El Doctor Fauci y M¨ªster Trump

Donald Trump dice el 2 de marzo que la vacuna contra el coronavirus estar¨¢ disponible ¡±muy pronto¡±, de ¡°tres a cuatro meses¡±, quiz¨¢ ¡°un a?o¡±, que la investigaci¨®n avanza ¡°muy r¨¢pidamente¡±. Acto seguido, Anthony Fauci aclara que habr¨¢ que esperar, en el mejor de los casos, de a?o a a?o y medio.

Trump pide calma a la prensa y a los ciudadanos el 15: ¡°Relax, est¨¢ y¨¦ndonos bien¡±, y Fauci apunta con toda esa misma calma del mundo: ¡°Lo peor est¨¢ por llegar¡±.

He aqu¨ª unas muestras de las cacofon¨ªas que se producen entre el presidente de Estados Unidos y el famoso epidemi¨®logo Anthony Fauci, el mayor experto de enfermedades infecciosas del pa¨ªs, una eminencia mundial en la lucha contra el sida y, sobre todo, un maestro de corregir a su jefe con mano izquierda. Sus comparecencias conjuntas en las largas ruedas de prensa del grupo de trabajo formado para esta crisis son una exhibici¨®n de dos personajes antag¨®nicos. A Trump, pese a ello, parec¨ªa gustarle. ¡°Se ha convertido en una estrella de televisi¨®n¡±, dijo exultante hace unas semanas. Pero ahora ese hombre menudo de voz ronca lleva un par de d¨ªas sin aparecer. Es el extra?o caso del Doctor Fauci, como todo el mundo le llama, y M¨ªster Trump.

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Ciudades fantasmas por el coronavirus

¡°Yo no discrepo en la sustancia¡±, respondi¨® este domingo en una entrevista en la revista Science, sobre las continuas contradicciones con el presidente, ¡°pero se usan unas expresiones que yo no usar¨ªa, porque pueden llevar a algunos malentendidos sobre los hechos¡±.

Anthony Stephen Fauci (Nueva York, 1940) sabe bien lo que es tratar con presidentes. Director del Instituto de Alergia y Enfermedades Infecciosas desde 1984, ha trabajado con seis Gobiernos distintos. Lider¨® la estrategia de la Administraci¨®n ante una epidemia del sida que acababa de estallar y se convirti¨® en una autoridad mundial. Es hijo de un farmac¨¦utico, descendiente de italianos, que regentaba una botica en Brooklyn. Sabe moverse en los laboratorios y en la intrincada selva pol¨ªtica de Washington.

Un episodio que suele recordarse de sus primeros pasos en el servicio p¨²blico data de 1988, cuando un grupo de activistas se manifestaba frente a su instituto para reclamar ensayos con medicamentos experimentales, y Fauci les sorprendi¨® invit¨¢ndolos a su oficina y abriendo una v¨ªa de di¨¢logo con ellos. Lidi¨® despu¨¦s con los brotes del zika y el ¨¦bola, pero a sus 79 a?os un nuevo virus atroz, que ha puesto el mundo patas arriba, ha vuelto a colocarle en la brecha.

Lo primero que choca en las comparecencias del grupo de trabajo es c¨®mo incumplen sistem¨¢ticamente las recomendaciones oficiales de la Administraci¨®n, de evitar reuniones de m¨¢s de 10 personas y guardar las distancias. En el estrado han llegado a aparecer pegadas ese n¨²mero de personas y en las butacas suele haber ese n¨²mero o m¨¢s periodistas. ¡°Ya lo s¨¦, estoy haciendo todo lo que puedo¡±, dice Fauci en la entrevista. ¡°Cuando est¨¢ tratando con la Casa Blanca, a veces lo tienes que decir una, dos o tres veces, y entonces ocurre. As¨ª que voy a seguir presionando¡±.

El 19 de marzo fue el presidente el que asegur¨® que un tratamiento que suele usarse para la malaria -de base de clonidina- est¨¢ funcionando contra la Covid-19 y al d¨ªa siguiente Fauci se despacha as¨ª delante de Trump cuando un periodista le pregunta: ¡°Las pruebas de las que me habla son a¨²n anecd¨®ticas¡±. ¡°Yo soy un gran fan de ello, veremos qu¨¦ pasa¡±, a?ade despu¨¦s el mandatario. ¡°Estoy de acuerdo con el doctor, puede funcionar o no¡±. Y Fauci cierra: ¡°Lo que decimos no es tan distinto. El presidente se siente optimista, es su sentimiento¡±.

La popularidad e influencia del doctor Fauci qued¨® patente este lunes en la rueda de prensa, en la que el cient¨ªfico no estaba presente. Trump explicaba que se estaba planteando suavizar las medidas de restricci¨®n -cierre de negocios, millones de trabajadores en casa, etc¨¦tera- al cabo de unos d¨ªas por los estragos que causaban en la econom¨ªa. Un periodista pregunt¨®: "?Est¨¢ el doctor Fauci de acuerdo con usted en la reapertura de la econom¨ªa?¡±. Y Trump respondi¨®: ¡°No est¨¢ en desacuerdo¡±.

Fauci no tiene problemas en matizar o corregir a Trump cuando lo ve necesario, pero tambi¨¦n suele escuchar imperturbable todo lo que dice el presidente sobre el escenario. La semana pasada, sin embargo, le traicion¨® el subconsciente, y cuando el republicano se refiri¨® al Departamento de Estado como ¡°el profundo Departamento de Estado¡±, se tap¨® la cara -o la risa-, aparentemente avergonzado, y la imagen recorri¨® las redes sociales como la p¨®lvora.

Las ruedas de prensa se prolongan tanto -la de este lunes casi lleg¨® a las dos horas- que Trump tiene que opinar sobre casi todo los aspectos de este asunto cient¨ªfico, ajeno a su formaci¨®n, y con un amplio margen de error. En la entrevista del domingo, el periodista Jon Cohen cuestion¨® mucho al famoso epidemi¨®logo sobre los deslices de Trump. ¡°Tiene su estilo¡±, admiti¨®, ¡°pero me escucha en lo importante¡±. Al final, acab¨® espetando: ¡°No puedo ponerme delante del micr¨®fono y derribarlo¡±.

En una entrevista a EL PA?S, en 2013, Fauci mostr¨® su caracter¨ªstica prudencia al responder sobre el horizonte en el que se lograr¨ªa la vacuna para el sida. ¡°No podemos saberlo. No creo que pasen 20 a?os, pero no podemos fijar una fecha: pueden ser cinco, diez, 15 a?os. Seguramente, la primera que consigamos no ser¨¢ perfecta, ir¨¢ mejorando con el tiempo¡±.

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