La discreci¨®n del general Chengriha, el nuevo hombre fuerte de Argelia
El jefe provisional del Estado Mayor opta de momento por el inmovilismo de su antecesor ante las protestas

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El nuevo hombre fuerte de Argelia, el general Said Chengriha, de 74 a?os, ha esquivado en sus primeras tres semanas como jefe interino del Ej¨¦rcito las cr¨ªticas m¨¢s ¨¢cidas de los talentosos caricaturistas argelinos. A¨²n no le acribillan los chistes ni los gritos de "vete ya" en las manifestaciones, como suced¨ªa con su antecesor, el jefe del Estado Mayor, Ahmed Gaid Salah, fallecido a los 79 a?os el pasado diciembre. A¨²n no le han perdido el respeto.
Pero decenas de miles de argelinos, los activistas del llamado Hirak (Movimiento, en ¨¢rabe) siguen reclamando cada viernes desde el 22 de febrero del a?o pasado que el Ej¨¦rcito deje paso a una Administraci¨®n civil y no militar; un Estado donde el presidente no sea un hombre de paja impuesto por la c¨²pula militar mediante elecciones ama?adas. Luchan por una ¡°segunda independencia¡± del pa¨ªs despu¨¦s de que el Ej¨¦rcito liberara a Argelia de los franceses en la guerra de 1954-1962.
Ahora, el Hirak pretende ¡°liberar¡± al Estado civil de su Ej¨¦rcito. Lo que ocurra en los pr¨®ximos meses en Argelia depender¨¢ en buena parte del temple Said Chengriha, que por el momento parece optar por el inmovilismo en lugar de la transici¨®n.
Su antecesor tambi¨¦n opt¨® por el statu quo y por evitar una represi¨®n sangrienta de las manifestaciones pac¨ªficas. Pero le tom¨® el gusto a los micr¨®fonos y las c¨¢maras desde que forz¨® en abril la dimisi¨®n del presidente Abdelaziz Buteflika, de 82 a?os. Rara era la semana donde Salah no pronunciaba alg¨²n discurso en ¨¢rabe tan cl¨¢sico como barroco, a veces en tono conciliador, a veces amenazante hacia el Hirak. Consigui¨® que se celebraran las elecciones del 12 de diciembre a las que se opuso el movimiento de protesta?y todo apuntaba a que Gaid Salah manejar¨ªa las riendas del pa¨ªs durante los pr¨®ximos a?os. Pero un ataque cardiaco termin¨® con su vida de forma inesperada el 23 de diciembre.
En apenas unas horas, Abdelmayid Teb¨²n, de 74 a?os, que acaba de ganar el 12 de diciembre las presidenciales con menor respaldo popular en la historia de Argelia, nombr¨® como jefe interino del Estado Mayor a Said Chengriha. As¨ª que un presidente sin legitimidad para una buena parte de la poblaci¨®n, al que acusan de ser la marioneta de los generales, designaba al jefe de uno de los mayores Ej¨¦rcitos del continente, junto al de Egipto y Sud¨¢frica. A los argelinos no les sorprendi¨® el nombramiento.
Chengriha no era el general de mayor graduaci¨®n, que corresponde al comandante de la guardia republicana, Benali Benali. Pero era el jefe de las fuerzas terrestres. Y la tradici¨®n establece que la direcci¨®n del Ej¨¦rcito recaiga sobre esas fuerzas. As¨ª sucedi¨® con sus predecesores, Khaled Nezzar (1988-1993), Mohamed Lamari (1993-2004) y Ga?d Salah (2004-2019). Por tanto, cuando Salah asign¨® para ese puesto a Chengriha en 2017, en realidad estaba nombrando a su sucesor. El presidente Teb¨²n solo tuvo que seguir el guion.
Akram Kharief, fundador del sitio argelino Menadefense, especializado en informaci¨®n militar, cree que el pr¨®ximo 5 de julio, d¨ªa de la Independencia, puede ser la fecha se?alada para ratificarle o nombrar a otra persona. ¡°Chengriha tiene una imagen de persona competente¡±, explica Kharief, ¡°es respetado dentro del Ej¨¦rcito. Es tanquista de formaci¨®n y complet¨® su carrera en Mosc¨². A diferencia de Salah, que fue nombrado viceministro de Defensa por Buteflika en 2013, ¨¦l no tiene ning¨²n cargo pol¨ªtico. Yo creo que Chengriha se ocupar¨¢ ahora, sobre todo, de reorganizar el Ej¨¦rcito¡±.
En 1973, Chengriha particip¨® en la guerra del Yom Kipur, que enfrent¨® a Israel con Egipto y Siria, al mando de una divisi¨®n acorazada enviada por Argelia. Y en la d¨¦cada negra de los noventa ocup¨® puestos destacados en la lucha militar contra el terrorismo islamista. El diario El Watan lo describe como un hombre que sonr¨ªe poco, con ¡°muchas cualidades humanas¡±, que no desaprovecha una ocasi¨®n para mostrar su erudici¨®n, domina perfectamente el ¨¢rabe y el franc¨¦s, es ¡°legalista¡± y ¡°refractario a la intromisi¨®n del Ej¨¦rcito en los asuntos pol¨ªticos¡±.
Un miembro del Frente Polisario que prefiere no revelar su nombre recuerda: ¡°Chengriha era el jefe de la tercera regi¨®n militar, la del sur, la de m¨¢s importancia en el pa¨ªs, porque tiene frontera con Marruecos, con el S¨¢hara Occidental y con Mauritania. En los simposios entre los dos Ej¨¦rcitos, el argelino y el saharaui, sus discursos eran de mucha admiraci¨®n hacia el Ej¨¦rcito saharaui y muy agresivos hacia Marruecos¡±. La misma fuente recuerda que Chengriha nunca se prodigaba en los medios. ¡°A ¨¦l le gustaba conocer el terreno, eso es lo que le da legitimidad dentro del Ej¨¦rcito¡±.
La gran pregunta que todo el mundo se hizo el d¨ªa de su nombramiento es si va a ser m¨¢s aperturista o m¨¢s duro que Salah. De momento, sus acciones parecen responder con un tono gris equivalente a "ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario". En un pa¨ªs donde el 45% de sus 41 millones de habitantes tiene menos de 25 a?os, miles de personas siguen rebel¨¢ndose cada viernes contra la gerontocracia. Y Chengriha no da muestras de captar el mensaje.
Mientras tanto, el presidente Teb¨²n, un tecn¨®crata que ya fue primer ministro de Buteflika, est¨¢ recibiendo a personajes cr¨ªticos con el poder. Pero esas conversaciones no han impulsado grandes cambios. Aunque la justicia liber¨® el 2 de enero a 76 presos del Hirak, algunos de los activistas m¨¢s carism¨¢ticos (como Fodil Boumala, Karim Tab¨², Samir Belarbi o Abdelouhab Fersaoui) siguen en la c¨¢rcel. Varios medios, entre ellos el sitio digital m¨¢s le¨ªdo, TSA, permanecen bloqueados desde hace siete meses.
El polit¨®logo argelino Raouf Farrah se?ala en conversaci¨®n telef¨®nica desde T¨²nez: ¡°El Ej¨¦rcito va a intentar ahora, con Chengriha, desempe?ar un papel menos visible y dejar el protagonismo a Teb¨²n, el nuevo presidente. Pero todo el mundo sabe que en Argelia la ¨²ltima decisi¨®n pol¨ªtica la toma el Ej¨¦rcito. Si el Hirak muere, que yo creo que no morir¨¢, el Ej¨¦rcito se quedar¨¢ con el 100% del poder¡±.
Chengriha es el primer hombre que dirige el Ej¨¦rcito sin haber participado en la guerra de 1954-1962, ya que ten¨ªa nueve a?os al inicio de la confrontaci¨®n. No cuenta con esa aureola de h¨¦roe que tanto ha promovido el propio Ej¨¦rcito entre los art¨ªfices de la independencia. Tiene, sin embargo, fama de buen estratega, de hombre del terreno, que nunca intervino en los grandes contratos de compra de armas a potencias extranjeras, ni se vio acusado de corrupci¨®n, como s¨ª ocurri¨® con Salah.
Djilali Hadjadj, presidente de la Asociaci¨®n Argelina de Lucha contra la Corrupci¨®n, se?ala desde Argel: ¡°El poder sigue siendo autoritario, policial y represivo. Y el Ej¨¦rcito acent¨²a su control sobre el Ejecutivo, la Justicia y la polic¨ªa. Ahora hay como un reparto de tareas: el Ejecutivo inicia un simulacro de di¨¢logo y el sistema de seguridad toma cada vez m¨¢s peso y autonom¨ªa¡±.
Un primer discurso en defensa del papel del Ej¨¦rcito
El 30 de diciembre, seis d¨ªas despu¨¦s de ser nombrado jefe interino del Estado Mayor, Said Chengriha pronunci¨® su primer discurso ante cargos del Ministerio de Defensa. Al igual que su antecesor, el general Ahmed Gaid Salah, ¨¦l tambi¨¦n dijo que el Ej¨¦rcito ha logrado en los ¨²ltimos meses hacer frente a un ¡°compl¨® peligroso¡± que intenta hundir al pa¨ªs en ¡°el caos y la violencia¡±. Y calific¨® las presidenciales del 12 de diciembre, a las que se opuso el movimiento de protestas (Hirak, en ¨¢rabe), de elecciones ¡°libres, honestas y transparentes¡±. Tambi¨¦n advirti¨® de que el Ej¨¦rcito seguir¨¢ haciendo frente a los ¡°enemigos de la patria¡± y a cualquiera que ¡°atente contra la soberan¨ªa nacional¡±.
El lenguaje se muestra en las ant¨ªpodas de las demandas del Hirak, pero contin¨²a con las expresiones y la senda marcadas por Ahmed Gaid Salah.
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