El Gobierno de Johnson rebaja las expectativas de un futuro acuerdo comercial con EE UU
Las previsiones de crecimiento no compensan las p¨¦rdidas previstas por el Brexit
El Gobierno del Reino Unido, liderado por Boris Johnson, ha aniquilado finalmente, con la frialdad de las cifras, uno de los espejismos alimentados por los euroesc¨¦pticos conservadores durante todos los a?os de batalla del Brexit: un posible acuerdo comercial con Estados Unidos. A pesar de todas las promesas de leche y miel del presidente norteamericano Donald Trump, no compensar¨ªa ni de lejos las p¨¦rdidas que va a acarrear la salida del Reino Unido de la UE.
¡°Los intercambios comerciales entre Estados Unidos y el Reino Unido fueron de 250.000 millones de euros el a?o pasado, lo que supone el 19,8% de todas nuestras exportaciones. El an¨¢lisis del Gobierno pronostica que un nuevo Acuerdo de Libre Comercio podr¨ªa incrementar los intercambios entre ambos pa¨ªses en 17.000 millones de euros a largo plazo, en comparaci¨®n con 2018¡±, anuncia el documento presentado este lunes por la ministra de Comercio Internacional, Liz Truss. La clave en el anuncio est¨¢ en el t¨¦rmino ¡°a largo plazo¡±, que el propio texto calcula, en una nota a pie de p¨¢gina, en unos 15 a?os a partir de que el futuro acuerdo se comenzara a desplegar. Es decir, un empuj¨®n a la econom¨ªa brit¨¢nica del 0,16% de su PIB. Frente a esas expectativas, un documento interno del Gobierno brit¨¢nico realizado en 2018 calculaba que el crecimiento del pa¨ªs, a consecuencia del Brexit, podr¨ªa reducirse entre un 2% y un 8%.
¡°Tenemos a los mejores negociadores del mundo, y negociar¨¢n con dureza para conseguir el mejor acuerdo posible para la econom¨ªa brit¨¢nica¡±, ha anunciado Johnson con su habitual ret¨®rica de inflado optimismo y escaso detalle, m¨¢s all¨¢ de alguna an¨¦cdota que se haga hueco en los titulares de prensa. ¡°Cambiaremos el salm¨®n ahumado escoc¨¦s por sombreros Stetson [la legendaria marca de sombreros vaqueros de fieltro] y lograremos precios m¨¢s bajos y mayor variedad de opciones para nuestros consumidores¡±.
La realidad, sin embargo, es que el Gobierno de Johnson comienza esta fase embrionaria de negociaci¨®n con Washington con las manos muy atadas y armado de precauciones para evitar dar alas a la oposici¨®n y a los sectores m¨¢s cr¨ªticos de la sociedad brit¨¢nica. La primera advertencia, repetida hasta la saciedad en los p¨¢rrafos iniciales del borrador, es que el Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en ingl¨¦s) no estar¨¢ sobre la mesa. ¡°El precio que el NHS paga por los medicamentos no estar¨¢ sobre la mesa. Los servicios que proporciona el NHS no estar¨¢n sobre la mesa. El NHS ni se va a vender ni se vender¨¢ nunca al sector privado, ya sea internacional o dom¨¦stico¡±, reitera el texto. Durante su ¨²ltima visita al Reino Unido, Donald Trump, sin ser plenamente consciente -a la vista de las matizaciones posteriores- de lo que estaba hablando, sugiri¨® que nada quedar¨ªa excluido en una futura negociaci¨®n comercial. La oposici¨®n laborista martille¨® a Johnson durante la campa?a electoral con la acusaci¨®n de que ya hab¨ªa planes secretos para poner en manos privadas el sacrosanto NHS, una de las instituciones m¨¢s veneradas por los brit¨¢nicos.
¡°Si no somos capaces de lograr el acuerdo al que aspiramos, estamos dispuestos a abandonar la negociaci¨®n, y eso incluye tanto las normas m¨ªnimas en productos alimentarios como en el NHS¡±, ha dicho Truss en la BBC.
El pollo clorado
Porque los productos alimentarios son la segunda gran l¨ªnea roja que el Gobierno de Johnson no est¨¢ dispuesto a cruzar en sus relaciones con Washington. Johnson se ha enfrentado en los ¨²ltimos meses a la acusaci¨®n de que estaba dispuesto a abrir las puertas del mercado brit¨¢nico al ¡°pollo clorado¡± de Estados Unidos (la inmersi¨®n del animal sacrificado en granja en una soluci¨®n antimicrobiana de agua y cloro que elimina bacterias y otros pat¨®genos, como la salmonela), o la ternera atiborrada de hormonas. ¡°El programa pol¨ªtico del Gobierno ha dejado ya suficientemente claro que, en todas nuestras negociaciones comerciales, no comprometeremos nuestra protecci¨®n medioambiental, nuestras leyes de protecci¨®n de animales ni nuestras normas sanitarias de alimentaci¨®n¡±, dice el borrador.
La limitada ambici¨®n del documento se concentra sobre todo el ampliar los intercambios comerciales con Estados Unidos de las peque?as y medianas empresas, en busca de una relaci¨®n que elimine aranceles y barreras. Incluye adem¨¢s un aumento en los intercambios de servicios digitales y mayores lazos de cooperaci¨®n en materia de servicios financieros, con escasa concreci¨®n.
¡°El Reino Unido parece ir detr¨¢s de un acuerdo comercial bastante poco ambicioso con Estados Unidos. Desde luego, mucho menos ambicioso que el que se promet¨ªa hace apenas seis meses. Por lo indicado, el Gobierno quiere centrarse en aranceles para bienes, y poco o nada en lo relativo a servicios¡±, ha criticado David Henig, exasesor comercial de Downing Street y hoy al frente de UK Trade Policy Project, un centro de pensamiento dedicado a analizar la pol¨ªtica comercial internacional.
El Gobierno de Johnson ha pasado en pocos meses del verso a la prosa, para constatar que las promesas electorales se enfrentan irremediablemente a la dura realidad y a imprevistos ineludibles. Entre estos segundos est¨¢ el enfrentamiento de las ¨²ltimas semanas con Washington, al decidir el primer ministro, en contra de las advertencias de su aliado, que el gigante tecnol¨®gico chino Huawei podr¨¢ participar -hasta un l¨ªmite del 35% de la infraestructura- en el desarrollo de la tecnolog¨ªa del 5G en el Reino Unido. La dura realidad ha llegado de Bruselas, ante la negativa de los negociadores comunitarios a permitir que Londres puede ¡°tener el pastel y com¨¦rselo¡± (en palabras del propio Johnson) y logre un nuevo acuerdo comercial a la canadiense en el que evite alinearse con las normas y reglamentos de la UE y someterse a su jurisdicci¨®n. Johnson ha amenazado con abandonar las negociaciones el pr¨®ximo mes de junio si no se logran avances significativos para entonces.
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