La pol¨ªtica de m¨¢xima presi¨®n de Trump alienta el antiamericanismo en Ir¨¢n

A pesar de los esl¨®ganes de ¡°Muerte a Am¨¦rica¡± y la quema de banderas estadounidenses con las que ritualmente concluyen las manifestaciones en la Rep¨²blica Isl¨¢mica, los iran¨ªes suelen discrepar del antiamericanismo militante de sus dirigentes. A?o tras a?o, diversas encuestas les atribuyen uno de los mayores ¨ªndices de simpat¨ªa hacia Estados Unidos en todo Oriente Pr¨®ximo. Ya no m¨¢s. La pol¨ªtica de ¡°m¨¢xima presi¨®n¡± de Donald Trump est¨¢ consiguiendo lo que no pudieron cuatro d¨¦cadas de propaganda revolucionaria: que los iran¨ªes respalden una actitud m¨¢s combativa hacia el Gran Sat¨¢n.

La firma del acuerdo nuclear en 2015 y la descongelaci¨®n de los fondos iran¨ªes abri¨® un resquicio de esperanza a la normalizaci¨®n de las relaciones entre Ir¨¢n y EE UU, rotas poco despu¨¦s de la revoluci¨®n de 1979, a ra¨ªz de la toma de la Embajada estadounidense en Teher¨¢n, de la que esta semana se han cumplido 40 a?os. Sin embargo, el abandono unilateral de Trump del Plan Integral de Acci¨®n Conjunta (PIAC, nombre oficial de aquel pacto) no s¨®lo ha llevado la situaci¨®n al estancamiento, sino que ha agudizado los sentimientos antiamericanos entre los iran¨ªes, ya que su pol¨ªtica de ¡°m¨¢xima presi¨®n¡± se ha traducido en mayores estrecheces econ¨®micas para la clase media, que tradicionalmente no ve¨ªa en EE UU al Gran Sat¨¢n de la ret¨®rica revolucionaria.

¡°Despu¨¦s de la firma del acuerdo mejor¨® la econom¨ªa. Las cosas iban a cambiar, pero la salida de Trump mostr¨® que EE UU no quiere poner fin a la tensi¨®n en nuestra regi¨®n¡±, declara Reza, un ingeniero que tras meses sin cobrar dej¨® la empresa en la que estaba empleado y ahora trabaja como dependiente en una tienda de m¨®viles en Teher¨¢n.

El levantamiento de las sanciones permiti¨® a los iran¨ªes alejarse de la constante satanizaci¨®n oficial de EE UU para buscar en casa las ra¨ªces de sus problemas, en especial econ¨®micos, y fijarse en la corrupci¨®n que se extiende por toda la estructura del poder. Con la reimposici¨®n de las restricciones a la venta de petr¨®leo y las transacciones financieras, Trump ha facilitado que los sectores m¨¢s conservadores radicalicen a¨²n m¨¢s sus ideas y, sobre todo, que estas calen entre la empobrecida clase media, marginando a los grupos moderados.

¡°[Los dirigentes de] EE UU nunca han sido de fiar. Enga?aron a [el presidente Hasan] Rohani y a [el ministro de Exteriores, Mohammad Javad] Zarif. Nosotros cumplimos con el acuerdo a rajatabla, pero EE UU traicion¨® a los iran¨ªes¡±, opina Masoud, un electricista de 46 a?os que peregrina a la ciudad de Qom, a unos 150 kil¨®metros al sur de Teher¨¢n.

Durante los ¨²ltimos meses la inflaci¨®n de Ir¨¢n no ha bajado del 40% y la gente ya est¨¢ sufriendo las secuelas de las sanciones. El ejemplo m¨¢s sangrante es el del sector farmac¨¦utico: aunque EE UU asegura que est¨¢ exento de las sanciones, la importaci¨®n de medicinas est¨¢ bloqueada de hecho ante la imposibilidad de cualquier transacci¨®n bancaria.

¡°EE UU siempre ha dicho que no quiere presionar a la poblaci¨®n, pero hay escasez de algunos f¨¢rmacos que ya no se importan por canales oficiales y el paciente debe recurrir al contrabando arriesgando su vida¡±, explica Ali, un comerciante de una empresa distribuidora de medicamentos.

En este ambiente no sorprende que la opini¨®n p¨²blica apoye las operaciones de sabotaje contra Arabia Saud¨ª y sus aliados ¨¢rabes, ya que los percibe como c¨®mplices de Trump en la opresi¨®n que padece. Incluso algunos analistas, como el exdiplom¨¢tico iran¨ª Hossein Musavian, opinan que Ir¨¢n debe abandonar de inmediato no s¨®lo el PIAC, sino tambi¨¦n el Tratado de No Proliferaci¨®n Nuclear.

Bahman, un funcionario de Correos jubilado que asegura haber votado a Rohani por su ¨¦xito en la firma del acuerdo nuclear, no disimula su alegr¨ªa por los ataques del pasado mes a las refiner¨ªas de la petrolera saud¨ª Aramco, que atribuye a los Pasdar¨¢n (la Guardia Revolucionaria). ¡°No queremos guerra, pero Ir¨¢n no puede quedarse con brazos cruzados mientras los pa¨ªses ¨¢rabes [del golfo P¨¦rsico] y, en especial los saud¨ªes, conspiran con Trump contra nosotros¡±, defiende.

El pueblo iran¨ª atraviesa momentos dif¨ªciles. Sin embargo, aunque el descontento p¨²blico ha aumentado, la posibilidad de un cambio de r¨¦gimen como planeaba Trump se aleja d¨ªa a d¨ªa. En contra de las predicciones de Casa Blanca no han estallado manifestaciones y protestas contra el sistema, en parte por la ausencia de alternativas viables y tambi¨¦n por el temor a una guerra civil.

¡°Todos queremos solucionar el problema con EE UU, porque lo m¨¢s importante ahora es la mejora econ¨®mica. La pega es que nadie sabe c¨®mo negociar, porque Trump al abandonar el PIAC y sancionar a los Pasdar¨¢n y al l¨ªder supremo ha cerrado cualquier posibilidad de abordar el asunto, sin que los iran¨ªes nos sintamos humillados¡±, se?ala Simin, una doctoranda en Sociolog¨ªa. En su opini¨®n, ¡°la mayor¨ªa de la gente responsabiliza de la p¨¦rdida de su poder adquisitivo y el desplome del rial [la moneda iran¨ª] tanto a las autoridades iran¨ªes como a la pol¨ªtica de m¨¢xima presi¨®n de EE UU¡±.

En esta situaci¨®n, todo apunta a que los conservadores, e incluso los ultras, se har¨¢n con la victoria en las elecciones parlamentarias del pr¨®ximo febrero. Ser¨¢ el resultado del aumento del antiamericanismo entre los sectores conservadores y de la previsible abstenci¨®n de los progresistas ante la falta de expectativas de cambio. A Trump va a salirle el tiro por la culata, ya que sus pol¨ªticas est¨¢n brindando mayor espacio de maniobra a los antiamericanos en Teher¨¢n.