El primer ministro liban¨¦s, Saad Hariri, anuncia su dimisi¨®n tras dos semanas de protestas
La renuncia se produce mientras la capital vive su 13? jornada de manifestaciones
El primer ministro liban¨¦s, Saad Hariri, ha anunciado este martes la dimisi¨®n del Gobierno de unidad, algo que exig¨ªan desde hace 13 d¨ªas los miles de libaneses que han tomado las calles del pa¨ªs. El anuncio se ha producido tras violentos enfrentamientos repelidos por militares y polic¨ªas en pleno centro de Beirut, escenario desde el mediod¨ªa de una batalla campal despu¨¦s de que centenares de seguidores de los partidos chi¨ªes Amal y Hezbol¨¢ quemaran y destrozaran las tiendas de campa?a que hab¨ªan levantado los manifestantes. Hariri ha justificado su decisi¨®n en el ¡°callej¨®n sin salida¡± al que, a su juicio, ha llegado el pa¨ªs.
¡°Para todos los aliados en la esfera pol¨ªtica, nuestra responsabilidad hoy es proteger L¨ªbano y promover su econom¨ªa¡±, ha dicho Hariri tras admitir que el pa¨ªs hab¨ªa llegado a un ¡°callej¨®n sin salida¡±. Seg¨²n la Constituci¨®n, le corresponde al presidente, el exgeneral cristiano Michel Aoun, llamar a consultas a los diferentes grupos parlamentarios para que elijan a un nuevo primer ministro.
¡°Siguiente, siguiente¡±, voceaba la muchedumbre en las calles tras aplaudir la renuncia del Gobierno. ¡°Este es el primer paso, ahora queremos que caiga toda la clase pol¨ªtica y queremos un Gobierno secular y tecn¨®crata¡±, dec¨ªa en la capital libanesa Lina Daouk, profesora de la Universidad Americana de Beirut y prominente figura en unas protestas hasta ahora desprovistas de liderazgo.
El actual Ejecutivo logr¨® formarse en enero tras nueve meses de intensas negociaciones entre los diferentes partidos, que optaron por unirse para afrontar la acuciante crisis econ¨®mica que amenaza con colapsar el pa¨ªs. Tras sobrevivir una d¨¦cada a presiones externas con la vecina guerra de Siria como tel¨®n de fondo, es la crisis financiera interna la que ha acabado por implosionar al Ejecutivo. D¨¦cadas de malas recetas financieras y de una corrupci¨®n cr¨®nica entre los pol¨ªticos han dejado el 60% de la riqueza nacional en manos de 2.000 familias y una deuda externa que alcanza el 150% del PIB, lo que equivale a 75.800 millones de euros.
La respuesta que propuso el Gobierno a la crisis lleg¨® en forma de m¨¢s impuestos y menos gasto p¨²blico, desatando la ira popular. ¡°Cuando anunciaron una tasa de 20 centavos de d¨®lar [18 c¨¦ntimos de euro] por el uso de WhatsApp fue la gota que colm¨® el vaso y decidimos bajar a las calles¡±, contaba en una tienda de campa?a instalada en la plaza de los M¨¢rtires de Beirut el periodista Mohamed Awad, de 28 a?os. ¡°Cortamos una calle con ocho amigos y lo publicamos en las redes sociales y en cuesti¨®n de minutos cientos de personas bajaron de sus casas para sumarse¡±, a?ade. Desde el 17 de octubre, cientos de miles de libaneses se manifiestan en las principales urbes y han instalado barricadas para cortar el tr¨¢fico. Se dicen hastiados de unos l¨ªderes que durante los ¨²ltimos 30 a?os han dilapidado los recursos p¨²blicos y enfrentado a la gente en torno a una dial¨¦ctica sectaria.?Y es que en L¨ªbano el poder pol¨ªtico se reparte en funci¨®n de una cuota confesional seg¨²n la cual el presidente ha de ser cristiano, el primer ministro, musulm¨¢n sun¨ª, y el portavoz del Parlamento, musulm¨¢n chi¨ª.
El bloque mayoritario en el Gobierno lo conforma el t¨¢ndem chi¨ª Amal y Hezbol¨¢ junto con el partido cristiano Movimiento Patri¨®tico Libre, que lidera el yerno del presidente Aoun, y actual ministro de Exteriores, Gibran Basil. Sus l¨ªderes han llamado a preservar el statu quo actual y mantener el Gobierno de unidad y pedido a los manifestantes que regresen a sus casas. Sin embargo, partidos de la oposici¨®n como las Fuerzas Libanesas de Samir Geagea o el druso Partido Socialista Progresista retiraron a sus ministros del Gobierno despu¨¦s de que sus l¨ªderes respaldaran la demanda popular de ¡°un Gobierno de expertos¡±. ¡°Los grupos parlamentarios mayoritarios podr¨ªan nombrar de nuevo a Hariri, pero la calle no lo va a aceptar y piden que caiga tambi¨¦n el presidente o el portavoz del Parlamento¡±, explica el experto Khaled Saguiyeh.
La alianza entre Hariri y Hezbol¨¢ ha logrado evitar durante los ¨²ltimos meses toda deriva violenta y sectaria en el pa¨ªs. Muerta la entente, los libaneses temen que sus respectivos padrinos externos, Riad y Teher¨¢n, vuelvan a hacer del L¨ªbano el tablero predilecto para librar sus disputas regionales.
Generaci¨®n de posguerra
En un ambiente festivo liderado por miembros de la generaci¨®n de la posguerra ¡ªla guerra civil termin¨® en 1990¡ª, se han o¨ªdo las mismas consignas de norte a sur del pa¨ªs: ¡°Revoluci¨®n¡± y ¡°el pueblo quiere la ca¨ªda del r¨¦gimen¡±. El inusitado ambiente de unidad ha girado estos d¨ªas lejos de los discursos confesionales que desde hace d¨¦cadas rigen tanto las protestas como las relaciones sociales. La bandera libanesa ha sido la ¨²nica ondeada y se ha ovacionado al Ej¨¦rcito, a quien los manifestantes han brindado rosas como ¨²nico depositario de la unidad nacional. ¡°Todos quiere decir todos¡±, han reivindicado este martes los manifestantes tras el escueto discurso de Hariri, haciendo referencia a la casta pol¨ªtico-confesional compuesta por un pu?ado de familias que desde el final de la guerra se mantienen en el poder.
¡°No queremos un golpe militar ni un cambio de Gobierno fuera de la Constituci¨®n¡±, dec¨ªa el general retirado Andre Bou Maachar, portavoz del colectivo de militares retirados que se han sumado a las protestas. En mayo este grupo se lanz¨® a las calles cuando el Gabinete anunci¨® recortes en sus pensiones. En el verano de 2015 una mala gesti¨®n de las basuras provoc¨® la indignaci¨®n ciudadana durante varias semanas, en lo que los activistas libaneses consideran el preludio de las actuales protestas.
Sin embargo, varios cientos de seguidores de Amal y Hezbol¨¢ se han enfrentado este martes a los manifestantes, enviando a una docena de ellos al hospital. ¡°Los primeros cinco d¨ªas fueron revolucionarios, luego se ha visto la mano de actores extranjeros que quieren manipular a la gente¡±, dec¨ªa un joven con la cara cubierta mientras pisoteaba una tienda de campa?a. ¡°Adi¨®s, adi¨®s, revoluci¨®n¡±, advert¨ªa otro.?
Una saga familiar con estrechos v¨ªnculos con Arabia Saud¨ª
Hasta el d¨ªa de su muerte, en febrero de 2005, Rafic Hariri, ex primer ministro liban¨¦s y padre del dimisionario Saad Hariri, le ech¨® un pulso tan claro a Siria que le cost¨® la vida. El pol¨ªtico y magnate de la construcci¨®n muri¨® cuando un coche bomba ¡ªel en¨¦simo en la siniestra tradici¨®n de L¨ªbano¡ª hizo saltar por los aires en Beirut el veh¨ªculo en que viajaba y otros todoterrenos y limusinas de su comitiva (adem¨¢s del pol¨ªtico, murieron 21 personas). Hariri hab¨ªa dimitido como jefe del Ejecutivo apenas tres meses antes, dejando el paso libre a un mandatario m¨¢s d¨®cil con Damasco. Por el magnicidio fueron juzgados en La Haya, en rebeld¨ªa, cuatro miembros del partido-milicia chi¨ª Hezbol¨¢.
Pese a sus or¨ªgenes humildes, el fundador de la saga descoll¨® en los negocios y pronto se convirti¨® en multimillonario: a principios de los ochenta ya era uno de los 100 hombres m¨¢s ricos del mundo. Su fortuna se fragu¨® en Arabia Saud¨ª, un pa¨ªs que tambi¨¦n ha desempe?ado un papel fundamental en la vida de su hijo. Contratista personal del rey Fahd, el papel que sus empresas desempe?aron en la rehabilitaci¨®n del centro de Beirut ¡ªarrasado por la guerra civil (1975-1990)¡ª fue interpretado por muchos como el est¨ªmulo necesario para recuperar las finanzas del pa¨ªs; el propio Rafic confes¨® que quer¨ªa hacer de la ciudad ¡°un nuevo Singapur¡±. Pero la magnificencia de las obras acometidas por Solidere ¡ªla todopoderosa sociedad que fund¨® en 1994 para reconstruir la capital¡ª apenas logr¨® ocultar una corrupci¨®n galopante. Durante su prolongado mandato, desde 1992 a 2004 ¡ªsalvo el periodo comprendido entre 1998 y 2000¡ª, se acrecent¨® la divisi¨®n entre la comunidad chi¨ª, apoyada por Siria e Ir¨¢n, y la sun¨ª, inclinada hacia Arabia Saud¨ª.
Saad Hariri, que tiene tambi¨¦n nacionalidad saud¨ª y presidi¨® la constructora Saudi Oger, vivi¨® en noviembre de 2017 un episodio rocambolesco. Desde Riad, anunci¨® su dimisi¨®n por las injerencias de Ir¨¢n ¡ªla nodriza de Hezbol¨¢¡ª en L¨ªbano. El primer ministro asegur¨® tambi¨¦n que tem¨ªa por su vida. La maniobra saud¨ª logr¨® una rara unanimidad en el pa¨ªs de los cedros, cuya clase pol¨ªtica sali¨® en su defensa. L¨ªbano estuvo a punto de convertirse entonces, de nuevo, en inflamable tablero de juego regional, pero, tras una intervenci¨®n de Francia en su favor, el huido pudo volver a Beirut.
Supeditado siempre a la fuerza de Hezbol¨¢ ¡ªprincipal vencedor de las legislativas de 2018¡ª, aunque en coalici¨®n con ese partido, Hariri fue elegido de nuevo primer ministro, por tercera vez desde 2009. Hasta este martes.
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