Una familia contra todo el poder que esconde una isla
Los tres hijos de la periodista asesinada Daphne Caruana Galizia llevan dos a?os luchando en Malta para evitar la impunidad y preservar su memoria
En la calle de la Rep¨²blica, en el coraz¨®n de la capital maltesa, brillan estos d¨ªas las luces de Navidad. La temperatura ronda los 20 grados. La m¨²sica de los villancicos que sale de los altavoces se mezcla con el murmullo de los turistas y los malteses que caminan con aire despreocupado. Las joyer¨ªas suceden a las perfumer¨ªas, los bancos a las helader¨ªas y las tiendas de ropa hasta llegar al edificio de los juzgados, uno de los escenarios de la tenebrosa trama que ha sumido a la peque?a Malta en su mayor crisis en d¨¦cadas. En las salas del edificio de inspiraci¨®n neocl¨¢sica, con sus columnas y su front¨®n, se han escuchado en los ¨²ltimos d¨ªas los testimonios de los dos personajes clave involucrados en el asesinato de la periodista Daphne Caruana Galizia a los 53 a?os. Solo ahora, dos a?os despu¨¦s de que le colocaran una bomba en el coche, empieza a destejerse la intriga que hizo posible el atentado, sustentada en los v¨ªnculos entre unos matones a sueldo y la ¨¦lite pol¨ªtica y econ¨®mica de la isla, salpicada por la corrupci¨®n.
Justo enfrente de los juzgados, brilla la llama de otras luces, la de cuatro velitas en fila. Est¨¢n ah¨ª para recordar a la periodista que investigaba los principales casos de corrupci¨®n que afectan a los poderosos de Malta, sobre todo al Gobierno. Junto a su foto, hay carteles con citas de sus art¨ªculos y mensajes para pedir justicia. Siguen ah¨ª porque todav¨ªa no se sabe qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s del asesinato, y hablan de una lucha, la que ha tenido que emprender su familia, contra la impunidad y el olvido. Es dif¨ªcil entender la atenci¨®n internacional que ha recibido el caso y la presi¨®n que ha habido para que avance sin contar con la implacable actitud de denuncia y la unidad de su marido y sus tres hijos, Matthew, Andrew y Paul, de 33, 32 y 31 a?os. La batalla es feroz: adem¨¢s de con el dolor, han tenido que lidiar con una investigaci¨®n casi estancada hasta ahora, llena de irregularidades, y con una campa?a de odio vertida sobre la memoria de la periodista y sobre ellos mismos. Una peque?a muestra de que esa lucha no ha terminado se ve en esos juzgados y tambi¨¦n en este lugar cada noche, cuando los servicios de limpieza retiran las velas, las flores y los carteles por orden de las autoridades. Cada d¨ªa, sin embargo, un grupo de activistas se turna para volverlos a colocar.
El d¨ªa que mataron a su madre, el 16 de octubre de 2017, Matthew Caruana Galizia estaba trabajando frente al ordenador en la mesa de madera del sal¨®n de su casa. ?l formaba parte del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigaci¨®n (ICIJ, por sus siglas en ingl¨¦s) y en ese momento colaboraba en desentra?ar la informaci¨®n de los llamados Papeles del para¨ªso, una enorme filtraci¨®n de documentos sobre inversiones en refugios fiscales. Recuerda que ella se iba al banco, regres¨® porque olvid¨® unos cheques y le dijo: ¡°?Ciao! Cuando vuelva puedes usar el coche¡±. Minutos despu¨¦s, su hijo escuch¨® la explosi¨®n. ¡°Me di cuenta de que era una bomba inmediatamente. Sal¨ª a la calle descalzo y vi todo el fuego. El claxon son¨® sin parar hasta que el fuego consumi¨® todo el coche. No qued¨® nada, solo los pedazos de metal¡±, cuenta en el sal¨®n lleno de jarrones, figuritas y fotos de la familia en una boda, en unas vacaciones. En la puerta de su casa, rodeada de un cuidado jard¨ªn con olivos y mirto, hay un coche de polic¨ªa que hace guardia 24 horas desde ese d¨ªa. La vida que ten¨ªa hasta entonces qued¨® en suspenso. Dej¨® el trabajo y se dedic¨® en exclusiva a reclamar justicia.
?l y su familia siempre han estado convencidos de que quienes mataron a Daphne estaban en el Gobierno o ten¨ªan v¨ªnculos con ¨¦l, despu¨¦s de que ella hubiera investigado casos de corrupci¨®n que involucraban a varios ministros. Matthew dice que mientras ve¨ªa arder el coche de su madre pens¨® en Keith Schembri, el hasta hace una semana jefe de Gabinete, amigo y m¨¢s estrecho colaborador del primer ministro de Malta, Josep Muscat. ¡°Estaba seguro de que estaba involucrado¡±, explica Matthew, ¡°pero al mismo tiempo no quer¨ªa pensarlo porque es demasiado horrible que el asesinato de mi madre fuera planeado por la oficina del primer ministro. Todo el mundo est¨¢ en shock porque estamos descubriendo que es cierto¡±, dice Matthew indignado. ¡°Cuando lo pienso, me parece una locura. Ahora todo tiene sentido, por eso no avanzaba la investigaci¨®n¡±.
Ha sido en las ¨²ltimas tres semanas cuando, de manera vertiginosa, ha sido posible empezar a unir los puntos, aunque todav¨ªa nadie ha sido juzgado. La detenci¨®n del taxista -en realidad, lo arrestaron por lavado de dinero, y una vez detenido y a cambio de inmunidad, dijo que ten¨ªa informaci¨®n relevante del caso Daphne- hizo que todo se precipitara: dimiti¨® un ministro y el jefe de Gabinete, miles de personas salieron a la calle y el primer ministro Muscat, acorralado, anunci¨® su dimisi¨®n para enero.
Tanto el empresario acusado de encargar y pagar 150.000 euros por el asesinato, como el taxista que le sirvi¨® de intermediario con los sicarios mencionan a Schembri en su relato ante el juez. El primero, para revelar que el jefe de Gabinete era su amigo y le manten¨ªa informado de los pasos que iba dando la polic¨ªa en la investigaci¨®n del asesinato. Supo por Schembri que le hab¨ªan pinchado el tel¨¦fono, por ejemplo. El segundo, el taxista intermediario en el crimen, dijo que recibi¨® una llamada para que se pasara por la sede del Gobierno antes de que se cometiera el asesinato. All¨ª lo recibi¨® Schembri y se hizo un selfi con ¨¦l. Luego dijo que empez¨® a cobrar durante unos meses un salario ministerial por un trabajo que jam¨¢s realiz¨®.
El blog de Daphne Caruana Galizia, Running Commentary, era el m¨¢s le¨ªdo de la isla. En ¨¦l hab¨ªa construido una voz implacable e inc¨®moda para los corruptos, con un tono a veces de burla contra los pol¨ªticos. Llevaba a?os sufriendo amenazas, y ten¨ªa 46 querellas en contra cuando la mataron, querellas que en Malta se heredan y por las que tienen que pleitear. Matthew recuerda cuando, al volver del colegio, se encontraron a su perro muerto con un corte y sangre alredor. O la vez que les quemaron la puerta de la casa.
Un a?o antes del asesinato, su madre hab¨ªa descubierto en los papeles de Panam¨¢ que el entonces ministro de Energ¨ªa y el jefe de Gabinete -que acaban de dimitir- ten¨ªan sociedades pantalla en ese para¨ªso fiscal. Lo public¨®, pero eso no llev¨® a ninguna investigaci¨®n por corrupci¨®n por parte de las autoridades. Lo que s¨ª ocurri¨®, cuenta Matthew, es que ¡°el partido pol¨ªtico de Muscat y sus seguidores empezaron a atacarla usando toda la infraestructura propagand¨ªstica del Gobierno. Destruyeron su vida¡±, dice. Relata varios episodios en los que la acosaron por la calle llam¨¢ndola bruja, o cuando un portavoz del Gobierno, en un blog, dijo que pronto su madre iba a desaparecer y que despu¨¦s "el pa¨ªs podr¨¢ volver a la normalidad sin ella". "Fue una guerra propagand¨ªstica. Yo me levantaba cada ma?ana, encend¨ªa el tel¨¦fono y ve¨ªa todas esas cosas terribles que dec¨ªan de ella. Fue horrible¡±.
El acoso se intensific¨® en los meses anteriores al asesinato, relata Matthew. Dos a?os despu¨¦s, el odio se dirige hacia el recuerdo de Daphne Caruana Galizia y tambi¨¦n hacia quienes lo mantienen vivo, sus hijos y su marido. Entre ellos, Matthew es la cara m¨¢s visible de esa lucha contra la impunidad. Saca el tel¨¦fono y muestra los mensajes en Facebook que recibe a diario. Los mandan personas con nombre y apellidos. ¡°En uno de ayer me mandan la imagen de un puzle con la cara de mi madre¡±. Lo busca y lo traduce del malt¨¦s: ¡°?Regalo de Navidad? Edici¨®n limitada¡ Le faltan muchas piezas¡ Quien las quiera puede encontrarlas en el campo. D¨¦nse prisa porque las hormigas se las van a comer¡±. En otro, enviado hace una hora, le dicen: ¡°?Por qu¨¦ no paras de hablar? ?Por qu¨¦ no te cortas la lengua? Eres una mierda de elefante. ?Por qu¨¦ no dices que t¨² eres parte del grupo de personas que mat¨® a tu madre?¡±.
Junto al memorial de la periodista se palpa la tensi¨®n que genera el caso en la isla. La reacci¨®n de los turistas cuando pasan por all¨ª y ven las velas y los carteles es acercarse a leerlos y hacerle fotos. La de una decena de malteses interrogados al azar muestra que el asesinato se ha convertido en objeto de pugna entre partidos pol¨ªticos. Nadie quiere dar su nombre. Un par de amigas, estudiantes de 22 y 23 a?os, se muestran esc¨¦pticas ante la informaci¨®n que publica la prensa sobre la implicaci¨®n del Gobierno. ¡°Entendemos que la familia se manifieste y que haya protestas, pero controladas¡±, dice una. ¡°[Daphne] hizo mucho da?o a mucha gente con sus palabras, aunque no estoy justificando que la mataran¡±, dice otra. Ambas est¨¢n molestas porque el recuerdo a la periodista est¨¦ en este lugar principal de La Valeta.
En otras ocasiones, los entrevistados obvian el asesinato en s¨ª y defienden la gesti¨®n de Muscat, como un par de adolescentes (18 y 17 a?os), que aseguran que ¡°que todos los pol¨ªticos son corruptos¡±. Solo una estudiante de 20 a?os est¨¢ a favor de las protestas y de que el primer ministro dimita, aunque ella dice no estar "tan implicada en pol¨ªtica como para manifestarse". Una dependienta afirma que el caso est¨¢ haci¨¦ndoles "perder ventas". Una se?ora, al o¨ªr el nombre de la periodista asesinada, se da media vuelta y se va.
La rabia que Matthew ten¨ªa por la campa?a de desprestigio contra su madre cuando viv¨ªa, se increment¨® tras el asesinato. ?l cree que ese sentimiento, unido a la desesperaci¨®n, fue el motor para pasar a la acci¨®n y ¡°para comprender el asesinato¡±. D¨ªas despu¨¦s del crimen, hubo un detonante que hizo a la familia tomar la decisi¨®n de empezar a hablar con periodistas para preservar su memoria y la propia investigaci¨®n del asesinato. En medio del luto y el dolor, ley¨® en un peri¨®dico italiano que detr¨¢s del asesinato de Daphne estaba la mafia de traficantes de gasolina en el Mediterr¨¢neo. Las fuentes mencionadas: el Gobierno de Malta. ¡°Lo le¨ª y pens¨¦: Est¨¢n intentando desviar a la prensa. Esto es mentira porque mi madre no estaba investigando ese asunto en Malta ni en Libia¡±, explica Matthew. ¡°Est¨¢bamos todos sentados en esa mesa y dijimos: tenemos que empezar a hablar con periodistas, porque si no, quienes est¨¢n en el Gobierno y que probablemente est¨¢n envueltos en el asesinato van a intentar desviar a la prensa. No podemos dejar ese hueco [informativo] para que lo llenen ellos¡±. Ah¨ª empez¨® otro de los frentes que se ha encontrado esta familia, el de la informaci¨®n y la propaganda. ¡°Yo s¨¦ c¨®mo funcionan los medios¡±, explica Matthew, ¡°porque mi madre era periodista y toda mi carrera la he desarrollado con periodistas [¨¦l estudi¨® ingenier¨ªa de software]¡±.
Meses despu¨¦s del atentado, un periodista franc¨¦s, Laurent Richard, les habl¨® de su idea de desarrollar una red de reporteros dedicada a continuar con las investigaciones de periodistas asesinados o que est¨¢n en la c¨¢rcel, explicaba Matthew hace unos meses a este peri¨®dico aqu¨ª en su casa. As¨ª naci¨® el Daphne Project, en el que participaron periodistas de Le Monde, La Repubblica, Reuters, The Guardian, The New York Times¡ La prensa internacional se lanz¨® a indagar en las historias inacabadas de Daphne, y todav¨ªa siguen tirando de esos hilos. Es la forma de lograr que su asesinato no silenciara su trabajo, lo que ella pretend¨ªa exponer y por lo que la mataron.
Algunos incluso arrojan luz sobre su propio asesinato, como el caso de 17Black, una compa?¨ªa radicada en Dub¨¢i que iba a transferir dinero a sociedades pantalla a nombre de Schembri y otro ministro. Reuters logr¨® establecer que el due?o de 17Black era Yorgen Fenech, pero no si el dinero, supuestos sobornos, se envi¨®. Hasta ahora, la polic¨ªa no ha interrogado a ninguno de los pol¨ªticos que ella se?alaba por corrupci¨®n en su blog. Matthew era el que mejor conoc¨ªa el trabajo de su madre, y pas¨® un mes explic¨¢ndoles a sus hermanos los distintos y muy complejos casos que ella ten¨ªa entre manos. Luego hizo lo mismo con la red de periodistas. ¡°Nos hicieron muchas preguntas, y yo pas¨¦ un a?o viajando de un pa¨ªs a otro para apoyar a esos periodistas y para reunirme con pol¨ªticos, con ONG¡¡±, dice en el espa?ol que aprendi¨® durante los tres a?os que vivi¨® en Costa Rica trabajando para el ICIJ. ¡°Us¨¦ mis habilidades para convertir toda esa rabia en algo positivo: el activismo contra la impunidad en el asesinato y el periodismo¡±.
Matthew cuenta que ella le aconsejaba ser ¡°muy persistente¡± con los casos de corrupci¨®n, sabiendo que ¡°pueden pasar meses en los que nada te sale bien¡±. ¡°Ella dec¨ªa que es dif¨ªcil, que va a costar mucho, pero que es ¨²til. Siempre me recordaba que aunque lo que publicamos ahora no llegue a nada, el primer trabajo del periodista es documentar lo que est¨¢ pasando. Puede que no tenga consecuencias hoy, pero quiz¨¢ esa informaci¨®n pueda servir ma?ana¡±.
Matthew y su familia se reun¨ªan con los eurodiputados que iban a Malta alarmados por la falta de avances en la investigaci¨®n y los casos de corrupci¨®n que la polic¨ªa tampoco segu¨ªa. Fue a la ONU. Habl¨® con la hija del pol¨ªtico ruso asesinado Boris Nemtsov, quien le gui¨® para contactar con el Consejo de Europa que, a su vez, se involucr¨® en el caso. La presi¨®n que ha ejercido este organismo que se ocupa de proteger los derechos humanos, la democracia y el Estado de derecho ha sido fundamental para que se establezca, en paralelo a las pesquisas penales, lo que en Malta se llama una investigaci¨®n p¨²blica: una comisi¨®n formada por dos jueces en activo y otro em¨¦rito que, llamando a testigos, expertos y funcionarios, trata de establecer la responsabilidad del Estado en el asesinato y si pudo haberlo evitado.
Solo lograr que el primer ministro Muscat autorizara su puesta en marcha -el ¨²nico que puede hacerlo- fue una batalla en s¨ª que dur¨® meses. El viernes empez¨® un proceso que durar¨¢ nueve meses y cuyas conclusiones se presentar¨¢n ante el Parlamento. Matthew Caruana Galizia fue el primer testigo. Entr¨® en la sala con su padre, abogado, y el equipo de letrados que les han ayudado en el frente legal en este tiempo. En una sala forrada de paneles de madera, donde hay un crucifijo, y que est¨¢ llena de periodistas, expuso el caso y denunci¨® ¡°el completo fracaso del sistema judicial, de arriba abajo¡± en el asesinato de su madre. Ella, que era el centro de la familia, como la describe Matthew, les dej¨® una lecci¨®n cuando la amenazaban, cuando les quemaron la puerta de casa y mataron al perro, recuerda Matthew. ¡°Su actitud no fue volver a casa y llorar. Fue hacer m¨¢s periodismo y alzar la voz¡±.
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