El azote del sur de Europa modera el tono
Mark Rutte, el primer ministro de los Pa¨ªses Bajos, se arriesga a convertirse en la una imagen insolidaria del pa¨ªs en esta crisis
Defiende la solidaridad, pero siempre que su pr¨¢ctica no implique terremotos internos. Es el compromiso pragm¨¢tico que promueve el primer ministro neerland¨¦s, Mark Rutte, para combatir la crisis derivada de la pandemia de la covid-19 y que refleja el viejo refr¨¢n de no gastar el dinero antes de ganarlo. El experimentado pol¨ªtico, que lleva una d¨¦cada en el poder, ha suavizado en los ¨²ltimos d¨ªas el duro tono esgrimido contra el sur de Europa. Ha pasado de la verg¨¹enza de que los Pa¨ªses Bajos fuera tildado de insolidario por sus socios por sus trabas a las ayudas econ¨®micas, a limar asperezas con Espa?a e Italia en la cumbre virtual de la semana pasada. Y ha conseguido ganar tiempo.
El objetivo de Rutte, de 53 a?os, poco ha cambiado: rechazo frontal de los eurobonos y la necesidad de que cualquier ayuda se supedite a reformas y mejora de la competitividad en el sur de Europa. El fondo de recuperaci¨®n para luchar contra la crisis respaldado por el Consejo Europeo requerir¨¢ de un estudio profundo que precisa de un consenso y un ambiente pol¨ªtico menos inflamado. Y, en ese terreno, Rutte se siente m¨¢s c¨®modo.
¡°Tanto Rutte como su ministro de Finanzas, Wopke Hoekstra, se han disculpado por su tono sobre los eurobonos, pero no era la primera vez que se propon¨ªa este instrumento financiero. Se plante¨® en el pasado, y los Pa¨ªses Bajos ya lo rechaz¨®. El choque ha sido m¨¢s porque la idea de compartir los da?os corre pareja a la responsabilidad, y en lugar de invocar cambios estructurales en la UE en nombre de la pandemia es posible negociar ayudas concretas que no conlleven deuda a?adida. No hay que enga?arse, todo lo que se est¨¢ negociando ahora generar¨¢ una hipoteca para generaciones futuras, y me sorprende que no se aprecien pasos como el paquete de emergencia de m¨¢s de medio bill¨®n de euros ya aprobado por el Eurogrupo. De fondo subyace la convicci¨®n por parte de los Pa¨ªses Bajos, y Rutte representa a un partido af¨ªn al mundo empresarial, de que el sur de la UE deber¨ªa mantener una disciplina fiscal que no acaba de cuajar¡±, dice el escritor Paul Scheffer, en conversaci¨®n telef¨®nica.
Ayuda contra chantaje
Visto as¨ª, Rutte, licenciado en Historia, soltero, pianista aficionado y profesor de secundaria a tiempo parcial que se desplaza por la ciudad en bicicleta, se sinti¨® en cierto modo chantajeado para aceptar los eurobonos. El rechazo frontal del Gobierno neerland¨¦s a este tipo de emisi¨®n de deuda europea ¡ªun ejemplo de libro de torpe diplomacia y pobres dotes comunicativas¡ª provoc¨® una conmoci¨®n en varios pa¨ªses de la UE.
Rutte prefiere un compromiso pr¨¢ctico. ¡°Y lo cierto es que veremos las consecuencias del desembolso comunitario actual dentro de uno o dos a?os¡±, a?ade Scheffer, que es adem¨¢s catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la Universidad de Tilburg. ¡°Tampoco hay que olvidar el lunes negro que vivi¨® la diplomacia neerlandesa en 1992, durante la firma del Tratado de Maastricht¡±, a?ade. Entonces, los Pa¨ªses Bajos defendieron un grado m¨¢s profundo de integraci¨®n pol¨ªtica ¡ªadem¨¢s de una uni¨®n monetaria¡ª rechazada por amplia mayor¨ªa por el resto de los pa¨ªses, explica el experto. ¡°Tras 20 a?os de Uni¨®n Monetaria, es hora de aceptar que hay diferencias entre los socios de la UE, y en lugar de hablar de reformas a largo plazo, compartir todo lo que sea factible¡±, opina.
La tentaci¨®n de atribuir la firme actitud de Mark Rutte a las elecciones legislativas previstas para 2021 es inevitable. Por supuesto que le interesa el interlocutor patrio y, en estos momentos, con la enorme popularidad ganada en casa por su manejo de la crisis, no parece haber otro candidato. Wopke Hoekstra, y tal vez el titular de Sanidad, Hugo de Jonge, ambos democristianos, est¨¢n bien situados, pero su partido est¨¢ en horas bajas. Y entre la oposici¨®n, quiz¨¢ una alianza entre socialdem¨®cratas y ecologistas diera juego, ¡°pero la extrema derecha de Geert Wilders, l¨ªder del Partido para la Libertad, y Thierry Baudet, cabeza de Foro por la Democracia, est¨¢ casi desaparecida: piden el confinamiento a voces para luego exigir lo contrario, la apertura de empresas, as¨ª que ellos mismos se desacreditan¡±, sigue Scheffer.
La popularidad interna de Rutte emana a su vez de la forma con la que pide cautela a sus conciudadanos, incluso para salir a la calle de uno en uno, porque no oculta que a ¨¦l tambi¨¦n le cuesta. Ha pasado de felicitar a la gente por su madurez, a reconocer sin rodeos que las medidas de seguridad, en particular la distancia de metro y medio, no pueden relajarse ¡°para pensar en todos¡±.
Por eso, porque dentro da muestras de tener una visi¨®n de conjunto, ha sorprendido su falta de tacto comunitario a cuenta de la misma uni¨®n: la solidaridad. ¡°Tenga en cuenta que si bien los Pa¨ªses Bajos y Alemania no difieren mucho en el plano econ¨®mico, tanto Berl¨ªn como Francia, los dos grandes de la UE, piensan m¨¢s en t¨¦rminos de responsabilidad pol¨ªtica en la Uni¨®n. Y los neerlandeses, que arrastran todav¨ªa el trauma de la crisis de 2008, han perdido adem¨¢s al Reino Unido, su gran aliado, por culpa del Brexit. De modo que ahora act¨²an a la vista de todos¡±, se?alan fuentes del Instituto de Seguridad y Asuntos Globales, de la Universidad de Leiden.
En otras palabras, donde Francia y Alemania aplican una suerte de macropol¨ªtica, Rutte representa la gerencia en busca de la estabilidad contable.
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