La naci¨®n cherokee reclama su lugar en el Capitolio de Estados Unidos
El presidente que desterr¨® a los nativo americanos firm¨® un tratado en 1835 que concede a la tribu un delegado en la C¨¢mara de Representantes
Tanto ella como la naci¨®n a la que pertenece han esperado casi dos siglos, por lo que esperar un poco m¨¢s no lo consideran un problema, quiz¨¢ un contratiempo, otro obst¨¢culo m¨¢s en un largo camino de dolor y lamento. Kim Teehee, mujer cherokee de 51 a?os, aguarda pacientemente a que la C¨¢mara de Representantes de Estados Unidos le conceda la representaci¨®n que le garantiza un tratado de 1835 firmado por el entonces presidente Andrew Jackson. El mismo hombre que mand¨® a la naci¨®n cherokee al destierro en lo que se conoce como el Sendero de L¨¢grimas, donde murieron durante siete meses y 1.300 kil¨®metros m¨¢s de 4.000 indios de los 10.000 que comenzaron el ¨¦xodo.
Teehee era una becaria que ordenaba polvorientos legajos cuando, por casualidad, se top¨® con un convenio del siglo XIX firmado entre el Gobierno federal y la naci¨®n cherokee que garantizaba a esta un delegado en el Congreso nacional. Un cuarto de siglo despu¨¦s del hallazgo, tiempo durante el cual el jefe de la tribu cherokee, Chuck Hoskin, nombr¨® para ese puesto a Teehee, lo que est¨¢ sobre la mesa son dudas t¨¦cnicas de c¨®mo y cu¨¢ndo se permite la entrada en la C¨¢mara de Representantes a esta india cherokee.
D¨¦cadas de activismo pol¨ªtico por parte de los nativos americanos han hecho posible que Teehee se vea como posible representante de su pueblo en el Congreso de Estados Unidos, aunque al mismo tiempo, su presencia plantea la pregunta de por qu¨¦ la naci¨®n cherokee s¨ª tiene ese derecho y no otras tribus. Cierto es que esta ser¨ªa la primera vez en la historia del pa¨ªs que los cherokees cuentan con un delegado en el Congreso. Pero cierto es tambi¨¦n que hay que esperar a que la C¨¢mara articule la manera en la que esta mujer india asuma su cargo. Y no parece f¨¢cil, por muchas razones.
Expertos legales citados por medios estadounidenses especulan con que la manera en la que se le podr¨ªa dar forma ser¨ªa a trav¨¦s de una ley que aprobase tanto la C¨¢mara como el Senado y que la firmara el presidente. Aunque tambi¨¦n podr¨ªa ser aprobada cada dos a?os, redact¨¢ndola dentro de las normas de la C¨¢mara y firmada por la mayor¨ªa como una provisi¨®n especial.
Por supuesto, como el tratado fue ratificado por el Senado y firmado por un presidente de Estados Unidos, la naci¨®n cherokee puede argumentar que tan solo es necesario que el presidente de la C¨¢mara as¨ª lo decida para convertir el puesto en permanente.
La naci¨®n cherokee reside en la actualidad en territorio de Oklahoma y el jefe de la tribu, el antes mencionado Chuck Hoskin, sabe que la paciencia puede dar sus frutos. Su pueblo ha esperado casi 200 a?os. pero no va a dejar escapar la oportunidad. Casi 380.000 personas componen la naci¨®n cherokee ¡ªquienes eligen a su propio Gobierno¡ª pero dependen del dinero que aprueba Washington. Ah¨ª entra el papel de Teehee. Tener, por primera vez en la historia, un delegado en el Capitolio, supondr¨ªa la presentaci¨®n de sus propios proyectos de ley, algo que hasta ahora conf¨ªan a los pol¨ªticos que simpatizan con su causa.
Hoskin considera que este es el principio, que tener un delegado en el Congreso ayudar¨ªa a los dem¨¢s nativos americanos, aunque no puede obviar que la naci¨®n cherokee defender¨ªa, en primer lugar, los derechos de su tribu. ¡°Quiero que Kim [Teehee] tenga siempre su puerta abierta para los l¨ªderes de toda la naci¨®n india¡±, declar¨® Hoskin. ¡°Porque de lo que tampoco hay duda es de que los temas que preocupan a la naci¨®n cherokee son tambi¨¦n temas que afectan a los Gobiernos de las tribus de todo el pa¨ªs¡±.
Tanto Hoskin como Teehee saben que hace falta tiempo. Pero en casi dos siglos su pueblo ha entrenado mucho el m¨²sculo de la paciencia.
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