L¨ªbano toma la calle para pedir la salida del Gobierno y un adelanto electoral
Barricadas hechas con contenedores y hogueras de neum¨¢ticos bloquean las principales arterias del pa¨ªs
Decenas de miles de personas tomaron este viernes por noveno d¨ªa consecutivo el centro de Beirut al grito de ¡°revoluci¨®n¡± y cientos de miles en todo el pa¨ªs corearon ¡°?El pueblo quiere que el r¨¦gimen se vaya!¡±. Exigen la dimisi¨®n en masa del Gobierno y elecciones anticipadas. Y por primera vez lo hacen unidos bajo la bandera nacional. La chispa que amenaza con acabar con el sistema sectario en L¨ªbano fue el anuncio de una tasa a las llamadas de voz de WhatsApp.
A los libaneses se les ha agotado la paciencia. ¡°Son 30 a?os los que lleva la clase dirigente actual en el poder robando al pueblo y enfrent¨¢ndonos en las calles con consignas sectarias al servicio de sus intereses. Queremos un Gobierno laico y tecn¨®crata¡±, gritaba Dany Al Banna, de 28 a?os y empleado en una compa?¨ªa farmac¨¦utica.
El anuncio de la llamada tasa WhatsApp ¡ª20 c¨¦ntimos de d¨®lar (18 c¨¦ntimos de euro) al d¨ªa¡ª por el ministro de comunicaci¨®n, Mohamed Choucair, el pasado d¨ªa 18, indign¨® a una ciudadan¨ªa hastiada de impuestos que gravan a los pobres mientras los prestamistas y los bancos disfrutan de intereses de hasta un 10% por pr¨¦stamos al Estado. En 2015, la mala gesti¨®n de las basuras desencaden¨® multitudinarias protestas en Beirut, ciudad que qued¨® sepultada por los detritus, y en las que germinaron la sociedad civil que ahora se ha echado a las calles.
El pa¨ªs de los cedros est¨¢ al borde del colapso econ¨®mico debido a d¨¦cadas de malas recetas financieras y de una corrupci¨®n cr¨®nica entre los pol¨ªticos que han dejado el 60% de la riqueza nacional en manos de 2.000 familias. La deuda libanesa alcanza el 150% del PIB, lo que equivale a 75.800 millones de euros, y durante los ¨²ltimos meses el primer ministro Saad Hariri ha anunciado m¨¢s impuestos y menos gasto p¨²blico. Los j¨®venes llegados de la periferia de Beirut se quejan de la falta de empleo o de la necesidad de compaginar dos trabajos para hacer frente a la bater¨ªa de impuestos y gastos.
Uno de los manifestantes sujetaba una pancarta con el rostro de George Zreik donde se lee: ¡°El principio de la revoluci¨®n¡±. Zreik, taxista, se quem¨® en febrero a lo bonzo frente a las puertas del colegio de sus dos hijos, en la norte?a ciudad de Tr¨ªpoli, porque no pod¨ªa hacer frente a los pagos de su educaci¨®n. El 30% de los libaneses vive bajo el umbral de la pobreza, seg¨²n la ONU. Las infraestructuras se caen literalmente a pedazos, los cortes de electricidad son diarios y la poblaci¨®n sufre el abuso de mafias que abastecen de agua y electricidad.
Barricadas hechas con contenedores y hogueras de neum¨¢ticos bloquean las principales arterias del pa¨ªs. Los colegios y los bancos han cerrado sus puertas. Al atardecer, los j¨®venes toman el centro de las urbes, donde retumban los ritmos de derbeke o de m¨²sica electr¨®nica que pinchan espont¨¢neos DJ en un ambiente festivo donde el himno nacional se ha convertido en la banda sonora. ¡°Selmia, selmia¡± (pac¨ªfica, pac¨ªfica, en ¨¢rabe), gritan los manifestantes cuando alg¨²n grupo de j¨®venes intenta provocar disputas. Una cadena de mujeres logr¨® evitar que la manifestaci¨®n tornara el jueves en batalla campal cuando j¨®venes seguidores de Hezbol¨¢ y Amal irrumpieron en el centro de las protestas.
La clase pol¨ªtica libanesa parece haber enmudecido ante la bofetada popular. Tras una semana de silencio, el presidente liban¨¦s, el exgeneral Michel Aoun, se dirigi¨® este viernes a los ciudadanos para pedir un ¡°dialogo constructivo¡± y afirmar que ¡°los cambios no se logran en las calles¡±. Por su parte, Hariri anunci¨® el lunes un nuevo paquete de medidas en el que incluy¨® una hasta ahora rechazada: reducir en un 50% los sueldos de ministros y diputados, la privatizaci¨®n del sector de las telecomunicaciones y una ley para devolver ¡°el dinero p¨²blico robado¡±. Los dirigentes parecen haber agotado el poco cr¨¦dito de confianza ciudadana que les quedaba en un pa¨ªs que ocupa el puesto 138 de 180 en la lista de percepci¨®n de corrupci¨®n de Transparencia Internacional y cuyo nuevo Gobierno elimin¨® este a?o el Ministerio Anticorrupci¨®n creado en 2016.
Economistas libaneses consideran que las medidas anunciadas por Hariri llegan tarde y son inviables. Las ¡°reivindicaciones populares son leg¨ªtimas¡±, las propuestas gubernamentales para salir de la crisis son ¡°irreales e insostenibles¡± y las cifras que prometen ¡°est¨¢n hinchadas¡±, cuenta desde el anonimato un funcionario europeo. De las reformas depende tambi¨¦n el desbloqueo de la cr¨ªtica inyecci¨®n de 9.800 millones de euros prometidos por la comunidad internacional al pa¨ªs en una conferencia de donantes en Par¨ªs en 2018.
Enfrentamientos
Los antidisturbios tuvieron que enfrentarse el viernes a varias decenas de j¨®venes que se dec¨ªan seguidores de Hezbol¨¢ ¡ªpartido en la coalici¨®n mayoritaria del Gobierno¡ª a pesar de que en un discurso televisado su l¨ªder, Has¨¢n Nasral¨¢, llam¨® a los j¨®venes a ¡°no participar ni interferir en las manifestaciones¡± para evitar que su presencia ¡°fuera politizada¡±. ¡°No pueden insultar al Sayed [t¨ªtulo honor¨ªfico]. Eso es traspasar una l¨ªnea roja para nosotros¡±, arguye uno de sus seguidores. ¡°Todos, todos, todos, y Nasral¨¢ es uno m¨¢s¡±, les respondieron a coro los manifestantes para quienes el l¨ªder chi¨ª es tambi¨¦n parte del Gobierno actual, aunque ¡ªa diferencia del resto¡ª lidere su partido desde un b¨²nker en el subsuelo de la periferia de Beirut para eludir los misiles israel¨ªes.
A pesar de la violencia desencadenada durante la tarde, los j¨®venes dedicaron una ovaci¨®n a los soldados que han acordonado la zona. A ellos les brindaron rosas en un pa¨ªs donde el Ej¨¦rcito se ha convertido en el ¨²ltimo depositario y s¨ªmbolo de la unidad nacional.
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