Libia, el nuevo campo de batalla entre Turqu¨ªa y Rusia
Tr¨ªpoli ha encontrado en el Gobierno de Erdogan a su socio m¨¢s fiable ante el asedio del mariscal Hafter, apoyado por Mosc¨²
El conflicto de Libia se est¨¢ decantando de tal forma que las fuerzas militares o paramilitares de Turqu¨ªa y Rusia pueden verse directamente implicadas sobre el terreno, como ya sucedi¨® en Siria. De un lado, los mercenarios rusos apoyan al mariscal Jalifa Hafter, que controla el este y sur del pa¨ªs. Y de otro, el Gobierno turco del presidente Recep Tayyip Erdogan ha estrechado su alianza con el llamado Gobierno de Unidad Nacional, que controla Tr¨ªpoli y Misrata. Ninguna de las dos partes en conflicto tiene poder militar para vencer a la otra. Pero la ayuda directa de Turqu¨ªa o Rusia puede inclinar la balanza de una forma sangrienta.
Jalifa Hafter anunci¨® el jueves 12 de diciembre que iba a emprender una ofensiva ¡°decisiva¡± sobre Tr¨ªpoli. La capital se encuentra en manos del llamado Gobierno de Unidad Nacional (GNA, por sus siglas en ingl¨¦s), ¨²nico reconocido por la ONU. Hafter inici¨® el asedio en abril, pero se vio obligado a quedarse a las puertas. Qued¨® as¨ª en evidencia que su fuerza no era tan determinante como parec¨ªa. Pero ahora cuenta con la ayuda de cientos de mercenarios rusos sobre el terreno, adem¨¢s del apoyo tradicional que le suministran Egipto y Emiratos ?rabes Unidos. La llegada de los rusos, que se suman a los mil mercenarios sudaneses con que cuenta Hafter, est¨¢ desequilibrando ligeramente la guerra a favor del mariscal libio.
Sobre el papel, el Gobierno de Unidad, dirigido por Fayez al Serraj es, oficialmente, el ¨²nico leg¨ªtimo de Libia y cuenta con el respaldo, tambi¨¦n oficialmente, de la ONU, Estados Unidos y la Uni¨®n Europea. Pero eso es solo sobre el papel. En realidad, a este Gobierno solo lo sostienen en su esfuerzo militar Turqu¨ªa y, en menor medida, Qatar. Fayez al Serraj se ha reunido dos veces en menos de un mes con Erdogan y ha firmado un acuerdo militar y otro mar¨ªtimo. Ahora, Estambul est¨¢ dispuesto a dar un paso m¨¢s hacia el frente.
Env¨ªo de tropas turcas
A principios de diciembre, Erdogan anunci¨® que su pa¨ªs est¨¢ listo para enviar tropas a Libia ¡°si el pueblo libio lo pide¡±. Ankara y el Gobierno de Unidad de Libia firmaron el 27 de noviembre un acuerdo de cooperaci¨®n militar que incluye la creaci¨®n de una Fuerza de Reacci¨®n R¨¢pida que cubra ¡°responsabilidades militares y policiales en Libia¡±, el establecimiento de una oficina de Cooperaci¨®n en Defensa y Seguridad ¡°con suficientes expertos y personal¡±, transferencia de material e instrucci¨®n militar y compartir informaci¨®n de inteligencia.
El acuerdo fue enviado el pasado fin de semana al Parlamento turco para su tramitaci¨®n y, aunque la oposici¨®n socialdem¨®crata ha criticado su coste econ¨®mico as¨ª como ¡°el peligro para la seguridad interna que supone compartir informaci¨®n secreta con un actor pol¨ªtico en circunstancias b¨¦licas¡±, el Gobierno turco cuenta con apoyo suficiente para su aprobaci¨®n.
El domingo, 15 de diciembre, Erdogan se reuni¨® de nuevo con Al Serraj en Estambul aunque casi nada trascendi¨® de la reuni¨®n. Un d¨ªa antes, los ministros de Exteriores y Defensa de Turqu¨ªa se hab¨ªan reunido tambi¨¦n con el presidente del Gobierno de Unidad en Doha (Qatar), el otro gran aliado militar de Tr¨ªpoli.
El analista y exmilitar turco Metin Gurcan escribi¨® en Al Monitor que las Fuerzas Armadas turcas ya han comenzado los preparativos para el env¨ªo de ayuda militar a Libia. Esta consistir¨ªa en ¡°dos o tres equipos de asalto anfibio y una compa?¨ªa de unos cien marines¡±, as¨ª como los buques de guerra y aviones necesarios para su despliegue. Eso s¨ª, apunta el experto: se limitar¨ªan a labores de instrucci¨®n militar y no de combate.
¡°Lo que m¨¢s necesita ahora mismo el Gobierno de Unidad son sistemas de defensa antia¨¦rea¡±, sostiene Emrah Kekili, investigador del centro de estudios SETA, ¡°adem¨¢s de reconstruir su sector defensivo con ayuda del saber hacer de Turqu¨ªa¡±.
La prensa local informa de que el apoyo turco se ha limitado al env¨ªo de armamento, drones -cuya industria se ha desarrollado r¨¢pidamente en los ¨²ltimos a?os-, y de algunos instructores. No obstante, Ankara niega cualquier env¨ªo de armamento, porque eso implicar¨ªa reconocer oficialmente la violaci¨®n del embargo internacional de armas decretado por la ONU sobre Libia. El embargo se lo saltan todas las partes implicadas, pero nadie lo asume. Tambi¨¦n el Kremlin niega que haya mercenarios rusos destacados en las filas del general Jalifa Hafter.
Un grupo de expertos que ha trabajado durante varios meses sobre el terreno para la ONU present¨® un informe de 379 p¨¢ginas ante el Consejo de Seguridad en el que asegura que las dos partes en el conflicto han recibido ¡°armas y equipo militar, apoyo t¨¦cnico y combatientes no libios que no cumpl¨ªan las sanciones relacionadas con las armas¡±. El informe indica que tanto Emiratos ?rabes Unidos y Jordania (aliados del mariscal Hafter) como Turqu¨ªa ¡°suministraron armas de forma habitual y a veces flagrante, con poco esfuerzo para ocultar la fuente¡±.
El investigador turco Kekili enarbola el argumento moral para justificar la intervenci¨®n turca en la guerra de Libia. ¡°No hay que olvidar que Hafter dirige a unas milicias golpistas. Y el Gobierno de unidad es el Ejecutivo reconocido por la comunidad internacional¡±. Pero Kekili no elude los intereses turcos en el Mediterr¨¢neo: ¡°Desde el inicio de la guerra, Emiratos ?rabes Unidos y Egipto han apoyado a Hafter porque saben que les ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil controlar los recursos energ¨¦ticos a trav¨¦s de un dictador y porque as¨ª pueden minar los intereses turcos en el Mediterr¨¢neo, donde tambi¨¦n Grecia est¨¢ trabajando junto a Egipto para arrebatarnos nuestros leg¨ªtimos derechos¡±.
Un diplom¨¢tico europeo que solicita el anonimato se?ala que, de momento, Hafter "no ha dado un paso, pero el simple anuncio de la ofensiva forma parte de la guerra psicol¨®gica. Tal vez Hafter a¨²n no tenga fuerza suficiente para invadir Tr¨ªpoli, pero es cierto que la tenaza sobre la capital cada vez se estrecha m¨¢s. Por eso es comprensible que en Tr¨ªpoli se pongan nerviosos y acudan a Erdogan. Sin embargo, el precio que se est¨¢ cobrando Erdogan con el acuerdo mar¨ªtimo firmado con Libia es muy alto, ya que afecta a un actor fundamental, la Uni¨®n Europea, y a uno de sus miembros, Grecia¡±.
El ejemplo sirio
Karim Mezran, miembro de Atlantic Center, se?ala en un informe de este centro de an¨¢lisis que la comunidad internacional deber¨ªa haber apoyado militarmente al Gobierno de Unidad Nacional, para obligar a Hafter a negociar. ¡°Esto no es lo que pas¨®. Y ahora tenemos a las poblaciones de Tr¨ªpoli y Misrata luchando contra cuatro o cinco potencias extranjeras que apoyan a Hafter y al resto del mundo observando y decidiendo no hacer nada, con la excepci¨®n del presidente turco¡±.
Mezran cree que si Turqu¨ªa convierte en el principal defensor del Gobierno reconocido, en lugar de Europa o Estados Unidos, entonces todo lo que se necesitar¨¢ ser¨¢ un acuerdo entre Mosc¨² y Ankara para resolver el problema libio. Y con ese acuerdo quedar¨¢ mermado ¡°el poder americano y europeo¡±, seg¨²n Mezr¨¢n.
El riesgo de que el conflicto libio degenere en una guerra como la de Siria es evidente. En Siria, la intervenci¨®n rusa a partir de 2015 permiti¨® al r¨¦gimen de Bachar al Asad recuperar el terreno perdido; mientras que el apoyo de Turqu¨ªa ha sido lo ¨²nico que ha permitido que las facciones rebeldes no sean completamente aniquiladas. En Libia, igual que en Siria, Turqu¨ªa y Rusia apoyan a facciones contrapuestas, lo que no ha sido ¨®bice para que sus dirigentes, Erdogan y Vlad¨ªmir Putin, pactasen treguas y cierto reparto de territorio.
El pr¨®ximo 8 de enero, Erdogan y Putin se encontrar¨¢n en Estambul y la cuesti¨®n de Libia ser¨¢ una de las que acapare la reuni¨®n. El pasado martes, ambos l¨ªderes conversaron sobre el tema por tel¨¦fono y mostraron su disposici¨®n a mediar entre los bandos en liza, as¨ª como a apoyar los esfuerzos del Gobierno alem¨¢n y la ONU, que tienen previsto organizar a principios del a?o que viene una conferencia de paz.
Un pacto para buscar gas en el Mediterr¨¢neo
Adem¨¢s, del pacto de cooperaci¨®n militar, Turqu¨ªa y Libia han firmado a finales de noviembre un acuerdo de demarcaci¨®n de las fronteras mar¨ªtimas de sus zonas econ¨®micas exclusivas. Este nuevo dise?o de fronteras abrir¨ªa el paso a Turqu¨ªa para emprender exploraciones en busca de bolsas submarinas de hidrocarburos.
Ankara y el Gobierno de Unidad de Libia ya han enviado a la ONU el acuerdo bilateral para su aprobaci¨®n. Los pa¨ªses vecinos han puesto el grito en el cielo ya que las zonas delimitadas se solapan con las aguas territoriales y zonas econ¨®micas exclusivas de Egipto y Grecia. Como protesta ante el acuerdo, el Gobierno griego ha expulsado de Atenas al embajador libio.
Un diplom¨¢tico europeo conocedor del conflicto libio se?ala: ¡°El acuerdo mar¨ªtimo entre Turqu¨ªa y el Gobierno de Unidad libio ha escandalizado a la ONU y a la Uni¨®n Europea, pues menoscaba los derechos de Grecia y, de forma indirecta, los de Chipre. En la UE no ha habido disparidad de criterio a la hora de solidarizarse con Grecia¡±.
El controvertido pacto es la ¨²ltima medida de presi¨®n de Ankara para no quedar fuera del reparto de los hidrocarburos del Mediterr¨¢neo Oriental. Grecia, Chipre, Egipto e Israel han firmado varios acuerdos de extracci¨®n y transporte del gas hallado bajo sus aguas excluyendo a Turqu¨ªa. Y Ankara arguye que Grecia utiliza de forma injusta la presencia de peque?as islas frente al territorio turco, como Castel¨®rizo, para justificar la extensi¨®n de su zona econ¨®mica exclusiva hasta reducir a la nada la zona de explotaci¨®n turca.
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