Fallece Dionisio Marenco, exalcalde de Managua y figura clave del sandinismo
Operador pol¨ªtico de Daniel Ortega, fue uno de los cerebros detr¨¢s de las negociaciones con el entonces presidente Arnoldo Alem¨¢n, que permitieron el retorno al poder del caudillo sandinista
Alejado de los c¨ªrculos de poder del sandinismo, Dionisio Marenco, exalcalde de Managua recordado por una buena gesti¨®n, falleci¨® el martes a los 73 a?os por problemas respiratorios. Si alguien conoc¨ªa muy bien a Daniel Ortega ese era ¨¦l. Desde los a?os revoltosos de los sesenta, cuando eran unos j¨®venes desgarbados que so?aban con cargarse a la dinast¨ªa somocista en Nicaragua, Marenco y Ortega forjaron una amistad casi sellada en sangre, que se mantendr¨ªa firme con el pasar de los a?os, se sostendr¨ªa durante la dura ¨¦poca revolucionaria de los ochenta ¡ªcon un pa¨ªs desangrado por una guerra civil promovida desde Washington y con una econom¨ªa de miseria¡ª, pero que terminar¨ªa rota una vez que Ortega, convertido en caudillo del sandinismo, regresara al poder en 2007 precisamente gracias a ese sagaz operador pol¨ªtico que era Marenco. Fue una cr¨ªtica a la mezcla de partido, familia y Estado de un Ortega que ya no ocultaba sus formas autoritarias lo que le vali¨® a ¡°Nicho¡±¡ªcomo se le conoce en Nicaragua¡ª el ostracismo. La respuesta de Ortega fue clara: ¡°zapatero a tus zapatos¡±, le espet¨®. Pero la de su mujer, Rosario Murillo, convertida en poderosa asesora del marido, fue m¨¢s contundente. ¡°Traidor¡±, le llam¨®.
Con ¨¦l se van muchos secretos del sandinismo y especialmente de Ortega, quien ha establecido en Nicaragua una autocracia similar a la que ayud¨® a derrocar en 1979, cuando triunf¨® la revoluci¨®n sandinista. Marenco era la mano de derecha de Ortega, su operador pol¨ªtico m¨¢s importante. Cont¨® una vez a este reportero c¨®mo Ortega, entonces l¨ªder de la oposici¨®n tras la derrota de sandinismo en 1990, lo llamaba a cualquier hora para que se presentara en El Carmen, el b¨²nker del caudillo, para estructurar, entre litros de alcohol, las estrategias que le permitieran regresar al poder. Nadie de los cercanos a Ortega se pod¨ªa negar en participar de aquellas tertulias, dijo Marenco. Conoc¨ªa tambi¨¦n los males que aquejan al sandinista: cont¨® c¨®mo este se desvaneci¨® en su habitaci¨®n de hotel por un problema card¨ªaco durante una gira internacional, cuando Ortega todav¨ªa era reconocido por la izquierda latinoamericana. Explic¨®, entre risas, los apuros que tuvo que correr para lograr cuidado m¨¦dico sin levantar la atenci¨®n p¨²blica, porque desde entonces los males de salud del caudillo son un secreto infranqueable.
Nacido el 17 de septiembre de 1946 en la ciudad colonial de Granada (al sur de Nicaragua), Marenco fue por un tiempo seminarista, pero su vocaci¨®n pol¨ªtica la hall¨® muy pronto, cuando se convirti¨® en dirigente estudiantil en la Universidad Centroamericana (UCA) de Managua, un campus jesuita que entonces era un hervidero antisomocista. El joven Marenco era un agitador nato, capaz de organizar a sus compa?eros universitarios para paralizar la UCA. Fue por aquellos a?os cuando conoci¨® a Ortega, quien pas¨® un breve periodo por la universidad sin terminarla, porque se involucr¨® en la estrategia urbana de la guerrilla contra la dictadura. Con la derrota de la dinast¨ªa, Marenco encabez¨® las negociaciones para la rendici¨®n de la temida Guardia Nacional, el Ej¨¦rcito de la dictadura que hab¨ªa sido formado y entrenado por Estados Unidos. En los ochenta, durante el Gobierno revolucionario, fue ministro, el m¨¢s cercano a Ortega. ¡°Ten¨ªamos mucha confianza¡±, le dijo en una entrevista al periodista Fabi¨¢n Medina. Con la derrota del sandinismo, Marenco se convertir¨ªa en el jefe de campa?a de un Ortega desesperado por volver al poder. Se mantuvo leal en momentos cuando el Frente Sandinista se resquebrajaba por voces internas que ped¨ªan una apertura democr¨¢tica, entre ellas la de Sergio Ram¨ªrez, exvicepresidente, quien en 1995 fund¨® el Movimiento de Renovaci¨®n Sandinista (MRS) junto a otros intelectuales del sandinismo.
Quiz¨¢ el papel m¨¢s importante lo jug¨® Marenco en 1998, cuando comenzaron unas negociaciones secretas con el entonces presidente Arnoldo Alem¨¢n, cuyo objetivo era formar un sistema bipartidista en Nicaragua, con Ortega y Alem¨¢n reparti¨¦ndose todos los poderes del Estado. En aquellas encerronas, conocidas en Nicaragua como ¡°El pacto¡±, Marenco era uno de los principales operadores de Ortega, el que negoci¨® una reforma que cambiaba el porcentaje necesario para acceder a la Presidencia, de un 45% a un 35%, lo que sin duda beneficiaba a Ortega, cuyo techo electoral era del 38%. El periodista Medina recuerda que Ortega, al salir de la reuni¨®n donde se pact¨® la reforma, le pregunt¨® sorprendido a Marenco: ¡°?Por qu¨¦ habr¨¢ cedido el gordo [Alem¨¢n] esto?¡± Durante la Administraci¨®n conservadora de Enrique Bola?os (2002-2007), Alem¨¢n fue acusado y condenado a 20 a?os de c¨¢rcel por robo al Estado, lo que cambi¨® el balance de fuerzas con Ortega, a quien el expresidente devenido en reo tuvo que ceder m¨¢s poder a cambio de ser sobrese¨ªdo.
Marenco fue alcalde de Managua ¨Cla principal plaza pol¨ªtica de Nicaragua¨C por el Frente Sandinista de 2004 a 2008 y es recordado por una buena gesti¨®n, que le acarre¨® un alto nivel de aprobaci¨®n, con m¨¢s del 80% de los capitalinos reconociendo su trabajo. Esa enorme popularidad comenz¨® a levantar ampollas en El Carmen, donde poco a poco Marenco iba perdiendo influencia, principalmente por el rechazo de Rosario Murillo, la mujer de Ortega que lo salv¨® de una muerte pol¨ªtica cuando su hija, Zoilam¨¦rica Narv¨¢ez, acus¨® p¨²blicamente a Ortega de haberla violado cuando ten¨ªa 11 a?os y ¨¦l era el presidente de Nicaragua. Murillo catalog¨® de loca a Zoilam¨¦rica y neg¨® los abusos. Desde entonces se convirti¨® en la principal asesora del caudillo, tanto as¨ª que m¨¢s tarde Ortega la nombrar¨ªa su vicepresidenta. Fue precisamente por las cr¨ªticas a esa confusi¨®n de la familia con el partido y el Gobierno, lo que distanci¨® a Marenco de Ortega. El caudillo le espet¨® aquel ¡°zapatero a tus zapatos¡± y Murillo lo llamar¨ªa p¨²blicamente ¡°traidor¡±. Aquella ruptura le doli¨® a Marenco, quien m¨¢s tarde confesar¨ªa en una entrevista con el diario La Prensa: ¡°Siento como que hubiera muerto mi hermano¡±.
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