Un fr¨¢gil Gobierno unido por grandes amenazas
Los riesgos de colapso financiero y de guerra entre Hezbol¨¢ e Israel act¨²an como pegamento del Ejecutivo liban¨¦s
La onda expansiva del ¨²ltimo intercambio de misiles entre Hezbol¨¢ y el Ej¨¦rcito israel¨ª no ha hecho tambalear la pol¨ªtica libanesa, sino que ha apuntalado el statu quo de dos bloques integrados en un Gobierno de unidad nacional a ra¨ªz de las elecciones de mayo de 2018. El primer bloque, mayoritario, est¨¢ formado por el t¨¢ndem chi¨ª Hezbol¨¢-Amal y el principal partido maronita, que lidera el presidente Michel Aoun; el segundo bloque agrupa al grueso de la representaci¨®n sun¨ª ¡ªencabezada por el primer ministro, Saad Hariri¡ª y a la segunda fuerza cristiana.
¡°La reciente tensi¨®n en la frontera sur ha servido para visibilizar, e incluso reforzar, las alianzas existentes¡±, asegura en Beirut Maya Yahia, directora del centro de estudios Carnegie. ¡°Los diferentes partidos se han posicionado frente al enemigo com¨²n y ninguno ha puesto en duda las armas de Hezbol¨¢ ni le ha acusado de arrastrar al pa¨ªs a una guerra¡±, a?ade. Catalogado como grupo terrorista por EE UU y su brazo armado por la UE, Hezbol¨¢ cuenta con una milicia que, financiada por Ir¨¢n, ha luchado en Siria en el bando de Bachar el Asad, y en L¨ªbano junto al Ej¨¦rcito para expulsar a los grupos yihadistas. Tras replegar a la mayor¨ªa de sus hombres de Siria (unos 10.000), su l¨ªder, Hasan Nasral¨¢, ha anunciado una vuelta a la lucha fundacional como ¡°movimiento de resistencia frente al enemigo sionista¡±.
Con su rama pol¨ªtica legitimada en las urnas y su brazo militar fortalecido en la guerra siria (donde ha ampliado sus capacidades militares), su principal reto inmediato son las finanzas, ya que las sanciones de EE UU a Teher¨¢n han hecho mella en sus arcas, admiten en Beirut fuentes cercanas a Hezbol¨¢.
¡°En la cleptocracia libanesa todos los partidos quieren mantener vivo el Gobierno de unidad para poder seguir saqueando los recursos estatales. Y Hezbol¨¢ necesita al Gobierno para mantener su legitimidad pol¨ªtica¡±, explica Karim Makdisi, profesor de Pol¨ªtica Internacional en la Universidad Americana de Beirut.
Tablero predilecto en la lucha de poder que libran Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª, L¨ªbano intenta superar la resaca del par¨®n pol¨ªtico que provocaron las presiones de ambos pa¨ªses sobre sus respectivos aliados: Hezbol¨¢ y Hariri. Estas injerencias privaron al pa¨ªs de tener un Ejecutivo durante m¨¢s de tres a?os tras el inicio del conflicto en Siria, en 2011. En el ¨²ltimo lustro, la agenda interna ha estado marcada por tres prioridades: evitar otra guerra civil (L¨ªbano ya se desangr¨® entre 1975 y 1990), frenar la afluencia de refugiados sirios ¡ªha recibido 1,5 millones, un cuarto de la poblaci¨®n¡ª y prevenir nuevos atentados yihadistas.
En los comicios de 2018, los primeros que se celebraban en casi una d¨¦cada, la coalici¨®n que integra Hezbol¨¢ sali¨® reforzada. El Partido de Dios (su significado literal) se hizo con casi todos los esca?os chi¨ªes y, tras meses de negociaci¨®n, con tres de los 30 ministerios. La formaci¨®n de Hariri perdi¨® un tercio de los esca?os.
El fortalecimiento de Hezbol¨¢ acab¨® por dinamitar la alianza entre Hariri y Riad, como qued¨® ilustrado en un rocambolesco noviembre de 2017 en el que el primer ministro dimiti¨® por sorpresa desde Arabia Saud¨ª ¡ªalegando que tem¨ªa por su vida y cargando contra la injerencia iran¨ª¡ª, permaneci¨® all¨ª m¨¢s de dos semanas ¡ªvisto como un reh¨¦n y en medio del mutismo¡ª y dio marcha atr¨¢s a su dimisi¨®n al regresar a Beirut. El episodio se sald¨® con la dr¨¢stica reducci¨®n de ayudas saud¨ªes, empuj¨® a Hariri a Occidente y logr¨® un inesperado acercamiento entre los dos bloques pol¨ªticos nacionales, conocido como pacto de ¡°disociaci¨®n regional¡±.
La estructura de dos bloques que hoy vertebra la pol¨ªtica libanesa hunde sus ra¨ªces en el atentado con coche bomba que mat¨® a Rafik Hariri ¡ªentonces primer ministro y padre del actual¡ª en 2005 en Beirut. La consiguiente ola de protestas masivas, que responsabilizaba a Damasco del magnicidio, forz¨® la retirada de las tropas sirias tras casi tres d¨¦cadas en el pa¨ªs.
Desde la independencia, en 1943, un pacto no escrito liga el reparto del poder pol¨ªtico a cuotas confesionales. El presidente ha de ser maronita; el primer ministro, sun¨ª; y el portavoz del Parlamento, chi¨ª. Todo sobre la base del ¨²ltimo censo oficial, de 1932. En aquel a?o, los cristianos supon¨ªan un 40% de la poblaci¨®n y los musulmanes, un 30% cada rama. Las estimaciones apuntan a que los cristianos ser¨ªan hoy minor¨ªa, pero los 128 esca?os de la C¨¢mara se siguen repartiendo en funci¨®n de estos porcentajes. Un delicado mel¨®n, el del censo actualizado, que pocos se atreven a abrir en un pa¨ªs con el recuerdo de 15 a?os de guerra civil a¨²n muy presente.
El principal reto, la econom¨ªa
La inusual estabilidad interna que vive L¨ªbano se ve amenazada principalmente por la crisis econ¨®mica ¡ªla mayor preocupaci¨®n¡ª y el descontento social. El primer ministro, Saad Hariri, ha declarado ¡°el estado de emergencia econ¨®mica¡± ante una de las mayores deudas p¨²blicas del mundo (equivalente al 150% del PIB del pa¨ªs). El Gobierno ha anunciado ¡°las medidas m¨¢s austeras de la historia de L¨ªbano¡±, que hacen augurar nuevas protestas sociales, y eludido tomar medidas contra la corrupci¨®n, una epidemia entre la clase dirigente. En las calles, el temor a una devaluaci¨®n de la libra libanesa ¡ªcuya paridad con el d¨®lar se ha mantenido invariable desde 1997¡ª monopoliza los debates.
En este contexto, resulta vital la inyecci¨®n de cerca de 10.000 millones de euros que prometi¨® la comunidad internacional a L¨ªbano el a?o pasado en Par¨ªs, en la conferencia Cedre. El desbloqueo de fondos est¨¢ condicionado al ¨¦xito de las reformas que implemente el Ejecutivo.
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