que no debe quedar impune.
El 23 de marzo 2017 a las siete de la ma?ana, en la ciudad de Chihuahua, la periodista mexicana Miroslava Breach subi¨® a su camioneta para llevar a su hijo de 14 a?os al colegio. De pronto apareci¨® un hombre desconocido, con la cara escondida bajo una gorra y abri¨® fuego. La periodista no sobrevivi¨® al ataque.
Breach era una profesional respetada por su ejemplar trabajo de investigaci¨®n, realizado en medio de una gran peligro. Trabajaba para los peri¨®dicos La Jornada y El Norte de Ciudad Ju¨¢rez, escribiendo sobre el crimen organizado y la corrupci¨®n de las autoridades locales en su natal Chihuahua, que es considerado uno de los Estados m¨¢s violentos del pa¨ªs. En los ¨²ltimos meses de su vida, hab¨ªa centrado su trabajo en los narcopol¨ªticos, miembros de grupos del narcotr¨¢fico que se infiltran en el ¨¢mbito pol¨ªtico para consolidar su control. Se dedic¨® particularmente a investigar la expansi¨®n de Los Salazares, una organizaci¨®n criminal que opera en el pueblo serrano de Ch¨ªnipas en alianza con el cartel de Sinaloa, codirigido por Joaqu¨ªn El Chapo Guzm¨¢n hasta que fue detenido en 2016, y que ha crecido bajo el cobijo de las autoridades que les garantizan impunidad.
Dos a?os despu¨¦s del asesinato, las investigaciones de las autoridades locales y federales han dejado muchos cabos sueltos. Ninguna ha establecido un v¨ªnculo entre el asesinato y los grupos criminales o pol¨ªticos, a pesar de las indagaciones de Miroslava sobre el tema y a pesar de las amenazas que recib¨ªa de parte de ellos. Solo un hombre, Juan Carlos Moreno Ochoa, apodado El Larry, fue detenido. Seg¨²n las autoridades, ser¨ªa el ¨²nico instigador del asesinato de Miroslava, algo que deja fuera de sospecha precisamente a quienes ella hab¨ªa investigado: el crimen organizado y sus nexos con la pol¨ªtica.
Sin embargo, la versi¨®n oficial de los hechos ha dejado fuera muchas piezas del rompecabezas.
Es por esto que el Colectivo 23 de Marzo, que agrupa a periodistas mexicanos, en alianza con las organizaciones period¨ªsticas internacionales Forbidden Stories, Bellingcat y el Centro Latinoamericano de Investigaciones Period¨ªsticas (CLIP), se unieron para llevar a cabo la investigaci¨®n Proyecto Miroslava.
Piezas faltantes
25 de diciembre del 2017. Nueve meses han pasado desde el asesinato de Miroslava Breach. Se realizaron ocho disparos a trav¨¦s de las ventanas de su auto. Sus hijos, que estaban cerca, escucharon la r¨¢faga. Tras nueve meses de investigaci¨®n (y de espera), Javier Corral, gobernador del Estado de Chihuahua, anunci¨® frente a las c¨¢maras de televisi¨®n la captura de Juan Carlos Moreno Ochoa, El Larry.
El hombre, detenido en el Estado vecino de Sonora, fue presentado como el autor intelectual de la muerte de Breach. Tambi¨¦n se revel¨® la identidad del sicario: Ram¨®n Andr¨¦s Zabala, un pistolero de 25 a?os, que fue hallado muerto tambi¨¦n en el Estado de Sonora. Ten¨ªan otro c¨®mplice, Jaciel Vega Villa quien, seg¨²n las autoridades, habr¨ªa conducido al tirador al lugar de la escena del crimen antes de darse a la fuga. En tono muy solemne, el gobernador Corral enumer¨® los elementos considerados en el expediente policial: 200 horas de v¨ªdeo analizadas, escuchas telef¨®nicas, m¨¢s de 20 testigos interrogados y la movilizaci¨®n de expertos en la escena del crimen en una investigaci¨®n que pretend¨ªa ser un "modelo nacional" de c¨®mo investigar cr¨ªmenes contra periodistas en M¨¦xico.
A pesar de su apariencia ejemplar, la investigaci¨®n oficial, iniciada por la Fiscal¨ªa del Estado de Chihuahua y continuada por la Procuradur¨ªa General de la Rep¨²blica desde 2018, no logra ocultar sus carencias: hay indicios y pruebas que nunca fueron tenidos en cuenta durante la investigaci¨®n, pol¨ªticos que no fueron interrogados adecuadamente, personas que pudieron haber tenido alg¨²n grado de implicaci¨®n en los hechos que, sin embargo, fueron considerados solamente como testigos y se les protegi¨® la identidad, as¨ª como irregularidades en la escena del crimen y elementos de prueba contradictorios.
El Proyecto Miroslava?identifica todas esas irregularidades que, unidas, apuntan a concluir que no se investigaron debidamente las pistas que llevaban directamente a los narcopol¨ªticos que habr¨ªan podido estar detr¨¢s de este crimen.
Las pruebas ignoradas
El asesinato de la periodista Miroslava Breach ha gozado de una amplia cobertura medi¨¢tica en M¨¦xico. No fue la primera ni la ¨²nica en ser asesinada simplemente por haber realizado su labor, pero sus investigaciones implacables ¡ªque destaparon muchas veces los estrechos v¨ªnculos entre carteles y pol¨ªticos¡ª la convierten en icono de la libertad de prensa, constantemente ultrajada en este pa¨ªs latinoamericano.
Algunas horas despu¨¦s del homicidio, la polic¨ªa anunci¨® un primer hallazgo: una cartulina tirada a algunos metros de la camioneta que presuntamente revela la identidad del autor intelectual del crimen. La nota habr¨ªa sido firmada por El 80, el apodo de un jefe regional del cartel de Ju¨¢rez, enemigo del cartel de Sinaloa y de sus aliados Los Salazares. Pero con el paso de las horas, fue cambiando la naturaleza del mensaje. Decenas de periodistas observaron la evoluci¨®n de las versiones oficiales: tres versiones en tan solo 48 horas.
El mensaje cambiaba y se alargaba a medida que avanzaba el reloj, despertando las sospechas de los reporteros que siguieron de cerca el caso. Adicionalmente, nuestro colectivo descubri¨® que la cadena de custodia de esta evidencia, a pesar de ser esencial, no hab¨ªa sido mantenida debidamente. Resulta imposible rastrear las manos por las que pas¨®, desde la escena del crimen hasta que se hizo p¨²blico.
A partir de este primer indicio, las incongruencias se comienzan a acumular. Por ejemplo, la presencia del gobernador Corral tres d¨ªas despu¨¦s del asesinato en el domicilio de uno de los c¨®mplices, Jaciel Vega Villa, durante el registro de la polic¨ªa. Algunos meses despu¨¦s, ante los micr¨®fonos de un programa de radio, Corral casualmente reconoci¨® haber estado presente en el lugar de la investigaci¨®n.
Dentro de esta misma casa se descubrieron numerosas pruebas durante la investigaci¨®n oficial. El carro que manej¨® el asesino de Miroslava fue encontrado all¨ª. Este coche pertenece efectivamente a Jaciel Vega Villa, un estudiante universitario que presuntamente estuvo tras el tim¨®n en el momento del asesinato de Miroslava Breach. Tras realizar indagaciones, el Colectivo 23 de marzo descubri¨® un v¨ªnculo familiar significativo: Jaciel es ahijado de Alfredo Salazar Ram¨ªrez, l¨ªder de Los Salazares y cuya extradici¨®n ha sido solicitada por un tribunal de Estados Unidos.
Narcopol¨ªticos
El registro de la casa de Jaciel Vega Villa permiti¨® tambi¨¦n a los investigadores encontrar una computadora personal, con dos grabaciones de audio. Ambas corresponden a conversaciones telef¨®nicas durante las cuales un hombre interroga insistentemente a Miroslava Breach y otra colega que hab¨ªa publicado la misma denuncia. Su objetivo era obtener las identidades de las fuentes de la investigaci¨®n de su historia sobre los candidatos "narcopol¨ªticos" en las elecciones municipales, particularmente el candidato auspiciado por Los Salazares en el municipio de Ch¨ªnipas. Durante esta llamada, Breach rehus¨® categ¨®ricamente entregar esta informaci¨®n, desafiando con iron¨ªa al hombre del otro lado del tel¨¦fono hablando de su par de "ovarios". "El silencio es complicidad", le espet¨® ella.
El interlocutor de Breach fue finalmente identificado unos diez d¨ªas despu¨¦s por la Fiscal¨ªa. Se trataba de Alfredo Pi?era, portavoz estatal del Partido Acci¨®n Nacional (PAN), el partido del gobernador de Chihuahua y una de las formaciones pol¨ªticas mexicanas m¨¢s importante. El vocero reenvi¨® esas grabaciones ilegales a otro pol¨ªtico local, a quien Miroslava Breach posteriormente denunci¨® por sus probables v¨ªnculos con el crimen organizado: el entonces alcalde de Ch¨ªnipas, Hugo Amed Schultz. Ante la justicia, ¨¦ste explic¨® que con la grabaci¨®n buscaba demostrarle a Los Salazares que no era responsable de la fuga de informaci¨®n, y evitar as¨ª represalias. Sin embargo, al entregar esa grabaci¨®n a la gente de El Larry, en la pr¨¢ctica conden¨® a muerte a la periodista.
Se podr¨ªa asumir que la cantidad de informaci¨®n que la justicia posee contra una persona bastar¨ªa para preocuparla. Pero no sucedi¨® as¨ª. Desde el inicio de la investigaci¨®n del caso, Schultz recibi¨® el estatus de testigo e incluso tiene un seud¨®nimo, Boby, en las transcripciones judiciales para resguardar su identidad. El mismo trato recibi¨® Pi?era, cuyo nombre fue cambiado a Casio en la investigaci¨®n judicial. Los dos hombres han logrado seguir sin problemas con sus carreras profesionales, a pesar de esas informaciones comprometedoras. Pi?era fue contratado como asesor del coordinador del grupo del PAN en el Parlamento. Schultz, por su parte, lleg¨® a trabajar en el Gobierno estatal y ha podido conservar su plaza de docente. Est¨¢ considerando dirigir el comit¨¦ nacional del PAN en Ch¨ªnipas.
La lentitud de la justicia federal
A partir de abril del 2018, la Fiscal¨ªa Especial para la Atenci¨®n de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresi¨®n (FEADLE) de la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica, se encarg¨® del caso, para disgusto de las autoridades del Estado de Chihuahua. La esperanza de que se hiciera justicia renaci¨®. Apenas abri¨® la investigaci¨®n, la Fiscal¨ªa federal interrog¨® a dos nuevos testigos, miembros de la c¨²pula del PAN. Sin embargo, tambi¨¦n solicit¨® ¨Cextra?amente¡ª el interrogatorio de cinco periodistas cercanos a Miroslava Breach, como si fueran sospechosos.
Hasta ahora los resultados han demostrado ser decepcionantes. Este colectivo descubri¨® que no hubo una investigaci¨®n real de otros casos que est¨¢n ligados al asesinato de la periodista. Tampoco se investigaron las circunstancias en torno a la muerte del sicario Ram¨®n Andr¨¦s Zabala.
Jaciel Vega Villa, el conductor del asesino, est¨¢ pr¨®fugo. Un alto funcionario estatal confirm¨® versiones de prensa de que el joven fue interrogado por las autoridades algunos d¨ªas despu¨¦s del asesinato, sin ser inculpado, justific¨¢ndose en que la identidad del sospechoso no se conoc¨ªa entonces. Sin embargo, el funcionario se corrigi¨® posteriormente, aduciendo que se hab¨ªa equivocado, cuando el fiscal estatal rechaz¨® tajantemente que hubieran tenido a Vega en custodia. Desde entonces, dos testigos confirmaron a este colectivo que en efecto Vega fue interrogado y otros se?alan que est¨¢ escondido en Ch¨ªnipas. Sigue pr¨®fugo hasta hoy.
Otras decisiones cuestionables de las autoridades judiciales incluyen una polic¨ªa estatal ¡ªy sobrina de El Larry¡ª que hosped¨® a los asesinos y un hombre que los recogi¨® de la escena del crimen. Ambos recibieron estatus de testigos, con identidades protegidas y nunca fueron considerados como posibles sospechosos. Los investigadores penales tampoco indagaron sobre una licencia de piloto encontrada en la casa de Vega, ni identificaron a los due?os de los n¨²meros telef¨®nicos con los que ¨¦ste se comunic¨® justo despu¨¦s del crimen. Este colectivo tampoco encontr¨® evidencia de que se hiciera investigaci¨®n judicial alguna en Ch¨ªnipas, a pesar de que tantas evidencias del asesinato de Miroslava conducen hacia este municipio en la sierra Tarahumara.
El proceso de El Larry contin¨²a estancado, bloqueado por un testigo clave que se niega a hablar. El fiscal estatal de Chihuahua decidi¨® no responder a una solicitud de entrevista del Colectivo 23 de marzo. Y aunque el responsable de la Fiscal¨ªa para la Atenci¨®n de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresi¨®n nos habl¨®, rehus¨® dar detalles que pudieran comprometer la investigaci¨®n y expres¨® su respaldo al proceder de la Fiscal¨ªa estatal, a pesar de sus evidentes fallas.
?ste es el estado actual de la investigaci¨®n que pretend¨ªa ser un "modelo nacional" para todos los futuros asesinatos de periodistas en M¨¦xico. Tanto el Estado de Chihahua como posteriormente las autoridades federales han ignorado pistas cruciales durante sus investigaciones. Las preguntas de este colectivo se toparon con su silencio. Un silencio que, como dec¨ªa la misma Miroslava Breach, se convierte en c¨®mplice.
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