Los ataques en el norte de Siria contin¨²an pese a la tregua pactada entre EE UU y Turqu¨ªa
Las milicias kurdas acusan a Ankara de incumplir el alto el fuego en la frontera
No hay tregua en el norte de Siria, en contra del anuncio de alto el fuego turco patrocinado por Estados Unidos el pasado jueves. Prueba de ello son los ocho cuerpos calcinados y la docena de heridos que llegaron este viernes por la ma?ana al centro m¨¦dico Shahid Legerin, en la localidad de Tel Tamer. En esta suerte de hospital de urgencias, situado a 30 kil¨®metros del epicentro de los combates en la localidad de Ras el Ain, trabajan sin descanso media docena de cirujanos desde el pasado 9 de octubre, fecha en la que Ankara lanzara una ofensiva a¨¦rea y terrestre sobre el norte de Siria junto con fuerzas paramilitares locales aliadas.
Los m¨¦dicos han certificado la muerte de m¨¢s de 150 personas ¡ªmilitares y civiles¡ª y atendido a m¨¢s de 550 heridos desde el inicio de la ofensiva. El c¨®mputo total de muertos y heridos en la jornada del viernes aument¨® a 30? conforme anochec¨ªa, seg¨²n la Media Luna Roja kurda. Los heridos hab¨ªan sido apilados sobre las camillas por orden de llegada, siendo los m¨¢s graves inmediatamente enviados a la sala de operaciones. Entre gemidos unos hablaban de bombardeos con drones, otros de morteros, y aquellos que llegaron con heridas de bala hablaban de un ataque sorpresa por parte de c¨¦lulas durmientes de mercenarios [como se refieren a las milicias enemigas]. En la parte trasera del hospital iban a parar los cuerpos de quienes llegaron sin vida.
El anuncio de un alto el fuego de 120 horas por Turqu¨ªa ¡ªproclamado en la noche del jueves por el vicepresidente de EE UU, Mike Pence, despu¨¦s de una reuni¨®n con el l¨ªder turco, Recep Tayyip Erdogan¡ª desat¨® un sinf¨ªn de balaceras de celebraci¨®n en las principales urbes del norte de Siria. Pero a la ma?ana siguiente, los drones y los morteros volvieron a bombardear y las balas a silbar en Ras el Ain. Este diario no ha podido comprobar si los ataques de drones con explosivos y morteros proced¨ªan del Ej¨¦rcito turco o de las milicias sirias bajo ¨®rdenes de Ankara. El Centro de Informaci¨®n de la regi¨®n kurda del norte de Siria asegura que los drones empleados son modelos de los que las milicias yihadistas sirias no disponen.
¡°No sabemos cu¨¢ntos muertos hay, pero siguen esparcidos por las calles¡±, aseguraba la v¨ªspera y v¨ªa WhatsApp una miliciana kurda desde Ras el Ain. ¡°No aceptamos los t¨¦rminos de Erdogan hace 10 d¨ªas, no los vamos aceptar ahora¡±, cuenta bajo el anonimato otro miembro de las Unidades de Protecci¨®n Populares kurdas (YPG, por sus siglas en kurdo). ¡°Pero necesitamos un receso para sacar a las docenas de heridos y muertos¡±, a?ade este miliciano.
La tregua naci¨® muerta la ma?ana del viernes en el hospital de Tel Tamer, localidad en la que tampoco ha dejado rastro el acuerdo sellado por las Fuerzas Democr¨¢ticas Sirias (FDS y compendio de fuerzas kurdo ¨¢rabes lideradas por las YPG y aliados de la coalici¨®n en la lucha contra el ISIS) con Bachar el Asad. Las unidades del Ej¨¦rcito regular sirio no se han desplegado ni en esta localidad ni en la franja de frontera donde se yergue Ras el Ain. Tampoco se ha producido ning¨²n repliegue de fuerzas kurdas en la zona.
¡°Hemos enviado un convoy con cuatro ambulancias a Ras el Ain para llevar medicamentos y evacuar a los m¨¢s de 40 heridos hacinados en el s¨®tano del hospital, pero las fuerzas pro turcas no les han dejado pasar¡±, explica un exhausto cirujano jefe, de nombre Husein. De hecho, hace tres d¨ªas que no reciben heridos del frente totalmente cercado, y los que llegaban ayer lo hac¨ªan de los poblados de Dawudi y Abu Rasen a escasos 10 kil¨®metros de Ras el Ain.
¡°Algunos llevan 72 horas con un torniquete o con un miembro amputado, esos morir¨¢n si no son evacuados¡±, acota el cirujano. Ya no pintan de rojo las ambulancias para evitar ser blanco f¨¢cil de los cazas turcos en cuyos ataques, asegura Husein, ya han muerto cinco trabajadores m¨¦dicos.
Mientras los cirujanos operan sin descanso dentro de las instalaciones m¨¦dicas y la sangre se esparce por el suelo, en la parte trasera un grupo de incandescentes mujeres se encargan de bajar a los muertos de las furgonetas y alinearlos sobre el asfalto. Sus m¨¢scaras no logran enga?ar al insoportable hedor a muerte que desprende uno de los cad¨¢veres, se?al de que lleva m¨¢s de un d¨ªa muerto.
Provistas con guantes de pl¨¢stico se remangan las faldas las unas a las otras antes de aparatar las coloridas mantas caracter¨ªsticas de esta regi¨®n para cachear los cuerpos, o lo que queda de ellos. Un m¨®vil, una cadena, una foto de la esposa o un carn¨¦ de identidad. Su cometido es recuperar todos los efectos personales que les permita identificar a los fallecidos y poder entreg¨¢rselos a sus familias para que les den digna sepultura. Con cuidado depositan los objetos en una bolsa de pl¨¢stico para acto seguido, y a falta de tanto electricidad como morgue, depositarlo dentro de un cami¨®n frigor¨ªfico de helados con un panda dibujado.
Por tercera vez consecutiva un convoy de veh¨ªculos cargados con civiles y escoltados por milicianos kurdos parti¨® por la ma?ana desde la ciudad Qamishli rumbo a Ras el Ain con el fin de romper el cerco y abrir un corredor humanitario para evacuar a heridos y muertos. No lo consiguieron, aunque s¨ª lograron extraer 12 cuerpos sin vida de entre los escombros en el poblado de Mishrafa, que fue bombardeado varios d¨ªas atr¨¢s por cazas turcos. Cifras que incrementan el contador de la muerte de la ofensiva turca que ayer la Administraci¨®n Auton¨®mica del Norte y Este de Siria elev¨® a 218 civiles muertos y m¨¢s de 650 heridos. El viernes los trabajadores m¨¦dicos lograron recuperar tambi¨¦n tres cad¨¢veres que llevaban cuatro d¨ªas aprisionados dentro de un veh¨ªculo bombardeado y cuyo techo tuvieron que serrar para poder extraerlos.
Voluntarios para una medicina de guerra
Entre las chaquetas rojas de la Media Luna Roja kurda y las batas verdes de los cirujanos sirios se aprecia gente de cabellera rubia. Son voluntarios internacionales que han llegado para salvar vidas. ¡°Acudimos a los frentes con las ambulancias y damos los primeros auxilios¡±, relata en el hospital de Tel Tamer una mujer sueca de 36 a?os que usa el seud¨®nimo de Rivan. En su pa¨ªs era cuidadora; en Siria se ha curtido en la medicina de guerra. Primero atendi¨® a las v¨ªctimas del Estado Isl¨¢mico (ISIS), ahora a las del Ej¨¦rcito turco: ¡°A los heridos por el ISIS los pod¨ªa curar, pero a los bombardeos turcos no sobreviven pacientes que tratar¡±.
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