Buteflika, en Argelia y a salvo de la justicia un a?o despu¨¦s
El expresidente vive junto a su hermana, rodeado de m¨¦dicos, a salvo de la justicia y la pandemia, en el primer aniversario de su dimisi¨®n forzada
Abdelaziz Buteflika, el expresidente argelino de 83 a?os, permanece recluido en su residencia de Z¨¦ralda, en el oeste de Argel, donde se instal¨® en 2013 tras sufrir un infarto cerebral. Este mes se cumple un a?o desde que la c¨²pula del Ej¨¦rcito lo obligase a dimitir mediante una carta en la que pidi¨® perd¨®n a su pueblo. Farid Alliat, corresponsal en Argelia del semanario Jeune Afrique, quien ha publicado este a?o la biograf¨ªa Bouteflika, l¡¯histoire secr¨¨te, cuenta que desde el 2 de abril de 2019, cuando la calle empuj¨® al Ej¨¦rcito a deshacerse del presidente, Buteflika contin¨²a ¡°clavado en su silla de ruedas, aquejado de una afasia casi total¡±.
¡°No ha dejado esta residencia, que dispone de un equipamiento m¨¦dico moderno¡±, a?ade Alliat. ¡°Vive con su hermana Zhor, que le sirve de intendente desde hace 20 a?os. Dispone tambi¨¦n de un equipo de m¨¦dicos especializados que lo vigila 24 horas al d¨ªa. Recibe muy pocas visitas, al margen de su hermano Nacer. Sin embargo, est¨¢ al corriente de todo lo que pasa en el pa¨ªs¡±.
Y lo que pasa en el pa¨ªs es que Said Buteflika, su hermano peque?o, el m¨¢s influyente, del que se dec¨ªa que era el presidente en la sombra, ingres¨® en la c¨¢rcel un mes despu¨¦s de su dimisi¨®n y ha sido condenado a 15 a?os de c¨¢rcel por ¡°atentar contra la autoridad del Ej¨¦rcito¡± y por ¡°tramar un complot contra la autoridad del Estado¡±.
Una suerte similar han corrido los principales colaboradores de Buteflika, quien gobern¨® de forma ininterrumpida durante 20 a?os desde 1999. Empresarios como los hermanos Kuninef, que financiaron varias de sus campa?as electorales, pol¨ªticos como dos de sus primeros ministros Ahmed Ouyahia, de 67 a?os, y Abdelmalek Sellal, de 71, fueron condenados por corrupci¨®n a penas de 15 y 12 a?os. Sin embargo, Buteflika no ha sido llamado por los tribunales ni siquiera como testigo, a pesar de que los dos antiguos primeros ministros han reclamado su comparecencia.
El bi¨®grafo Farid Alliat se?ala: ¡°Yo no s¨¦ si el poder actual est¨¢ en disposici¨®n de dar curso a la demanda popular para que sea juzgado Buteflika. Adem¨¢s, su juicio depender¨ªa de su estado de salud. Por lo que yo s¨¦, ¨¦l sufre todav¨ªa una afasia casi irreversible. Es decir, no podr¨ªa responder a las preguntas de un juez. Pero su comparecencia tendr¨ªa un gran valor simb¨®lico¡±.
Por su parte, el escritor y periodista Lazhari Labter, militante del Hirak ¡ªel movimiento ciudadano de protestas que impuls¨® la dimisi¨®n de Buteflika y sigue reclamando una regeneraci¨®n del sistema¡ª, se?ala desde Argel: ¡°Juzgar a Buteflika ser¨ªa juzgar el sistema pol¨ªtico desde la independencia del pa¨ªs y, sobre todo, sus veinte a?os de reinado. Por tanto, ser¨ªa juzgar a todos los dirigentes y responsables que han sido c¨®mplices conscientes o han estado en desacuerdo con ¨¦l pero se callaron por miedo o cobard¨ªa. Adem¨¢s, en la cultura musulmana, basada en el perd¨®n, la compasi¨®n y el respeto a los muertos no se juzga un muerto-viviente. Pero dicho esto, ciertas voces reclaman a justo t¨ªtulo un juicio simb¨®lico¡±.
Adem¨¢s del encarcelamiento de muchos miembros del clan Buteflika, en el pa¨ªs han acontecido muchas cosas en un a?o. El hombre que oblig¨® a dimitir a Buteflika, el entonces jefe del Estado Mayor, el general Ahmed Gaid Salah, falleci¨® en diciembre a causa de un paro card¨ªaco a sus 79 a?os. Le sucedi¨® como jefe interino del Ej¨¦rcito el general Said Chengriha, de 75 a?os. Chengriha ha optado por un perfil m¨¢s discreto que el de Gaid Salah. Le cede el protagonismo al sucesor de Buteflika, el presidente Abdelmayid Teb¨²n, quien sali¨® elegido en diciembre en unas elecciones presidenciales muy cuestionadas, y con las tasa m¨¢s alta de abstenci¨®n en la historia del pa¨ªs.
¡°Para m¨ª¡±, explica Farid Alliat, ¡°el principal cambio en este a?o es que el r¨¦gimen de Buteflika ha sido desmantelado. La revoluci¨®n del 22 de febrero que logr¨® echar a Buteflika ha terminado tambi¨¦n con el r¨¦gimen de las presidencias para toda la vida¡±.
Lazhari Labter opina que las transformaciones del pa¨ªs han sido profundas, tanto en las personas como en las instituciones. ¡°La Argelia que ha probado la libertad ya no volver¨¢ atr¨¢s. En cuanto al poder, han hecho algunas concesiones al Hirak con el ¨²nico objetivo de salvar al sistema¡±.
El presidente Teb¨²n elogi¨® en sus primeros discursos al Hirak, pero el encarcelamiento de destacados miembros del movimiento continu¨®. Y las protestas tambi¨¦n continuaron hasta que los propios activistas decidieron suspenderlas a causa de la pandemia del conoravirus. Teb¨²n decret¨® el 1 de abril una gracia presidencial que afecta a 5.000 presos para combatir el virus en las c¨¢rceles. Pero entre los indultados no se encuentran dos de las principales figuras del Hirak: el activista Karim Tab¨² y el periodista Khaled Drareni.
¡°La gran asignatura pendiente del Hirak¡±, concluye Lazhari Labter, ¡°es la ruptura radical con el sistema. Eso volver¨¢ a ponerse sobre el tapete cuando termine la situaci¨®n sanitaria impuesta por la pandemia¡±.
Argelia se situaba este viernes como el pa¨ªs de ?frica con mayor n¨²mero de muertos a causa de la pandemia. Sus 402 fallecidos superaban a los 287 de Egipto y a los 155 de Marruecos. De momento, Buteflika, parece tan a salvo del coronavirus como de los jueces.
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