La batalla por Par¨ªs es cosa de mujeres (pero no el resto de Francia)
Tres candidatas, mujeres y de origen extranjero, se disputan la alcald¨ªa de Par¨ªs. Pero la batalla por la capital no refleja la realidad francesa, donde las regidoras son minor¨ªa
Anne Hidalgo, Rachida Dati, Agn¨¨s Buzyn. La carrera por la alcald¨ªa de Par¨ªs, la joya de la corona de las elecciones municipales francesas del 15 de marzo, tiene nombre de mujer. Y de origen extranjero, otro de los asuntos candentes del debate pol¨ªtico franc¨¦s, sobre todo con miras a las presidenciales de 2022, de las que estos comicios son considerados una prueba de fuego. Aunque tambi¨¦n hay aspirantes masculinos, las encuestas sit¨²an a estas tres mujeres, dos de ellas exministras, a la cabeza, con lo que todo apunta a que la capital francesa tendr¨¢, por segunda vez, a una mujer al frente. Una victoria que, sin embargo, no refleja la realidad del pa¨ªs: a pesar de las leyes de paridad de las ¨²ltimas d¨¦cadas, solo el 16% de las alcald¨ªas francesas est¨¢n ocupadas por mujeres. La pol¨ªtica local tambi¨¦n sigue teniendo techos de cristal.
Todas las aspirantes parisinas saben que en la carrera que se abre una semana despu¨¦s del D¨ªa Internacional de la Mujer este 8 de marzo, hay mucho en juego. Al reto femenino, la alcaldesa de origen espa?ol Anne Hidalgo (San Fernando, 1959) suma la tarea de conservar la principal plaza pol¨ªtica m¨¢s all¨¢ de la esfera nacional para un Partido Socialista que, a tres a?os de las presidenciales en las que registr¨® sus peores resultados hist¨®ricos, no acaba de levantar cabeza.
En ello anda tambi¨¦n la inclasificable Dati (Saint-R¨¦my, 1965). La candidata de Los Republicanos suscita entre sus filas conservadoras tantos o m¨¢s odios que amores. Pero su r¨¢pido ascenso en las encuestas ha convertido a esta mujer de origen ¨¢rabe y musulm¨¢n, adem¨¢s de madre soltera y exministra de Justicia, en la nueva esperanza de una derecha que tampoco logra recuperarse de la descomposici¨®n de los partidos cl¨¢sicos que dio paso en 2017 a la victoria de Emmanuel Macron.
El desaf¨ªo no es menos duro para Buzyn (Par¨ªs, 1962). Hasta hace menos de un mes, esta doctora nacida en el seno de una familia jud¨ªa de origen polaco superviviente de Auschwitz se dec¨ªa feliz como ministra de Salud, el primer cargo pol¨ªtico de su carrera. Hasta que, el 14 de febrero, el candidato del partido oficialista, La Rep¨²blica en Marcha (LREM), Benjamin Griveaux, se retiraba intempestivamente tras la publicaci¨®n de unos v¨ªdeos de contenido sexual. A esas alturas, la distancia entre Griveaux e Hidalgo y Dati ya parec¨ªa insalvable, pero Macron, para quien conquistar Par¨ªs tiene un gran simbolismo, no quiso tirar la toalla y convenci¨® a Buzyn para buscar la dif¨ªcil remontada.
Par¨ªs no es la ¨²nica ciudad gala que podr¨ªa escribir su futuro pol¨ªtico en femenino. En Lille, la socialista Martine Aubry se presenta a su cuarto mandato y en Nantes, la sexta ciudad de Francia, las seis candidatas en liza son mujeres. Pero esta imagen enga?a, advierte Jos¨¦phine Delpeyrat, de EluesLocales.fr, una red que asesora a mujeres que ocupan cargos electos en toda Francia. Actualmente, solo el 16% de las alcald¨ªas del pa¨ªs est¨¢n ocupadas por mujeres. Pero hay lugar para el optimismo y la cifra podr¨ªa aumentar este a?o porque el n¨²mero de candidaturas femeninas ha crecido desde 2014: de 17 a 23%. ¡°No es lo suficientemente bueno, pero es una progresi¨®n y eso es una buena noticia¡±, valora Delpeyrat en conversaci¨®n telef¨®nica.
La progresi¨®n se debe en buena parte a la implementaci¨®n de leyes de paridad a partir del a?o 2000, especialmente una de 2013 que impone paridad en las listas de comunas de 1000 habitantes o m¨¢s. Pero, como recuerda el Alto Consejo para la Igualdad (HCE, por sus siglas en franc¨¦s), el problema es que esa paridad ¡°no llega a lo m¨¢s alto de la pir¨¢mide¡±. Como los puestos de n¨²mero 1 y 2 (alcalde y teniente de alcalde, o presidente y vicepresidente) no est¨¢n afectados por esta ley, ¡°las riendas del poder siguen en manos de los hombres¡±, que siguen ocupando el 84% de las alcald¨ªas francesas. Tambi¨¦n son hombres, el 90,1%, los presidentes de los consejos departamentales y el 83,3% de los regionales. De la misma manera, son abrumadoramente mayoritarios los primeros tenientes de alcalde (71,5%) o los primeros vicepresidentes de departamentos (65,3%) y de regiones (72,2%).
Al igual que el HCE, Delpeyrat considera necesario ¡°reforzar la ley de paridad en pol¨ªtica¡± para que incluya a poblaciones actualmente excluidas como las localidades de menos de 1000 habitantes y los puestos en cabeza de lista. Pero a pesar de que el Gobierno promueve una ¡°diplomacia feminista¡±, parece faltar voluntad pol¨ªtica a nivel nacional. ¡°Por desgracia, no se han aprobado propuestas en este sentido ni en el Senado ni en la Asamblea Nacional. Todav¨ªa queda mucho trabajo por hacer m¨¢s all¨¢ de las manifestaciones de voluntad¡±, reclama Delpeyrat.
El reto de desplazar a los ¡°barones¡± territoriales
Ninguna aspirante a un puesto de responsabilidad pol¨ªtica olvida lo que le pas¨® a una de las pocas mujeres que han osado aspirar a la presidencia, la socialista S¨¦gol¨¨ne Royal en 2007. Tal como recuerda la exministra en su libro ¡°Ce que je peux enfin vous dire¡± (Lo que puedo por fin contar), una de las primeras preguntas que le hicieron al anunciar su candidatura, en la que acab¨® derrotando a barones como el ex primer ministro Laurent Fabius, fue: ¡°?Y qui¨¦n se va a ocupar ahora de sus hijos?¡±
Las cosas, sobre todo a nivel rural, no han cambiado tanto, lamenta Jos¨¦phine Delpeyrat, que indica que los ataques personales siguen estando en primer nivel en este tipo de candidaturas. A ello se une, entre otros, el problema de desplazar a ¡°barones locales¡± instalados en el poder a menudo desde hace d¨¦cadas. Y todo ello, apunta, sin ojos inquisidores. Porque no es casualidad que en las grandes ciudades haya candidatas mujeres y no en las peque?as comunas. ¡°Los medios vigilan m¨¢s en las ciudades y para los partidos es una cuesti¨®n de comunicaci¨®n, manifestar una voluntad de igualdad mujer-hombre. Pero en las peque?as localidades de las que nadie habla ni se fija, hay menos alicientes para valorar estas cosas".
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