Bolsonaro emula a Trump y ordena anular las suscripciones del Gobierno al principal diario de Brasil

Emulando a su hom¨®logo e ¨ªdolo Donald Trump, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anunci¨® este jueves que ha ordenado que el Gobierno Federal anule todas las suscripciones al diario Folha de S. Paulo, el principal de su pa¨ªs, en protesta por la cobertura que hace de su gesti¨®n. La Casa Blanca anunci¨® hace justo siete d¨ªas una medida similar pero de alcance menor: la sede de la presidencia estadounidense anulaba la compra diaria de los diarios The New York Times y The Washington Post, los m¨¢s influyentes de EE UU. Profundamente disgustados con el escrutinio de la prensa, ambos mandatarios comparten un discurso de ataque constante a los medios, a los que acusan de ser f¨¢bricas de noticias falsas, desde las campa?as electorales que los llevaron al poder en los dos mayores pa¨ªses de Am¨¦rica. Son constantes las decisiones y declaraciones del ultraderechista (y de sus hijos) que minan las instituciones democr¨¢ticas y las libertades b¨¢sicas.

El ataque de Bolsonaro a Folha incluy¨® una amenaza a los anunciantes, dos d¨ªas despu¨¦s de responder a una exclusiva del influyente grupo Globo con la advertencia de que en 2022 puede tener dificultades para renovar su licencia. Bolsonaro deja claro casi a diario que est¨¢ indignado con la cobertura de los grandes medios, pero la primicia de Globo le toc¨® un nervio porque tiene un enorme potencial da?ino para su presidencia. La revelaci¨®n de que su nombre aparece en la investigaci¨®n sobre el asesinato de la pol¨ªtica izquierdista Marielle Franco, perpetrado el a?o pasado supuestamente por dos expolic¨ªas militares, cay¨® como una bomba en Brasil y en Arabia Saud¨ª, donde estaba de visita oficial. En plena noche y notablemente agitado, el mandatario grab¨® un v¨ªdeo para negar la acusaci¨®n y atacar ¡°este periodismo podrido y villano de la TV Globo¡±. La noticia amarg¨® la recta final de su gira por China y Oriente Pr¨®ximo en busca de oportunidades de negocio para relanzar la renqueante econom¨ªa brasile?a. ¡°Hablaremos en 2022¡±, advirti¨® amenazante, ¡°m¨¢s os vale que para entonces est¨¦ muerto porque el proceso de renovaci¨®n no ser¨¢ una persecuci¨®n pero no habr¨¢ atajos para vosotros ni ning¨²n otro¡±.

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La desconfianza de Bolsonaro hacia los medios m¨¢s relevantes viene de lejos. Hizo toda su campa?a electoral en redes sociales, al margen de los grandes diarios como Folha y el grupo medi¨¢tico Globo, cuyos programas, sea el telediario de la noche o las telenovelas, llegan hasta el ¨²ltimo de los brasile?os. Es habitual que los seguidores del presidente echen pestes de Globo, al que consideran uno de los grandes enemigos de Bolsonaro, que lleg¨® al poder con un discurso de ruptura con el establishment. ¡°Espero que no me acusen de censura. ?Correcto? Nadie va a ser castigado. Quien quiera comprar Folha de S.Paulo, que su asesor vaya al quiosco, lo compra all¨ª y que se divierta. No quiero saber m¨¢s de Folha de S. Paulo, leerlo envenena a mi Gobierno¡±, declar¨® Bolsonaro el jueves en una entrevista en televisi¨®n. Horas despu¨¦s, fue a¨²n m¨¢s all¨¢ en uno de sus habituales directos en Facebook: ¡°Y quien se anuncia en Folha, que preste atenci¨®n, ?correcto?¡±.

Folha recalc¨® en una nota que ¡°el diario seguir¨¢ haciendo, en relaci¨®n a su Gobierno (de Bolsonaro), el periodismo cr¨ªtico y apartidario que le caracteriza y que practic¨® con todos los otros Gobiernos¡±. Una abogada del peri¨®dico paulistano a?adi¨®: ¡°Es una actitud t¨ªpica de Gobiernos totalitarios. Ch¨¢vez y Maduro, por ir¨®nica que sea la comparaci¨®n, hicieron exactamente lo mismo con la prensa en Venezuela¡±.

Como recientemente advert¨ªa en un art¨ªculo el due?o de The New York Times, A. G. Sulzberger, los ataques de Trump a la prensa estadounidense suponen ¡°una creciente amenaza al periodismo porque no solo ¡°minan la fe de su ciudadan¨ªa en las organizaciones medi¨¢ticas que le piden cuentas¡±, sino que adem¨¢s ¡°ha dado permiso de hecho a l¨ªderes extranjeros para hacer lo mismo con los periodistas de sus pa¨ªses¡±. Brasil es la prueba m¨¢s reciente.