Grecia arde en el fuego eterno
El primer crematorio abierto en el pa¨ªs se enfrenta a la oposici¨®n de la Iglesia ortodoxa
Cuando en abril de 2012, en lo m¨¢s crudo de la crisis griega, el boticario retirado Dimitris Jristulas, de 77 a?os, convirti¨® en acto pol¨ªtico su suicidio ¡ªun disparo en la sien como denuncia de las pol¨ªticas de austeridad y el interminable rosario de recortes¡ª, era muy consciente de que a sus despojos les aguardaba un largo viaje. Un trayecto de cientos de kil¨®metros hacia uno de los crematorios b¨²lgaros donde durante d¨¦cadas muchos griegos debieron ser conducidos para que se cumpliera su ¨²ltima voluntad, dada la inexistencia de incineradoras en su pa¨ªs por el rechazo expreso de la Iglesia ortodoxa a este m¨¦todo.
Catorce a?os despu¨¦s de la primera aprobaci¨®n de la ley, el tab¨² de la Iglesia contin¨²a (¡°el cuerpo de los muertos no es basura para reciclar¡±, es el mensaje oficial, como si el ser humano fuera algo m¨¢s que materia org¨¢nica), pero en octubre abri¨® sus puertas el primer crematorio del pa¨ªs, situado a 70 kil¨®metros de Atenas, en Ritsona,?que alberga un campamento de refugiados y desde donde se divisa el pi¨¦lago inm¨®vil del Mediterr¨¢neo en torno a la hermosa isla de Eubea. El ¨²ltimo pa¨ªs de la Uni¨®n Europea que carec¨ªa de incineradoras para cad¨¢veres se homologa por fin con sus socios gracias a una iniciativa privada.
La Iglesia sigue erre que erre, y no permite siquiera el entierro en columbarios de urnas cinerarias, ni tampoco honras f¨²nebres para los que opten por el fuego y no la tierra, si bien es cierto que muchos popes se saltan estos preceptos (de manera parecida a lo que suced¨ªa hasta hace poco en los pa¨ªses cat¨®licos con las v¨ªctimas de suicidio).
Pero no solo eso, dado el enorme peso de la Iglesia en Grecia: la presi¨®n eclesi¨¢stica ha puesto tambi¨¦n palos en las ruedas de muchos municipios ¡ªla gesti¨®n de los cementerios es municipal¡ª deseosos de ofrecer este servicio, lo que explica la titularidad privada del de Ritsona. Los ayuntamientos de Atenas y Patras, por ejemplo, ya han elegido el lugar donde levantar sus crematorios, otra cosa es cu¨¢nto tarden en hacerlo.
Uno de los siete socios de Ritsona, con el 30% de las acciones, es Andonis Alakiotis, fundador de la Sociedad Griega de Cremaci¨®n. ¡°Hasta ahora miles de familias han debido trasladar los restos de los suyos a Bulgaria y otros pa¨ªses [de la regi¨®n], con un coste econ¨®mico y sentimental enorme. Calculamos que se gastaban entre 2,5 y 3 millones de euros anuales¡± en el ¨²ltimo viaje, recordaba Alakiotis al diario Efymerida ton Syntakton en octubre.
Lo curioso es que el Patriarcado de Constantinopla, m¨¢xima instancia de la Iglesia ortodoxa griega ¡ªlas ortodoxas son iglesias nacionales, autoc¨¦falas¡ª, no solo acepta la cremaci¨®n, sino que incluso ha modificado la liturgia f¨²nebre para despedir a las personas que opten por ella, seg¨²n el te¨®logo y profesor Andreas Aryir¨®pulos, citado por la agencia Efe. ¡°Y nadie puede acusar al patriarca de hereje¡±, subraya.
En los dos primeros meses en funcionamiento, el crematorio de Ritsona ha realizado 260 incineraciones, y sus responsables calculan que har¨¢n falta al menos 1.200 al a?o para que el negocio resulte rentable. Pero no solo aspiran a hacer dinero, sino a normalizar y homologar la opci¨®n, "una elecci¨®n mucho m¨¢s econ¨®mica que la inhumaci¨®n, que adem¨¢s est¨¢ sujeta a la temporalidad de las tumbas", recordaba Alakiotis en declaraciones al citado diario griego. Su pretensi¨®n desde que hace 23 a?os fundara la Sociedad Griega de Cremaci¨®n ha sido que las incineradoras fueran de titularidad p¨²blica, pero cree que Ritsona es un oportuno, y esperado, primer paso. Pese a quien pese, incluido el folleto distribuido el pasado 1 de diciembre en todas las iglesias griegas prometiendo poco menos que el fuego eterno ¡ªnunca mejor dicho¡ª a quienes osen contravenir su mandato.
Lee m¨¢s temas de blogs y s¨ªguenos en Flipboard
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.