Los vecinos de Venezuela buscan recursos para atender el ¨¦xodo
La movilizaci¨®n de la comunidad internacional se produce en medio de una crisis que evidencia la vulnerabilidad de los migrantes en pa¨ªses de acogida como Colombia, Per¨², Ecuador o Chile
El coronavirus ha expuesto con crudeza la vulnerabilidad de los migrantes y refugiados venezolanos dispersos por Am¨¦rica Latina. Las cuarentenas y medidas de confinamiento decretadas por los distintos Gobiernos de la regi¨®n para contener la pandemia en muchos casos les impiden ganarse la vida en las ciudades donde hab¨ªan encontrado refugio, como demuestra el desesperado retorno de miles desde la vecina Colombia, por mucho el principal destino. La emergencia ya empieza a agravar las carencias en varios de los pa¨ªses de acogida y amenaza con dejar en segundo plano un ¨¦xodo sin precedentes, con crecientes necesidades humanitarias.
M¨¢s de cinco millones de venezolanos han huido de su pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os empujados por una profunda crisis pol¨ªtica, social y econ¨®mica. De ellos, 1,8 millones se han afincado en Colombia, el pa¨ªs con el que comparte una porosa frontera de m¨¢s de 2.200 kil¨®metros. Aunque las cifras cambian constantemente, le siguen Per¨² (860.000), Chile (472.000), Ecuador (330.000) y Brasil (212.000). Antes de la irrupci¨®n del coronavirus, todas las proyecciones apuntaban a que Venezuela superar¨ªa en 2020 el fen¨®meno migratorio sirio ¡ªel mayor en el mundo¡ª, con una enorme factura social y econ¨®mica en los pa¨ªses de acogida. Esas colosales dimensiones no han provocado hasta ahora el respaldo requerido. El plan de ayuda regional de la ONU, lanzado en noviembre, ha recibido apenas el 4% de los fondos solicitados. De all¨ª que se observen con expectativa los nuevos esfuerzos de Espa?a y Europa por movilizar a la comunidad internacional.
Los pa¨ªses receptores de la regi¨®n andina comparten la visi¨®n de que el coronavirus ha causado un impacto devastador en los migrantes, apunta el exvicepresidente guatemalteco Eduardo Stein, representante especial para Venezuela de la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). ¡°En esa consciencia compartida, se busca que la responsabilidad compartida no solo no se pierda y no se esfume en las agendas internacionales de preocupaci¨®n frente a la pandemia, sino que se mantenga en una ¨®ptica correcta de apoyo a una poblaci¨®n que est¨¢ sufriendo una doble vulnerabilidad¡±, apunta en una conversaci¨®n telef¨®nica con EL PA?S desde su hogar en Ciudad de Guatemala.
¡°Muchos refugiados y migrantes han perdido sus medios de vida, incluso han sido desalojados de sus viviendas¡±, a¨²n en medio de las cuarentenas nacionales, a?ade Stein. ¡°A pesar de los esfuerzos enormes de Gobiernos como el de Colombia, Ecuador, Per¨², Chile y otros pa¨ªses receptores, tienen sus presupuestos y capacidades institucionales sobrepasados, y tienen por supuesto imposiciones inescapables de primer orden frente a su propia poblaci¨®n por el impacto de la pandemia¡±, valora al hacer un llamado para que se mantengan los compromisos humanitarios a los que llegaron en su momento varios miembros de la comunidad internacional. Ante la delicada situaci¨®n, la cita de este martes, v¨ªa donaciones y pr¨¦stamos, representaba la esperanza de ¡°horizontes m¨¢s amplios de apoyo para complementar la generosidad de los pa¨ªses latinoamericanos¡±.
El ejemplo de Colombia es ilustrativo. Muchos de los venezolanos forman parte de las franjas m¨¢s vulnerables de la sociedad, y cerca de nueve de cada 10 alimenta las filas de la informalidad. La emergencia sanitaria puede dar la falsa impresi¨®n de que el flujo migratorio se ha revertido. Golpeados por las medidas de confinamiento, cerca de 50.000 venezolanos han desandado sus pasos en los ¨²ltimos dos meses para regresar a su pa¨ªs. Lo hacen a trav¨¦s de la frontera, cerrada formalmente por el Gobierno de Iv¨¢n Duque desde marzo hasta finales de agosto como parte de los esfuerzos por contener el coronavirus. Las autoridades migratorias han abierto corredores humanitarios para permitir el paso de m¨¢s de 500 retornados diarios desde C¨²cuta, Arauca y La Guajira.
Sin embargo, esos retornados son apenas una m¨ªnima fracci¨®n de los 1,8 millones de venezolanos radicados en Colombia a finales de febrero, de acuerdo con las cifras de las autoridades migratorias colombianas. Muchos necesitan ayudas para sobrevivir un momento muy dif¨ªcil, como ha advertido el Consejo Noruego para Refugiados (NRC). Bajo cualquier escenario, la mayor parte permanecer¨¢ en pa¨ªses de acogida donde, seg¨²n todas las proyecciones, se sentir¨¢ con fuerza la dentellada econ¨®mica de la pandemia, aumentar¨¢ la pobreza y el desempleo. Circunstancias que disparan el riesgo de brotes de xenofobia y rechazo comunitario a los reci¨¦n llegados.
Colombia ha mantenido contra viento y marea una pol¨ªtica de acogida y flexibilidad migratoria elogiada internacionalmente. El Gobierno se ha comprometido a continuarla a pesar de la contingencia, pero los recursos son insuficientes. ¡°Colombia tiene el 36% de los migrantes y refugiados venezolanos, y a pesar de un plan integral en el cual los ha atendido con generosidad los ¨²ltimos tres a?os, la covid-19 impone nuevos retos¡±, recalca Felipe Mu?oz, asesor presidencial para la migraci¨®n desde Venezuela. Ante las nuevas circunstancias, su despacho ha tenido que coordinar diversas acciones como entregar cientos de miles de bolsas de alimentos a migrantes para que puedan cumplir la cuarentena. ¡°Por ello requerimos a¨²n con mayor urgencia m¨¢s recursos internacionales para seguir atendiendo a esta poblaci¨®n¡±, concluye.
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