La oposici¨®n brit¨¢nica rechaza en bloque la nueva propuesta de Johnson
Los nacionalistas escoceses exigen derecho a veto como Irlanda del Norte
Boris Johnson deber¨¢ afanarse en hacer bien sus c¨¢lculos si pretende que el Parlamento brit¨¢nico d¨¦ luz verde a su nueva propuesta para un acuerdo sobre el Brexit. El recibimiento de los partidos de la oposici¨®n al nuevo texto propuesto a Bruselas, que expuso vagamente este jueves el primer ministro en Westminster, tuvo el mismo tono bronco que le toc¨® sufrir a su predecesora, Theresa May. La ex primera ministra, de hecho, decidi¨® asistir a la sesi¨®n para contemplar desde su esca?o el varapalo que recib¨ªa Johnson. El l¨ªder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, se refiri¨® a los planes elaborados por Downing Street para reemplazar el llamado backstop (la salvaguarda para Irlanda del Norte) como ¡°una versi¨®n refrita de propuestas ya rechazadas¡±, y anticip¨® su negativa a respaldarlos. ¡°Los ¨²nicos que no van a sufrir esta cat¨¢strofe son los fondos de inversi¨®n que contribuyeron a la campa?a del primer ministro [para lograr el liderazgo del Partido Conservador], que actualmente se dedican a apostar en corto contra la libra y a echar abajo nuestra fr¨¢gil econom¨ªa. Usted solo busca dividir y poner en riesgo a este pa¨ªs en su propio beneficio pol¨ªtico, para lograr un acuerdo del tipo 'Am¨¦rica Primero' con el se?or Trump¡±, dijo Corbyn.
?La l¨ªder de los liberales dem¨®cratas, Jo Swinson, y los nacionalistas escoceses del SNP, arremetieron con igual dureza contra Johnson, y le acusaron de estar poniendo en serio riesgo con su propuesta de volver a levantar controles aduaneros entre las dos Irlandas la fr¨¢gil paz alcanzada con los Acuerdos de Viernes Santo de 1998. En el caso de los escoceses, adem¨¢s, le reprocharon que hubiera condicionado que su plan saliera adelante a que obtenga el ¡°consentimiento democr¨¢tico¡± de la Asamblea de Irlanda del Norte (actualmente suspendida). ¡°?D¨®nde se contempla el consentimiento del pueblo escoc¨¦s, que vot¨® mayoritariamente a favor de la permanencia en la UE, y cuya voz se ha ignorado repetidamente por este Gobierno conservador? Usted habr¨¢ logrado el consentimiento del DUP [los unionistas norirlandeses], pero el resto de partidos pol¨ªticos de ese territorio y sus principales grupos empresariales no le han comprado la mercanc¨ªa¡±, le reproch¨® a Johnson el portavoz del SNP en la C¨¢mara de los Comunes, Ian Blackford.
El primer ministro fue capaz de contenerse en su intervenci¨®n y evitar las malas formas y enfrentamientos que despleg¨® durante su anterior comparecencia en Westminster. Le hizo de ese paso un gran favor al speaker (presidente) de la C¨¢mara, John Bercow, quien ayer sufr¨ªa una seria afon¨ªa que le incapacitaba para imponer su habitual autoridad verbal.
Sin embargo, el mensaje de los diputados fue rotundo. Ha llegado hasta el l¨ªmite de las concesiones, y el margen de modificaci¨®n de su propuesta es m¨ªnimo. Fuentes oficiales del Gobierno, sin embargo, aseguran a EL PA?S que todo depende de la respuesta de la UE, y que si cobra tracci¨®n un nuevo proceso negociador, est¨¢n dispuestos a sumergirse en ¡°un largo t¨²nel¡± de discusiones durante las pr¨®ximas dos semanas.
Tuvo que hacer Johnson malabarismos durante el tiempo en que se someti¨® a las preguntas de los diputados para evitar reconocer abiertamente que su nueva propuesta contempla la posibilidad de nuevos controles de aduanas entre la Rep¨²blica de Irlanda e Irlanda del Norte. Eso, junto a la capacidad de veto que entrega a los unionistas norirlandeses al condicionar la entrada en vigor del nuevo esquema a que la Asamblea de Belfast le d¨¦ luz verde, fue lo que m¨¢s irritaci¨®n despert¨® en la oposici¨®n. ¡°Las propuestas que hemos planteado no implican ninguna infraestructura f¨ªsica en la frontera ni cerca de ella. De hecho, no implican nuevas construcciones en ninguna parte¡±, asegur¨® Johnson. Contradec¨ªa as¨ª el texto enviado a Bruselas, en el que se admite que ser¨¢n necesarios controles aduaneros, ¡°bien en las propias instalaciones de las empresas de origen y destino, bien en cualquier otro punto de la cadena de transporte¡±.
Downing Street comienza a contar votos. Sabe que una amplia mayor¨ªa de diputados conservadores respaldar¨ªa el nuevo plan. Suma adem¨¢s los diez esca?os de los unionistas del DUP, que han dado su brazo a torcer. Y estima que puede hacerse con un pu?ado de representantes laboristas ¡ªhasta 20 de ellos¡ª que comienzan a sentir en la espalda el hast¨ªo de sus electores y quieren dar carpetazo al asunto del Brexit. Johnson, sin embargo, se neg¨® a someter a votaci¨®n ya el plan hasta que no tenga el visto bueno de Bruselas. Y eso, vistas las primeras reacciones, es todav¨ªa una apuesta a muy largo plazo y de futuro incierto.
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