El plan de Johnson se queda a medio camino de las exigencias de Bruselas
El proyecto del primer ministro brit¨¢nico desarma lo pactado entre la UE y Londres en 2018
Poco m¨¢s de dos meses ha tardado el primer ministro brit¨¢nico, Boris Johnson, en desarmar el acuerdo del Brexit forjado por su predecesora, y en recomponerlo dejando fuera la pieza que m¨¢s le incomodaba: la llamada salvaguarda irlandesa (o backstop) que garantiza que, pase lo que pase tras la salida del Reino Unido de la UE, no se establecer¨¢ una frontera f¨ªsica entre las dos Irlandas.
Johnson remiti¨® este mi¨¦rcoles su plan al presidente de la Comisi¨®n Europea, Jean-Claude Juncker, con una amable y tajante carta en la que asegura que ¡°el backstop era un puente hacia ninguna parte¡± y que sus propuestas ¡°garantizan que la frontera entre Irlanda del Norte [territorio brit¨¢nico] e Irlanda [Estado miembro de la UE] permanecer¨¢ abierta, permitiendo proteger los enormes beneficios del Acuerdo de Viernes Santo¡±.
El optimismo de Johnson contrasta con la realidad de unas propuestas que se quedan a medio camino de las condiciones pactadas por Londres y Bruselas en el pacto de salida firmado en noviembre de 2018. El protocolo sobre Irlanda incluido en ese primer acuerdo lograba los tres objetivos buscados por la Uni¨®n Europea: la ausencia de frontera en la isla irlandesa, preservar la unidad de la econom¨ªa que se ha desarrollado desde los acuerdos de paz en 1998; y garantizar la integridad del mercado interior europeo impidiendo que se cuelen productos no deseados a trav¨¦s de Irlanda del Norte.
Una econom¨ªa irlandesa. Juncker, en conversaci¨®n telef¨®nica con Johnson, reconoci¨® los avances que supone la propuesta. La mayor concesi¨®n de Londres es permitir que Irlanda del Norte siga alineada con las normas europeas en todo tipo de producci¨®n, desde las agr¨ªcolas hasta las industriales. Eso permitir¨ªa mantener a la isla como una unidad econ¨®mica con la libre circulaci¨®n de productos muy fluida y con la barrera aduanera situada en el mar, entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido. Pero junto a ese aspecto positivo, Juncker subray¨® que ¡°sigue habiendo puntos problem¨¢ticos¡±. A Johnson le falta por recorrer parte del camino para llegar a un acuerdo antes del 31 de octubre, plazo previsto para completar el Brexit.
Fecha de caducidad. Entre los puntos conflictivos del plan de Johnson figura la gobernanza del nuevo protocolo sobre Irlanda y su fecha de caducidad. El protocolo pactado hasta ahora preve¨ªa su mantenimiento en vigor hasta que Bruselas y Londres lograran un nuevo acuerdo comercial que lo hiciera innecesario. Johnson tem¨ªa que ese plazo ilimitado mantuviera encadenado al Reino Unido a la uni¨®n aduanera europea. Y plantea como soluci¨®n una salvaguarda renovable cada cuatro a?os, previa autorizaci¨®n de la Asamblea de Irlanda del Norte, el ¨®rgano legislativo de esa regi¨®n. Sin ese visto bueno, la salvaguarda decaer¨ªa en un plazo de un a?o, provocando la temida aparici¨®n de una frontera f¨ªsica en la isla. ¡°Ese plazo de caducidad no vuela¡±, pronostica un diplom¨¢tico en Bruselas. La Uni¨®n exige que ambas partes tengan la llave de la salvaguarda, es decir, que solo se pueda suprimir por mutuo acuerdo.
Incertidumbre. El Protocolo pactado entre el Reino Unido y la UE en 2018 ten¨ªa tambi¨¦n la ventaja de que su entrada en vigor, en caso necesario, era autom¨¢tica al final del per¨ªodo transitorio de salida (1 de enero de 2021). Si en ese momento no se hab¨ªa logrado un acuerdo comercial entre Bruselas y Londres, la salvaguarda se activaba, dejando a todo el Reino Unido (incluida Irlanda del Norte) en una uni¨®n aduanera con el resto de Europa, lo que permit¨ªa la libre circulaci¨®n entre las dos partes de la isla sin necesidad de controles ni aranceles. Ese automatismo desaparece en la propuesta de Johnson. Primero, porque la isla se dividir¨ªa a efectos aduaneros entre la parte europea y la brit¨¢nica, y la libre circulaci¨®n entre ambos territorios se garantizar¨ªa mediante una serie de reformas y ajustes legislativos que se negociar¨ªan durante el per¨ªodo de transici¨®n. Si para entonces no se hubieran pactado, el abismo de la frontera f¨ªsica resurge. Pero incluso si se introducen las medidas necesarias, la activaci¨®n definitiva de ese pacto requerir¨ªa el visto bueno de la Asamblea norirlandesa antes de diciembre de 2020.?Cualquier tropiezo pol¨ªtico y el fantasma de la divisi¨®n se materializar¨ªan.
Controles. ¡°No habr¨¢ controles ni en la frontera irlandesa ni cerca de ella¡±, prometi¨® este mi¨¦rcoles Boris Johnson durante la conferencia de su partido conservador en Manchester. Pocas horas despu¨¦s remiti¨® una propuesta de Brexit a Bruselas que contempla controles en Irlanda. M¨ªnimos, asegura. Pero controles. Los chequeos regulatorios, sobre la idoneidad de los productos que pasen de una Irlanda a la otra, se llevar¨¢n a cabo ¡°en la zona fronteriza¡±, seg¨²n la propuesta brit¨¢nica. En cuanto a los controles aduaneros, Londres asegura que se reducir¨¢n al m¨ªnimo gracias a un nuevo sistema de notificaci¨®n y seguimiento de las mercanc¨ªas. Pero admite que ¡°los controles f¨ªsicos seguir¨¢n siendo necesarios aunque en una muy peque?a proporci¨®n¡±. Y asegura que se podr¨¢n llevar a cabo ¡°en las dependencias de las empresas exportadoras o en otros lugares que podr¨ªan estar localizados en cualquier parte de Irlanda o de Irlanda del Norte¡±. Johnson, en su carta, minimiza el impacto y subraya que el comercio de bienes entre las dos partes de Irlanda ¡°es poco m¨¢s del 1% del comercio total entre Reino Unido y la UE. Es totalmente razonable gestionar esta frontera de manera diferente¡±. Una gotera peque?a frente a la protecci¨®n total que permit¨ªa el Protocolo pactado hasta ahora.
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