Sepultados y olvidados en Gaza por un ataque err¨®neo de Israel
Un exmilitar israel¨ª denuncia fallos de los servicios de Inteligencia por no revisar los objetivos de los bombardeos ni verificar siempre la presencia de civiles antes de atacar
¡°Nadie se acuerda de nosotros. No espero que Israel nos pida perd¨®n, ni mucho menos que nos indemnice por la matanza¡±. Con apenas 19 a?os, Mohamed Abu Malhus deambula como un muerto en vida junto al cr¨¢ter de lo que fue su casa en Deir al Balah, en el centro de la franja de Gaza. Sus padres, tres de sus hermanos, sus dos t¨ªos, dos primos... los nueve murieron pasada la medianoche del 14 de noviembre machacados por misiles de alta precisi¨®n disparados por la aviaci¨®n de Israel en la ¨²ltima escalada b¨¦lica en el enclave palestino. Mohamed se salv¨® porque estaba estudiando en la cercana casa de su abuela, que a diferencia de la chabola de chapa y madera donde malviv¨ªa con su familia cuenta con electricidad. ¡°Quiero ir a la universidad, estudiar literatura¡±, asegura cabizbajo el joven, que a¨²n no ha logrado terminar el bachillerato.
La tragedia de un equ¨ªvoco letal se abati¨® desde el cielo sobre el clan Abu Malhus-Sawarka, beduinos de la Gaza profunda que pastorean ovejas en la desolaci¨®n de un territorio que, seg¨²n las? predicciones de Naciones Unidas, ser¨¢ considerado inhabitable a partir de 2020. Israel hab¨ªa desencadenado a mediados de noviembre la Operaci¨®n Cintur¨®n Negro para liquidar a un comandante de la Yihad Isl¨¢mica responsable del lanzamiento de cohetes. La ofensiva se sald¨® con 34 palestinos muertos, de los que 16 eran civiles, entre ellos ocho menores y tres mujeres. El jefe del Estado Mayor, general Avi Kovchavi, se felicit¨® por el ¨¦xito de la operaci¨®n en la que fueron abatidos ¡°25 terroristas¡± y los ¡°m¨ªnimos da?os colaterales¡± registrados.
El bombardeo de Deir al Balah, la acci¨®n militar israel¨ª que ha causado mayor mortandad entre civiles desde la guerra de 2014 en Gaza, fue considerado al principio ¡°militarmente leg¨ªtimo¡± por las Fuerzas Armadas. El portavoz castrense en lengua ¨¢rabe, teniente coronel Avichai Adraee, tuite¨® que el objetivo del ataque era acabar con la vida de Ramsi Abu Malhus (padre de Mohamed), a quien defini¨® como comandante de la Yihad Isl¨¢mica al frente de una brigada de lanzamiento de cohetes contra Israel. Nadie le conoc¨ªa hasta entonces. Cuando la prensa hebrea empez¨® a contactar con responsables militares de inteligencia para recabar informaci¨®n, el portavoz militar rectific¨® de inmediato a trav¨¦s de un nuevo mensaje en Twitter: ¡°La informaci¨®n ahora disponible despierta sospechas sobre la credibilidad del anuncio anterior, que puede no ser preciso¡±.
El Estado Mayor de Israel vino a reconocer hace un mes en un comunicado que se trataba de un objetivo err¨®neo: ¡°La identidad del sujeto no era segura y est¨¢ siendo investigada, as¨ª como los da?os causados a civiles en el ataque¡±. ¡°Nuestras operaciones est¨¢n basadas en el m¨¢s alto nivel de inteligencia que tenemos (...) e intentan limitar al m¨¢ximo los posibles da?os colaterales a no combatientes¡±, resumi¨® el portavoz internacional castrense, teniente coronel Jonathan Conricus. Desde entonces, el Ej¨¦rcito guarda silencio sobre el bombardeo.
Con voz quebrada de quien sabe que puede acabar sentado en el banquillo de un consejo de guerra, un joven exmilitar israel¨ª revela en el sal¨®n de una casa de Jerusal¨¦n supuestos fallos en la selecci¨®n de los objetivos de los ataques. ¡°En el proceso intervienen varias personas: antiguos pilotos, analistas de inteligencia y hasta un asesor jur¨ªdico del Ej¨¦rcito, que determina si el ataque es contra un objetivo militar leg¨ªtimo y no viola el derecho internacional¡±, precisa desde el anonimato este antiguo miembro de un equipo de observaci¨®n e inteligencia de la Fuerza A¨¦rea. ¡°Este sistema sirve con bastante precisi¨®n, por ejemplo, para establecer los objetivos en L¨ªbano¡±, detalla ante un reducido grupo de periodistas europeos. ¡°En Gaza¡±, advierte, ¡°la elevada densidad de poblaci¨®n impide conocer con exactitud qu¨¦ zonas est¨¢n habitadas y cu¨¢les no¡±.
Estos equipos de detecci¨®n de objetivos militares para la aviaci¨®n no trabajan sobre la marcha, sino que van acumulando sus observaciones en un banco de datos, al que recurren los pilotos en sus operaciones. ¡°Hacen falta al menos dos indicios para fijar un lugar de inter¨¦s militar antes de incorporarlo al banco de objetivos¡±, explica el protocolo el exmilitar. En funci¨®n del nivel de alerta ¨Cdesde una simple escaramuza a una situaci¨®n de guerra abierta¨C var¨ªan los par¨¢metros admisibles de v¨ªctimas colaterales. ¡°Hay un modelo matem¨¢tico de evaluaci¨®n en funci¨®n de los da?os, desde cero muertos civiles aceptables hasta una situaci¨®n extrema de C¨®digo An¨ªbal, en el que vale todo¡±. El exmilitar se refiere a los casos de captura de rehenes del Ej¨¦rcito por parte del enemigo.
Esta pol¨¦mica doctrina, te¨®ricamente abandonada por el Estado Mayor israel¨ª, fue aplicada por ¨²ltima vez en agosto de 2014 en Gaza, en la llamada batalla del Viernes Negro. En el curso de una tregua acordada en el conflicto, una patrulla de reconocimiento israel¨ª se top¨® con una unidad de Ham¨¢s y se desat¨® un enfrentamiento durante el que fue capturado el teniente Hadar Goldin. Los comandantes israel¨ªes ordenaron la aplicaci¨®n del C¨®digo An¨ªbal mediante un ataque masivo de la artiller¨ªa y la aviaci¨®n en la ciudad de Rafah, al sur de la Franja. Una investigaci¨®n de Amnist¨ªa Internacional se?al¨® que en los cuatro d¨ªas de la ofensiva del Viernes Negro murieron al menos 135 civiles, entre ellos 75 ni?os, y fueron destruidas cientos de viviendas e infraestructuras. El teniente Goldin fue declarado muerto.
¡°Hace falta bastante tiempo y esfuerzo para poder establecer un lugar de inter¨¦s militar son seguridad y fiabilidad. Adem¨¢s, a veces no se han completado todas las evaluaciones para obtener nuevas dianas, ante la presi¨®n de los mandos por ampliar el banco de datos. Mientras tanto, los objetivos m¨¢s antiguos no se suelen revisar¡±, desvela el antiguo militar de reemplazo, quien tambi¨¦n asegura que no siempre se verifica la presencia de civiles en la zona antes de lanzar un ataque. ¡°Se ignoran los protocolos y no se vuelven a aplicar estrictamente hasta que se produce un desastre como el Deir al Balah¡±.
¡°No hubo llamadas ni mensajes de texto a los m¨®viles, tampoco se lanzaron octavillas ni hubo sobrevuelo previo de aviso de los aviones¡±, asegura Mahmud Abu Malhus mientras prepara caf¨¦ en la chimenea de le?a en una modesta vivienda de Gaza. Una decena de ni?os corretean descalzos mientras los hombres del clan fuman sin cesar. Su primo y tambi¨¦n padre del joven Mohamed no secundaba la bandera negra de la Yihad Isl¨¢mica. En esa barriada rural de Deir al Balah solo se observan las banderas amarillas de Fatah, el partido del presidente palestino, Mahmud Abbas.
¡°Ramsi fue polic¨ªa de la Autoridad Palestina¡±, precisan sus parientes, pero desde que Ham¨¢s tom¨® el poder en Gaza en 2007 y desaloj¨® a la Administraci¨®n de Fatah, se qued¨® sin trabajo. A los 45 a?os recib¨ªa una pensi¨®n de menos de 2.000 sequels (unos 500 euros) para mantener a sus dos esposas y sus diez hijos. ¡°Sal¨ªa adelante como pod¨ªa junto con su hermano Mohamed, vendiendo verduras en el mercado y con unas pocas ovejas. Ahora est¨¢n todos muertos¡±, asienten los familiares del clan con el desapego de quienes desconf¨ªan ya de que su relato vaya a servir para algo.
El lugar donde se encontraban las caba?as de ambos hermanos y sus dos familias fueron diezmadas por los misiles en nada se asemeja a un objetivo militar. Es un terreno municipal donde los Abu Malhus-Sawarka construyeron con sus propias manos las ¨²nicas casas miserables que pod¨ªan permitirse. Los vecinos nunca han visto puestos de Ham¨¢s o de la Yihad Isl¨¢mica en esta zona denominada La Alberca, alejada casi un kil¨®metro de la ciudad, jalonada por invernaderos de pl¨¢stico y pastos de ganado. Un dep¨®sito de aguas construido gracias a la cooperaci¨®n internacional, un almac¨¦n de la UNRWA, la agencia para los refugiados palestinos de la ONU, y un taller de material de construcci¨®n rodean los cr¨¢teres dejados por el bombardeo Israel, donde a¨²n quedan restos de ropa y libros escolares.
¡°Nadie me llamar¨¢ para pedirme disculpas¡±, repite a¨²n bajo los efectos del trauma de la matanza el todav¨ªa adolescente Mohamed, convertido en cabeza de familia de sus seis hermanos supervivientes. Los recursos ante la justicia israel¨ª se estrellan contra un muro de rechazo. El Ej¨¦rcito no se hace nunca responsable de los da?os causados en acciones contra fuerzas beligerantes enemigas. ¡°Las v¨ªctimas de mi familia eran inocentes¡±, musita el joven Abu Malhus mientras un dron israel¨ª ronronea sobre el cielo el enclave cercado, ¡°pero en Gaza todos sabemos que podemos morir bajo las bombas en cualquier momento".
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