Egipto se planta frente a Turqu¨ªa en el tablero de Libia
El presidente egipcio advierte que su Ej¨¦rcito intervendr¨¢ en el pa¨ªs vecino si Tr¨ªpoli, que cuenta con el apoyo de Ankara, avanza sobre Jufra y Sirte
La irrupci¨®n de Turqu¨ªa en Libia a principios de a?o, con sus oficiales, sus mercenarios sirios y sus poderosas armas antia¨¦reas, convulsion¨® los delicados equilibrios de fuerzas en el pa¨ªs magreb¨ª. Egipto, que fue siempre el principal protector -junto con Emiratos ?rabes Unidos- del hombre fuerte del este de Libia, el mariscal Jalifa Hafter, mantuvo un perfil discreto ante los avances de Turqu¨ªa, principal aliado del llamado Gobierno de Unidad Nacional, con sede en Tr¨ªpoli, pese a observarlos con temor. Ese perfil bajo salt¨® por los aires el s¨¢bado pasado cuando el presidente egipcio, Abdelfat¨¢ Al Sisi, abri¨® por primera vez la puerta expl¨ªcitamente a una intervenci¨®n directa de su Ej¨¦rcito en Libia si Tr¨ªpoli y Ankara siguen acerc¨¢ndose hacia sus confines.
Al Sisi precis¨®, durante una visita a una base militar cerca de la frontera libia, que para Egipto las l¨ªneas rojas infranqueables son la base militar de Jufra y la ciudad de Sirte. El Gobierno de Tr¨ªpoli respondi¨® en un comunicado que las declaraciones de Al Sisi son ¡°un acto hostil y una injerencia flagrante¡±, equivalentes a ¡°una declaraci¨®n de guerra¡±. Jufra y, sobre todo, Sirte, son dos lugares que Turqu¨ªa y el Gobierno de Unidad intentan conquistar desde que Hafter emprendi¨® la retirada desde las afueras de Tr¨ªpoli a inicios de junio. Hafter termin¨® entonces el asedio a la capital que lanz¨® el 4 de abril de 2019.
Al Gobierno de Unidad lo apoya Turqu¨ªa sobre el terreno, Italia en los foros diplom¨¢ticos y Qatar como socio financiero. Y al mariscal Hafter, de 76 a?os, lo respaldan adem¨¢s de Egipto y Emiratos la diplomacia del presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, y el poder¨ªo militar de Rusia, mal escondido tras los mercenarios rusos de la empresa Wagner.
Un diplom¨¢tico occidental que prefiere no revelar su nombre apunta: ¡°En la ¨²ltima semana las dos partes, el Gobierno de Unidad y el mariscal Hafter, est¨¢n muy quietos sobre el terreno. Y eso a pesar de que ambos han reforzado sus l¨ªneas desde la ¨²ltima semana. Mientras tanto, en el exterior hay bastantes maniobras diplom¨¢ticas¡±.
Las l¨ªneas rojas que fija Al Sisi son la base militar de Jufra, situada en el centro de Libia, basti¨®n de las fuerzas de Hafter, de los mercenarios rusos que le acompa?aron y de los 14 cazas rusos que fueron enviados en su apoyo el pasado mayo. Y la ciudad porte?a de Sirte, situada unos 300 kil¨®metros al norte de Jufra. Sirte es vital como puerta de acceso a la codiciada zona costera conocida como creciente del petr¨®leo, donde se encuentran la mayor¨ªa de terminales de exportaci¨®n de crudo de Libia.
Sirte fue tomada por el Estado Isl¨¢mico en junio de 2015, y las milicias de Misrata la recuperaron en diciembre de 2016. El pasado enero fue conquistada por las tropas de Hafter. As¨ª que la l¨ªnea roja que traza Al Sisi en realidad solo lleva en poder de Hafter seis meses. ¡°El factor clave¡±, explica el citado diplom¨¢tico, ¡°es que ahora est¨¢n los turcos sobre el terreno. Y para Egipto eso ya son palabras mayores. ¡±.
Jalel Harchaoui, investigador del Clingendael Institute, explica tambi¨¦n por qu¨¦ son tan importantes ambos enclaves. ¡°Jufra permite proteger Sirte. Y, al mismo tiempo, permite proyectar el poder militar hacia el suroeste, que es donde se encuentra, entre otros lugares, el mayor campo petrolero del pa¨ªs, el de Sharara. Si pierde Jufra, el Ej¨¦rcito Nacional Libio tendr¨¢ que replegarse cientos y cientos de kil¨®metros hasta verse arrinconado en el extremo noreste del pa¨ªs. Libia es un pa¨ªs muy extenso donde no hay puntos estrat¨¦gicos cada 100 kil¨®metros. Hay muy pocos lugares estrat¨¦gicos, y Jufra y Sirte son dos de los m¨¢s importantes¡±.
Por estos motivos, nadie parece estar dispuesto a entablar negociaciones sin controlar antes Sirte. Pero la demarcaci¨®n de una l¨ªnea roja en estos puntos implica tambi¨¦n una aceptaci¨®n t¨¢cita por parte de Egipto de la presencia de Turqu¨ªa en el oeste de Libia. Al Sisi esgrimi¨® que su posible intervenci¨®n solo pretende garantizar la seguridad de su frontera y forzar un alto el fuego genuino.
Un analista egipcio cr¨ªtico en cuestiones de defensa y seguridad de Egipto se?ala bajo la condici¨®n de anonimato: ¡°Egipto concibe el este de Libia y el creciente del petr¨®leo en particular como una parte inseparable de su propia seguridad nacional¡±.
Tras las palabras de Al Sisi, Italia, Alemania y Estados Unidos instaron el lunes a las partes a declarar un alto al fuego. Sin embargo, aunque Macron tambi¨¦n se sum¨® a esta petici¨®n, se posicion¨® claramente contra la posici¨®n de Ankara; advirti¨® contra su ¡°juego peligroso¡± y declar¨®: ¡°No toleraremos el papel de Turqu¨ªa en Libia¡±.
La declaraci¨®n de intenciones de Al Sisi ha sido interpretada tambi¨¦n como un reconocimiento del mal momento que atraviesa el autoproclamado Ej¨¦rcito Nacional Libio (ENL), de Hafter, a pesar del ingente apoyo que ha recibido a lo largo de los ¨²ltimos seis a?os por parte de sus patrones internacionales. ¡°La lectura en El Cairo y otras capitales es que el ENL ya no es capaz de proteger el este de Libia o detener los avances del Gobierno de Unidad sin un apoyo material significativo¡± observa el anterior analista militar.
Allison McManus, investigadora en el Center for Global Policy con sede en Washington, constata: ¡°En el momento en el que Turqu¨ªa entr¨® en escena la debilidad de la posici¨®n del ENL y la de Hafter pas¨® a ser muy evidente¡±.
Uno de los interrogantes que abre el nuevo escenario en Libia es en qu¨¦ posici¨®n queda Hafter. El mariscal nunca ha sido una figura que genere consenso entre sus aliados externos. Su imagen dentro y fuera de Libia se ha desgastado desde su fracasado asalto a Tr¨ªpoli. Sin embargo, forzar su ca¨ªda, aunque parece inevitable a la larga, no figura como una prioridad mientras contin¨²e el conflicto.
Claudia Gazzini, investigadora en el centro de an¨¢lisis International Crisis Group, sostiene: ¡°Han habido indicios de que Egipto y los Emiratos se han desencantado con Hafter y estaban considerando deshacerse de ¨¦l. Pero los aliados de Hafter lo apoyar¨¢n mientras no haya una soluci¨®n o negociaci¨®n pol¨ªtica con Tr¨ªpoli¡±.
Pese a hacer sonar los tambores de guerra, El Cairo no ha abandonado su intenci¨®n de seguir buscando un consenso pol¨ªtico. Dos semanas antes de anunciar que Egipto est¨¢ dispuesto a intervenir en Libia de forma directa, Al Sisi present¨® una nueva hoja de ruta hacia una soluci¨®n pol¨ªtica del conflicto.
Hafsa Halawa, investigadora no residente en el Middle East Institute, observa que esa puerta sigue abierta tras las ¨²ltimas declaraciones de Al Sisi: ¡°Egipto tambi¨¦n est¨¢ diciendo a sus aliados: ¡®[Queremos] negociar, estas son nuestras l¨ªneas rojas y las hemos fijado claramente. Pero cederemos otras partes, no vamos a ser abiertamente agresivos. Pedimos un alto al fuego efectivo¡¯¡±.
Al Sisi no concret¨® bajo qu¨¦ forma podr¨ªa intervenir el Ej¨¦rcito, pero la mayor¨ªa de analistas descartan una guerra total. En el caso de actuar ante el presumible avance del Gobierno de Unidad hacia el este, Egipto podr¨ªa optar primero por un movimiento limitado cerca de la frontera.
El citado diplom¨¢tico occidental se pregunta: ¡°Si el Gobierno de Unidad, respaldado por los turcos, toma Sirte, ?qu¨¦ har¨¢ Egipto? A Egipto le preocupan sus mil kil¨®metros de frontera compartidas con Libia, pero no hasta el punto de meter a sus soldados. Puede que utilice su aviaci¨®n. Pero un encontronazo entre los aviones egipcios y las bater¨ªas antia¨¦reas turcas apostadas en barcos ser¨ªa muy grave. Yo creo que todas las partes son conscientes ahora mismo de que un paso en falso puede traer graves consecuencias¡±, concluye.
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