Rusia y Turqu¨ªa pugnan por extender su influencia en el avispero libio
Washington acusa a Mosc¨² de enviar cazas al mariscal Hafter para desequilibrar el conflicto en el pa¨ªs africano ante el apoyo militar de Ankara al otro bando
El avispero de Libia se ha convertido en un gran territorio de expansi¨®n para Turqu¨ªa y Rusia, dos potencias militares que ya se hab¨ªan enfrentado de forma indirecta en Siria. Al Gobierno de Unidad Nacional, con sede en Tr¨ªpoli, lo apoya Turqu¨ªa con militares turcos, armas y mercenarios sirios. Y al mariscal Jalifa Hafter (76 a?os), situado en el este del pa¨ªs, lo apoyan Egipto, Emiratos ?rabes Unidos, a veces Francia, y sobre todo, mercenarios pertenecientes a la empresa rusa Wagner.
Turqu¨ªa no solo ha conseguido frenar el asedio sobre la capital del autodenominado Ej¨¦rcito Nacional de Liberaci¨®n, de Hafter, sino que ha hecho retroceder a este y a los contratistas militares privados rusos. El 19 de mayo Turqu¨ªa y las milicias leales al Gobierno de Unidad recuperaron la base a¨¦rea de Watiya, en el suroeste de Tr¨ªpoli, que llevaba cuatro a?os en manos del mariscal y es una pieza vital para dominar el oeste del pa¨ªs. Y el s¨¢bado forzaron el repliegue de los mercenarios rusos del frente de Tr¨ªpoli.
Rusia abandon¨® la capital, pero no Libia. Renunci¨® a la batalla de Tr¨ªpoli, pero no a la guerra. Y el pasado martes envi¨® 14 cazas en apoyo de Hafter hacia la base a¨¦rea de Jufra, en el centro de Libia, seg¨²n denuncia el Ej¨¦rcito de Estados Unidos en un comunicado. El mensaje del general Stephen Townsend, jefe del Comando de ?frica de Estados Unidos (Africom), no se anda por las ramas: ¡°Durante mucho tiempo Rusia ha negado el alcance de su implicaci¨®n en el actual conflicto libio. Bien, ya no puede negarlo¡±. Townsend sostiene que ni las tropas de Hafter ni los mercenarios de Wagner pueden ¡°armar, tripular y mantener¡± estos aviones sin la ayuda de un Estado detr¨¢s de ellos.
Este comunicado implica un cambio de posici¨®n en la actitud de Estados Unidos. La primera potencia militar del mundo ha pasado en un a?o de apoyar a Hafter, a trav¨¦s de una llamada de tel¨¦fono del presidente Donald Trump, a criticar la ayuda rusa que recibe.
El Kremlin no se ha pronunciado sobre los cazas. Y siempre ha negado la presencia de mercenarios rusos en Libia. La oscura compa?¨ªa Wagner est¨¢ vinculada a Yevgeni Prigozhin, aliado de Vlad¨ªmir Putin. Aunque en Rusia es ilegal combatir con contratistas militares en el extranjero, Wagner ha tenido un papel clave en la guerra siria y ha participado en operaciones en Ucrania, Sud¨¢n y Rep¨²blica Centroafricana. Mientras, los medios de la ¨®rbita del Kremlin sostienen que Washington acusa ahora a Mosc¨² de prestar apoyo militar a¨¦reo a Hafter por su inter¨¦s en mantener la idea de la ¡°amenaza rusa¡±.
Un diplom¨¢tico occidental que solicita el anonimato describe la situaci¨®n como una partida de ajedrez: ¡°Turqu¨ªa y Rusia ya hab¨ªan colocado sus peones en Libia. Y ahora Rusia coloca sus caballos. ?Pero el Kremlin estar¨¢ dispuesto a utilizarlos? Porque el riesgo de que se produzcan roces con p¨¦rdidas de aviones y pilotos ya ser¨ªan palabras mayores. Los dos pa¨ªses est¨¢n ense?ando sus m¨²sculos frente a Europa¡±.
Jalel Harchaoui, investigador del Clingendael Institute, sostiene que existe un acuerdo t¨¢cito entre Turqu¨ªa y Rusia para evitar un enfrentamiento directo en territorio libio. Harchaoui cree que la retirada de los mercenarios rusos de Tr¨ªpoli, cuyo n¨²mero estima en 3.000, es como si el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin dijera a su hom¨®logo turco, Recep Tayyip Erdogan: ¡°T¨² has librado un cierto n¨²mero de batallas exitosas y yo lo respeto. Mis hombres est¨¢n all¨ª y no deseo que mueran ciudadanos rusos. Puede que Hafter contin¨²e peleando en Tr¨ªpoli; quiz¨¢s contrate m¨¢s mercenarios sudaneses o sirios, como los que ya tiene. Pero yo saco de ah¨ª a los rusos de Wagner. Por el momento, eres t¨², Erdogan, quien se queda con Tr¨ªpoli. Pero yo emplazar¨¦ mis aviones en el centro del pa¨ªs, en la misma regi¨®n de Tripolitana¡±.
Harchaoui considera que Rusia evita as¨ª cualquier intento de Turqu¨ªa de hacerse con los pozos situados en el noreste, el llamado ¡°Creciente Petrolero¡±, y en el sur del pa¨ªs.
¡°La estrategia de Mosc¨²¡±, prosigue Harchaoui, ¡°consiste en decirle a Hafter y a las tribus que lo apoyan en la regi¨®n de la Cirenaica, en el este: ¡®Los turcos est¨¢n en Tr¨ªpoli. Eso es un hecho militar. Y vosotros no pod¨¦is sobrevivir si cont¨¢is solo con los Estados del Golfo. Son demasiado peque?os y desorganizados. No son una verdadera potencia planetaria como Rusia¡¯. Hay que tener en cuenta que a Wagner no le paga el Estado ruso sino Emiratos. Rusia acepta esa prestaci¨®n comercial y militar de los mercenarios. Pero cada vez que acepta intervenir, su presencia se convierte en m¨¢s esencial¡±.
Harchaoui cree que Rusia se beneficia as¨ª no solo de los fracasos en Libia de Emiratos ?rabes, de la Uni¨®n Europea y de EE UU, sino tambi¨¦n del ¨¦xito de Ankara. ¡°Turqu¨ªa no es ni un enemigo de Rusia ni un amigo¡±.
Por su parte, el analista militar ruso Pavel Felgenhauer explica que hay quien sostiene que los mercenarios se han retirado por falta de pago. Adem¨¢s Hafter y los paramilitares han sufrido importantes p¨¦rdidas en el campo de batalla en las ¨²ltimas semanas. ¡°Publicaciones cercanas a Prigozhin han declarado que Hafter demora los pagos o ni siquiera los abona. As¨ª que, en respuesta, la compa?¨ªa limit¨® su participaci¨®n en las acciones militares ya hace unos meses. Pero esto no es solo una cuesti¨®n econ¨®mica, sino tambi¨¦n pol¨ªtica. Mosc¨² est¨¢ insatisfecho con Hafter, as¨ª que tienen la orden de no esforzarse mucho¡±, se?ala Felgenhauer.
En enero, Mosc¨² celebr¨® una reuni¨®n de negociaci¨®n con Hafter y con la otra parte del conflicto, el jefe del Gobierno de Unidad, Fayed el Serraj, en la que se esperaba la firma de un alto el fuego. Pero no solo no funcion¨® sino que Hafter se march¨® durante la noche sin avisar. ¡°Ofendi¨® personalmente a Putin. Desde entonces empezaron los problemas. En el Kremlin lo tomaron con un insulto personal¡±, sostiene Felgenhauer.
Queda por ver cu¨¢l ser¨¢ el papel del mariscal Hafter en este nuevo equilibrio. Su imagen como hombre fuerte de Libia, ¨²nico capaz de aportar estabilidad al pa¨ªs se ha visto muy desacreditada tras un a?o de asedio infructuoso. Pero, hoy por hoy, no se atisba en el este de Libia ninguna figura militar que pudiera reemplazarle.
Dudas sobre la procedencia de los aviones
El despliegue de aviones de combate rusos en Libia supondr¨ªa una escalada importante en la participaci¨®n de Mosc¨² en el conflicto. Aunque algunos expertos rusos han expresado sus dudas sobre la procedencia de los cazas, ya que esto supondr¨ªa un riesgo y un gran cambio en el discurso diplom¨¢tico sobre Libia que mantiene Mosc¨². ¡°Los aviones tambi¨¦n podr¨ªan ser de Bielorrusia y financiados por Abu Dhabi¡±, apunta el veterano analista Felgenhauer.
Tambi¨¦n el jefe del Comit¨¦ de Defensa y Seguridad del Consejo de la Federaci¨®n ¡ªla C¨¢mara Alta del Parlamento ruso¡ª, Viktor B¨®ndarev, ha asegurado que si se confirma la presencia de aviones, ¡°no son rusos, sino sovi¨¦ticos¡±. Seg¨²n B¨®ndarev, en los a?os ochenta casi todos los pa¨ªses del Pacto de Varsovia ten¨ªan cazas MiG-29 y tambi¨¦n se vendieron a ?frica y a Asia. ¡°Igual que los estadounidenses vend¨ªan y venden activamente sus aviones F-16, que est¨¢n dejando de usar¡±, dice el senador, que fue comandante de las fuerzas aeroespaciales rusas hasta 2017.
B¨®ndarev asegura que desde los tiempos sovi¨¦ticos, casi un millar de estos cazas se han vendido al extranjero. ¡°Desde la ca¨ªda de la URSS nuestros aliados entraron en la OTAN y comenzaron a venderlos por todo el mundo¡±, ha afirmado a la agencia estatal Tass. Y a?adi¨®: ¡°Los antiguos MiG-29 sovi¨¦ticos ahora est¨¢n en todo el mundo. Y Libia no es la excepci¨®n. No es el ¨²nico pa¨ªs de ?frica que ha tenido¡±.
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