Muere Robert Mugabe, el hombre que liber¨® y conden¨® Zimbabue
El autoritario mandatario se mantuvo en el poder durante casi cuatro d¨¦cadas y fue apartado en 2017 tras un golpe militar
Vehemente, en la liberaci¨®n y en la represi¨®n. Robert Gabriel Mugabe, una de las figuras m¨¢s controvertidas de la historia del continente africano, muri¨® este viernes a los 95 a?os lejos de su tierra, Zimbabue, el pa¨ªs que gobern¨® durante 37 a?os. Carism¨¢tico y autoritario, el hombre que lleg¨® a ser el presidente m¨¢s anciano del mundo no ha llegado a vivir dos a?os sin el poder y se ha apagado en un hospital de Singapur, traicionado por el r¨¦gimen que ¨¦l mismo cre¨®.
It is with the utmost sadness that I announce the passing on of Zimbabwe's founding father and former President, Cde Robert Mugabe (1/2)
— President of Zimbabwe (@edmnangagwa) September 6, 2019
Robert Mugabe, el l¨ªder de m¨²ltiples caras que acapar¨® la historia de Zimbabue y que conden¨® al exilio a un tercio de sus ciudadanos, pas¨® el ¨²ltimo y breve tramo de su vida entre el Techo azul ¡ªsu mansi¨®n de lujo de Harare¡ª, y el hospital de Singapur donde ha fallecido sin dejar, como quer¨ªa, la sucesi¨®n lista para su esposa. Extirpado de la presidencia en noviembre de 2017 por sus propios camaradas, Mugabe ha muerto expulsado de la c¨¢scara de hierro que ¨¦l mismo forj¨®, dejando una huella imborrable en el continente. Liber¨® Zimbabue, y lo conden¨®.
Es precisamente el hombre que le derrib¨®, el actual presidente Emmerson Mnangagwa, el que anunci¨® su muerte ¡°con la mayor de las tristezas¡±. El mismo amigo fiel que acompa?¨® a Mugabe durante casi cuatro d¨¦cadas, al mando de las operaciones m¨¢s duras del r¨¦gimen, antes de obligarle a dimitir con un peculiar golpe de Estado en 2017. ¡°El comandante Mugabe¡±, a?adi¨® Mnangagwa, ¡°era un icono de la liberaci¨®n, un panafricanista que dedic¨® su vida a la emancipaci¨®n y empoderamiento de su gente. Su contribuci¨®n a la historia de nuestra naci¨®n y el continente nunca ser¨¢ olvidado¡±. Horas despu¨¦s, el mandatario anunci¨® que Mugabe ha sido declarado h¨¦roe nacional.
La guerra de poder entre Mnangagwa y la esposa del expresidente, Grace Mugabe, acab¨® por precipitar el fin de la larga era Mugabe, un t¨¦rmino que los zimbabuenses pensaban que solo podr¨ªa llegar ya con su muerte.
El aura de libertador ha quedado presente en el imaginario continental, aunque aquel Mugabe que existi¨® y luch¨® contra el r¨¦gimen racista de Ian Smith y por los derechos de sus ciudadanos se perdi¨® a lo largo de su dilatada historia en el poder, a base de muertos, represi¨®n y de convertir Zimbabue en un absurdo econ¨®mico en el que ha sido muy dif¨ªcil sobrevivir.
Hijo de un carpintero y una catequista, naci¨® y creci¨® cuando el pa¨ªs se llamaba Rodesia y el racismo era ley. Inteligente y audaz, de joven ley¨®, aprendi¨® y se abri¨® camino entre los mejores estudiantes. En Sud¨¢frica, donde estudi¨®, se implic¨® en los movimientos pol¨ªticos y de liberaci¨®n y en Ghana, pa¨ªs en el que imparti¨® clases, se nutri¨® de las ideas del primer presidente de la independencia, Kwame Nkrumah, gran l¨ªder panafricanista y referente en todo el continente. Mugabe se convirti¨® en una pieza clave para el cambio de la historia en Zimbabue. En 1963, particip¨® en la fundaci¨®n de la Uni¨®n Africana Nacional de Zimbabue (ZANU), el movimiento de liberaci¨®n que se erigi¨® contra el r¨¦gimen racista de Ian Smith, pag¨® con 10 a?os de c¨¢rcel su activismo contra la colonia y con su batalla y sus discursos directos y antimperialistas se forj¨® el Mugabe-h¨¦roe de la liberaci¨®n.
Pero en 1980 empez¨® otra etapa. Zimbabue logr¨® la independencia y Mugabe se instal¨® en el poder. Pronto lleg¨® el primer golpe de su nueva faceta: la matanza de 20.000 personas de la minor¨ªa Ndebele a manos de su r¨¦gimen. El Mugabe-represor se manifest¨® bruscamente, mientras segu¨ªa con sus discursos alimentando la dualidad de opiniones que le ha perseguido hasta su muerte.
Su popularidad se fue degradando en Zimbabue y en el a?o 2000, intent¨® utilizar la famosa ¡°reforma agraria¡± para recuperar el apoyo ciudadano. Expropi¨® las granjas de los zimbabuenses blancos, visti¨¦ndolo como un reajuste para una repartici¨®n m¨¢s justa de las tierras y su ¡°recuperaci¨®n¡± por parte de la poblaci¨®n aut¨®ctona. Pero los que se benefician de la reforma pertenec¨ªan solo al entorno del r¨¦gimen, los veteranos de guerra y la ¨¦lite ya en el poder. La mayor¨ªa qued¨® fuera, la econom¨ªa se sigui¨® ahogando y en 2008, estall¨® el polvor¨ªn.
No hab¨ªa v¨ªveres ni gasolina, lo que unido a la hiperinflaci¨®n (79.600.000.000% a finales de 2008), convirti¨® el pa¨ªs en un drama. El ¨¦xodo de zimbabuenses inund¨® la vecina Sud¨¢frica y la oposici¨®n le plant¨® cara a Mugabe en las urnas. La respuesta del Gobierno fue una brutal oleada de torturas y represi¨®n, incluyendo a l¨ªderes visibles como Morgan Tsvangirai.
As¨ª, a base de erradicar disidentes y adoptando monedas extranjeras para capear el absurdo econ¨®mico, Mugabe se agarr¨® al poder en su ¨²ltima fase, hasta que, queriendo imponer su sucesi¨®n, se top¨® con la m¨¢quina que ¨¦l mismo cre¨®. En 2017, Mugabe ya no era el joven inspirado por Nkrumah, sino un dictador nonagenario, el presidente m¨¢s anciano del mundo y el segundo m¨¢s longevo en el poder.
La m¨¢quina pod¨ªa esperar a la muerte de Mugabe, pero no dejar a Grace Mugabe prosperar. As¨ª que, sin la violencia con la que se trat¨® a los opositores, se apart¨® al capit¨¢n, aunque su legado de un Zimbabue quebrado bajo el f¨¦rreo r¨¦gimen que invent¨®, sigue m¨¢s que vivo. Todos los Mugabes han dejado huella, pero su herencia es el pa¨ªs, que no supo ¡ªo no quiso¡ª independizar.
Un final rodeado de silencio y secretismo en Singapur
Cuesta creer que el cuerpo envuelto en una sencilla s¨¢bana blanca que un par de trabajadores de una funeraria de Singapur sacan de una furgoneta es el de uno de los exl¨ªderes africanos m¨¢s famosos del mundo. Del veh¨ªculo sale tambi¨¦n un hombre africano, mientras otro se queda dentro y varios empleados se apresuran a bajar una valla met¨¢lica que protege la escena de las miradas curiosas.
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