Todos S¨ªsifos (o el adi¨®s a la idea del progreso constante asegurado)
Como el mito griego, ciudadanos y pa¨ªses europeos afrontan el desaf¨ªo de retrocesos brutales y repetidos. Camus nos indica la v¨ªa para sentir el orgullo de la lucha cuesta arriba
Durante generaciones, los europeos vivieron instalados en el convencimiento de que el futuro ser¨ªa mejor que el presente. Ya no.
En la parte occidental del continente, es razonable asumir que ese sentimiento empez¨® a cuajar en 1945. Claro, hubo una inquietante Guerra Fr¨ªa, la crisis petrolera, terrorismo brutal y otras graves vicisitudes. Pero el gran desarrollo econ¨®mico, social y tecnol¨®gico respald¨® la expectativa consciente o subconsciente de que las cosas, en su conjunto, ir¨ªan a mejor. En la parte oriental, posiblemente, ese sentimiento fue mayoritario desde 1989.
Esta convicci¨®n que ha acompa?ado la vida de los europeos durante tanto tiempo ya est¨¢ quebrada. La crisis de 2008 la cuestion¨®; la pandemia de 2020 la vapule¨®. Afrontamos una etapa en la que el progreso ya no se puede dar por descontado. Todos somos S¨ªsifos, la c¨¦lebre figura mitol¨®gica condenada por los dioses a empujar una roca hacia arriba en la ladera de un monte solo para verla caer abajo cada vez. Toca convivir con la perspectiva de que nuestras rocas caer¨¢n.
En t¨¦rminos sanitarios, es evidente que queda un largo recorrido antes de que logremos superar la pandemia, marcado posiblemente por altibajos, fases de cierta contenci¨®n, rebrotes. En t¨¦rminos econ¨®micos, el desmorone ser¨¢ de tal magnitud que andar por las laderas provocar¨¢ m¨²ltiples ca¨ªdas en el intento de recuperar la cumbre.
Claro est¨¢, no todos seremos S¨ªsifo por igual. Es obvio que la desigualdad que marca nuestras sociedades ¡ªobscena en algunos lugares del mundo, algo m¨¢s contenida pero a¨²n as¨ª grave en Europa¡ª determina puntos de partida muy diferentes en la infernal ladera que afrontamos. Es obvio que es necesario un enorme esfuerzo para paliar esa desigualdad. Pero, aunque desde puntos de partida y en modalidades diferentes, todos afrontamos las categor¨ªas vitales del retroceso y de la p¨¦rdida.
A escala global ocurre lo mismo que en la individual. Algunos pa¨ªses resultar¨¢n m¨¢s golpeados, otros menos; algunos est¨¢n m¨¢s pertrechados, otros menos. Todos afrontan un camino arduo que entra?ar¨¢ retrocesos.
As¨ª, todos quedamos expulsados del Ed¨¦n de la fe en un progreso constante, al menos durante un tiempo considerable. En esta nueva y triste condici¨®n humana, Albert Camus, ese tit¨¢n, nos ofrece una br¨²jula espiritual, no en la tan citada en estos meses novela La peste, sino en el ensayo El mito de S¨ªsifo.
Pensando en S¨ªsifo, todos suelen fijar su imaginaci¨®n en el individuo que empuja la roca hacia arriba; quiz¨¢, en el momento de su ca¨ªda. Camus se interesa por el S¨ªsifo que contempla la ca¨ªda de la piedra, por el momento en el que ¨¦l desciende la ladera, rumbo al llano, para impulsar una vez m¨¢s la roca. Hay algo de una grandeza extraordinaria en esos instantes de bajada, a solas consigo mismo, rumbo a afrontar otra vez el esfuerzo que toca. ¡°S¨ªsifo me interesa en ese regreso¡±, escribe Camus. ¡°Si el descenso se hace ciertos d¨ªas con dolor, puede tambi¨¦n hacerse con gozo [¡] las verdades aplastantes desaparecen al ser reconocidas [¡] el gozo silencioso de S¨ªsifo est¨¢ en eso. Su destino le pertenece [¡]¡±. Finalmente, Camus contempla el momento del ascenso. ¡°La lucha por llegar a la cumbre basta para llenar un coraz¨®n de hombre. Hay que imaginarse a S¨ªsifo feliz¡±.
Ah¨ª est¨¢ pues la hoja de ruta que nos ofrece Camus. Reconocer y asumir a fondo las verdades aplastantes que tenemos enfrente; sentir en el alma que nuestro destino es nuestro y aferrarlo entre las manos como una roca; sentir el gozo de la lucha.
En definitiva, sentir que cada d¨ªa nos tocar¨¢ una roca, pero a la vez una nueva hoja en blanco, una nueva oportunidad, que la lucha por remontar ennoblece en s¨ª misma sin que haga falta alcanzar la cumbre. Que se puede renacer, y que todo nace de dentro. Per aspera ad astra, europeos.
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