La violencia sobrecoge a Bolivia
Los militares salen a la calle con la polic¨ªa para "evitar sangre y luto" y advierten de que emplear¨¢n la fuerza de "forma proporcional" contra el vandalismo
La violencia sobrecoge a Bolivia. Desde la renuncia de Evo Morales anunciada el domingo la convulsi¨®n social que sacude al pa¨ªs se precipit¨® hasta degenerar en un abismo de caos, vandalismo y batallas campales. Las Fuerzas Armadas decidieron salir a la calle junto a la polic¨ªa para contener las protestas m¨¢s duras de los simpatizantes del Movimiento Al Socialismo (MAS), que hasta el fin de semana fue el partido gubernamental. Lo advirti¨® el propio Williams Kaliman, el comandante en jefe del Ej¨¦rcito que con su pronunciamiento aceler¨® la dimisi¨®n del presidente. Los militares, asegur¨®, recibieron una comunicaci¨®n sobre la incapacidad de las unidades policiales para hacer frente a la crisis y decidieron actuar para "evitar sangre y luto". Kaliman avanz¨® en una intervenci¨®n retransmitida por televisi¨®n que los soldados emplear¨¢n "en forma proporcional la fuerza contra los actos de grupos vand¨¢licos que causan terror en la poblaci¨®n".
Especialmente en La Paz y en el municipio de El Alto se viven horas de p¨¢nico. Los habitantes de ambas ciudades, que colindan entre s¨ª, se encierran en sus casas y, pegados a la televisi¨®n, observan asustados los acontecimientos. "El le¨®n despert¨®¡±, dicen en las redes los simpatizantes del MAS sobre las multitudes que protestan con furia incontenible por la renuncia del presidente Morales, quien la noche de este lunes confirm¨® que abandona el pa¨ªs que gobern¨® durante casi 14 a?os rumbo a M¨¦xico, donde recibir¨¢ asilo. Los militantes lo hacen de la peor manera: intentando vengarse de la polic¨ªa, acusada por el exmandatario de complicidad en su ca¨ªda, a causa de su amotinamiento, que la puso al lado de los manifestantes.
Al grito de ¡°Ahora s¨ª, guerra civil¡±, miles de j¨®venes de El Alto atacaron estaciones policiales, patrullas y a algunos polic¨ªas, que salieron huyendo. Luego se supo que la muchedumbre iba a bajar a La Paz a tomar el Palacio de Gobierno; la amenaza bast¨® para que se cerraran todos los comercios, bancos, mercados de esta ciudad, y para que los vecinos formaran barricadas en las esquinas y comenzaran a patrullar las calles para evitar saqueos durante la noche. Los parlamentarios que intentaban organizar la sesi¨®n de la Asamblea Legislativa que, si se confirma la agenda prevista, elegir¨¢ este martes al presidente interino, suspendieron su trabajo y se fueron.
Morales aprovech¨® la intervenci¨®n de los militares, que tomaron esa decisi¨®n despu¨¦s de d¨ªas de motines policiales que entorpecieron su respuesta en las calles, para dibujar un escenario sombr¨ªo de represi¨®n. "Para un presidente ind¨ªgena que representa al pueblo humilde, la polic¨ªa se amotina y da golpe mientras las Fuerzas Armadas piden su renuncia. Para pol¨ªticos neoliberales que ostentan poder econ¨®mico, polic¨ªa y Fuerzas Armadas reprimen al pueblo que defiende la democracia con justicia, paz e igualdad", escribi¨® en las redes sociales antes de partir hacia M¨¦xico.?
Representantes del Gobierno derrocado y sus principales adversarios, el expresidente Carlos Mesa (2003-2005) y el l¨ªder de las protestas Luis Fernando Camacho, se enfrentaron a lo largo del d¨ªa a cuenta del concepto de golpe de Estado. Todos se dirigieron a la comunidad internacional. Los primeros para resaltar un quiebre de los engranajes democr¨¢ticos, los segundos para negar la existencia de un intento de subvertir el orden constitucional. Los comit¨¦s c¨ªvicos de Santa Cruz siguieron movilizados en decenas de bloqueos callejeros y barricadas en la segunda ciudad del pa¨ªs, sin que hoy se registraran incidentes rese?ables.
Fue sobre todo en El Alto y en La Paz donde se desat¨® la violencia. Adem¨¢s, esta ciudad, sede del Palacio de Gobierno, fue rodeada por numerosas columnas de manifestantes que iniciaron el ¡°cerco¡± decidido por los sindicatos campesinos en protesta por la renuncia de su l¨ªder hist¨®rico, el que les devolvi¨® presencia social despu¨¦s de siglos de injusticias. Cientos de comuneros rodearon algunos de los barrios residenciales de esta zona de la urbe y, exhibiendo palos y haciendo explotar peque?as cargas de dinamita, sembraron el terror y asustaron hasta la desesperaci¨®n a sus habitantes, que clamaban en vano por la llegada de polic¨ªas. En uno de los barrios m¨¢s expuestos vive el propio Mesa, que public¨® un tuit pidiendo que la polic¨ªa evitara que su casa fuera atacada, como la noche anterior hab¨ªa ocurrido con el domicilio de Waldo Albarrac¨ªn, rector de la universidad p¨²blica y otro de los dirigentes de las protestas.
La situaci¨®n de tensi¨®n ha agudizado aun m¨¢s la divisi¨®n entre blancos e ind¨ªgenas, y entre clases medias y bajas, que en esta crisis pol¨ªtica ha aflorado desde el fondo de la historia. En las redes, los asustados vecinos se desahogaron calificando a los manifestantes agresivos con toda clase de ep¨ªtetos despreciativos y racistas; al mismo tiempo, hac¨ªan circular instrucciones para organizarse y ¡°cadenas de oraci¨®n¡±. Por su parte, la gente en la calle no dej¨® de amenazar de muerte a Mesa y a Camacho, el l¨ªder del Comit¨¦ C¨ªvico pro Santa Cruz, que ya hab¨ªa recibido amenazas de los milicianos conocidos como ponchos rojos.?
En las primeras horas posteriores a la renuncia de Evo, los polic¨ªas amotinados representaron con distintos gestos su adhesi¨®n a la ola pol¨ªtica victoriosa: un grupo trat¨® de detener a Morales; otro sobreactu¨® con la detenci¨®n de los miembros del Tribunal Electoral acusados de fraude; y otro m¨¢s arranc¨® de sus uniformes la representaci¨®n de la whipala, la bandera ind¨ªgena que, de acuerdo con la Constituci¨®n, es uno de los dos s¨ªmbolos nacionales, pero que, en la pr¨¢ctica, ha quedado asociada al MAS. Al d¨ªa siguiente, la polic¨ªa, que, golpeada por el mot¨ªn, no termina de organizarse internamente, realiz¨® un acto de desagravio a la whipala y uno de sus oficiales asegur¨® que quienes se la quiten del uniforme se enfrentar¨ªan a juicios penales. En el acto, uno de los polic¨ªas dijo, en aimara, que la polic¨ªa es ¡°amiga del pueblo¡±.
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