El virus cort¨® su auge. Ahora la ultraderecha europea busca su vacuna pol¨ªtica
Las formaciones ultras no logran capitalizar la inquietud ciudadana en Italia y Alemania, mientras que en Francia el Reagrupamiento Nacional aguanta como alternativa
La derecha populista europea ha cosechado desigual suerte en sus estrategias ante la crisis del coronavirus. En Italia, el l¨ªder de la Liga, Matteo Salvini, descolocado por la ca¨ªda en los sondeos y el crecimiento de su socia y rival, Giorgia Meloni, se proclama ahora a la desesperada heredero de Berlinguer. El partido ultra Alternativa para Alemania (AfD) tambi¨¦n cae en las encuestas y no consigue sacar r¨¦dito de sus cr¨ªticas a la gesti¨®n gubernamental de la pandemia y los ataques a la canciller, Angela Merkel. Mientras, en Francia, la jefa de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, resis...
La derecha populista europea ha cosechado desigual suerte en sus estrategias ante la crisis del coronavirus. En Italia, el l¨ªder de la Liga, Matteo Salvini, descolocado por la ca¨ªda en los sondeos y el crecimiento de su socia y rival, Giorgia Meloni, se proclama ahora a la desesperada heredero de Berlinguer. El partido ultra Alternativa para Alemania (AfD) tambi¨¦n cae en las encuestas y no consigue sacar r¨¦dito de sus cr¨ªticas a la gesti¨®n gubernamental de la pandemia y los ataques a la canciller, Angela Merkel. Mientras, en Francia, la jefa de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, resiste como principal rival de Emmanuel Macron pese a los mediocres resultados en las locales.
Un Salvini en ca¨ªda libre invoca al comunismo
La estrategia funcionaba hasta ahora de manera soterrada y permit¨ªa al partido crecer en ins¨®litos caladeros. Pero el jueves, una mudanza al centro de Roma y la tentaci¨®n de invocar el pasado, ejerci¨® de poderoso s¨ªmbolo para lo que el l¨ªder de la Liga, Matteo Salvini, se trae entre manos en plena ca¨ªda en los sondeos. La formaci¨®n acaba de trasladar su sede romana a la Via delle Botteghe Oscure, la calle que hist¨®ricamente acogi¨® la casa del Partido Comunista Italiano (PCI), a solo dos pasos del lugar donde fue hallado en mayo de 1978 el cad¨¢ver del entonces l¨ªder de la Democracia Cristiana, Aldo Moro. Un enclave cargado de peso pol¨ªtico que Salvini quiso subrayar a¨²n m¨¢s con una nueva pirueta transformista: ¡°Nosotros somos los herederos de los valores de la izquierda de [Enrico] Berlinguer¡±, lanz¨® en referencia al hist¨®rico secretario general del PCI y fundador del llamado eurocomunismo.
La frase ¡ªalgo as¨ª como si Vox reclamase la herencia de Santiago Carrillo¡ª provoc¨® el esperado estupor entre los l¨ªderes de aquella izquierda. El ¨²ltimo secretario del PCI, Achille Ochetto, no pudo contenerse y respondi¨® que ser¨ªa ¡°como comparar a Cristo con Barrab¨¢s¡±. Pero tambi¨¦n entre muchos de sus militantes y dirigentes, acostumbrados a usar la palabra comunista como un insulto. ¡°Simplemente invoc¨® unos valores¡±, le defiende un compa?ero de bancada en el Senado. La apropiaci¨®n cultural de Salvini, en realidad, reincide torpemente en la estrategia electoral del pol¨ªtico ultraderechista para captar el voto de los obreros y las v¨ªctimas de la crisis econ¨®mica en la que Italia est¨¢ ya entrando (la ca¨ªda del PIB prevista por el Fondo Monetario Internacional es del 12,8%). La ministra del Interior, Luciana Lamorgese, anunci¨® el mismo d¨ªa que el pa¨ªs se enfrentar¨¢ a ¡°un riesgo evidente de tensiones sociales en oto?o¡±. Un escenario en el que el l¨ªder de la Liga se mueve con soltura y para el que ya toma posiciones.
La pandemia ha castigado de forma severa a la Liga, descolocada en el terreno cient¨ªfico y desarmada en un periodo en el que han muerto 35.000 personas y el miedo ya ven¨ªa de serie sin necesidad de invocarlo. El partido ha perdido m¨¢s de 10 puntos en solo cuatro meses (el ¨²ltimo sondeo de la empresa Ipsos se?ala que seguir¨ªa ganando con un 25,5% de los votos). El Partido Dem¨®crata (PD) se encuentra m¨¢s cerca que nunca (20%) y las previsiones no son buenas, apunta el polit¨®logo Piero Ignazi. ¡°La Liga sufrir¨¢ mucho en oto?o. Si el Ejecutivo logra armar una propuesta cre¨ªble y articular las ayudas europeas, Salvini ser¨¢ marginado¡±. Tambi¨¦n en Europa, donde algunos de sus aliados como Alternativa para Alemania, pierden fuelle o reclaman estos d¨ªas, como el holand¨¦s Geert Wilders, que Italia no reciba ni un euro del fondo de recuperaci¨®n de la pandemia.
El principal problema, sin embargo, llega desde su coalici¨®n. Giorgia Meloni, l¨ªder de Hermanos de Italia, ha subido los mismos puntos que ¨¦l ha perdido (tiene el 16,4% de estimaci¨®n de voto) y es la pol¨ªtica mejor valorada despu¨¦s del primer ministro, Giuseppe Conte (aupado por el Movimiento 5 Estrellas). Procedente de los rescoldos del posfascista Movimiento Social Italiano, su partido ha apostado desde el principio por conquistar un voto popular y proponer fuertes pol¨ªticas p¨²blicas. Salvini sabe ya que no puede crecer por ese flanco a la derecha.
El inter¨¦s de la Liga en el voto obrero no es nuevo, remarca una hist¨®rica diputada de la formaci¨®n. ¡°Siempre hemos dicho que nuestro partido ha superado el eje izquierda-derecha. Y necesitamos crecer en ambas direcciones¡±. Y la realidad indica que en Italia no existe ning¨²n partido que haya sabido evitar la promiscuidad con las ¨¦lites y recoger ese descontento de las clases medias empobrecidas. ¡°El PD ha sido m¨¢s liberal que socialdem¨®crata¡±, analiza Ignazi. Muchos de los grandes cinturones rojos del pa¨ªs, como Sesto San Giovanni (Lombard¨ªa) o Terni (Umbria), inexpugnables bastiones de la izquierda durante d¨¦cadas, son hoy los nuevos laboratorios pol¨ªticos de la Liga. Sin embargo, el estrecho v¨ªnculo de la vieja Liga Norte con los empresarios y las pol¨ªticas liberales del norte han lastrado en ocasiones una operaci¨®n en la que toma ahora ventaja Hermanos de Italia. Tras el verano, con una crisis que complicar¨¢ la subsistencia de miles de familias ¡ªC¨¢ritas habla de una subida del 114% de personas que acuden a la entidad¡ª ser¨¢ un campo de batalla irrenunciable para la derecha.
La estrategia de captaci¨®n del descontento obrero y de los parados por parte de la ultraderecha comenz¨® en las elecciones de Francia de 2002. Los resultados del entonces Frente Nacional en el cintur¨®n rojo de Marsella fueron un batacazo para la izquierda y, entre otras cosas, permitieron pasar a la segunda vuelta a Jean-Marie Le Pen. Poco despu¨¦s, su hija Marine apuntal¨® el fen¨®meno e inaugur¨® un nuevo periodo pol¨ªtico que siempre estuvo vinculado al auge de la inmigraci¨®n y que Salvini import¨® a Italia para reformar la vieja Liga Norte. Siete a?os despu¨¦s de aquella transformaci¨®n, el exministro del Interior necesita ir un paso m¨¢s all¨¢ y construir un electorado s¨®lido que mantenga su amenazado liderazgo en la coalici¨®n de centroderecha. Aunque tenga que invocar a viejos enemigos de su partido.
Le Pen resiste como principal rival de Macron
Marine Le Pen, jefa de la extrema derecha francesa, resiste. El coronavirus golpe¨® Francia, el Gobierno multiplic¨® los errores, el pa¨ªs se confin¨®, la econom¨ªa entr¨® en la mayor recesi¨®n en d¨¦cadas y el balance de muertos supera los 30.000. Pero todo sigue igual para el partido que Le Pen lidera, el Reagrupamiento Nacional (RN). La crisis no le ha servido en las recientes elecciones municipales para implantarse en el territorio franc¨¦s, ni a ella para mejorar su credibilidad como l¨ªder con capacidad de gesti¨®n. Y, sin embargo, preserva la condici¨®n de principal rival de Emmanuel Macron en la lucha por la presidencia de la Rep¨²blica.
Al contrario que en otros pa¨ªses, donde la crisis ha tenido un coste para los l¨ªderes y partidos de la derecha populista, en Francia estos parecen inmunes. Ni les beneficia ni les perjudica. ¡°En Francia no se constata un impacto ni positivo ni negativo¡±, sostiene Jean-Yves Camus, director del Observatorio de las radicalidades pol¨ªticas en la Fundaci¨®n Jean Jaur¨¨s. Camus subraya que las elecciones municipales, cuya segunda vuelta se celebr¨® el 28 de junio, ¡°no ofrecen un bar¨®metro exacto de lo que pueda lograr¡± el partido de Le Pen.
Un motivo es que el RN present¨® menos candidaturas en estas municipales que en las anteriores, en 2014. El otro es que la participaci¨®n fue tan baja ¡ª58,4% de abstenci¨®n¡ª y el contexto de la pandemia tan at¨ªpico que, seg¨²n Camus, ¡°nada se puede extrapolar sobre las elecciones regionales previstas para el a?o pr¨®ximo y menos para las presidenciales de 2022¡±.
Los sondeos sobre las presidenciales no han variado con el coronavirus. Uno publicado en junio por Ifop-Fiducial, por ejemplo, sit¨²a a Le Pen y Macron como vencedores en la primera vuelta con un 28% de votos aproximadamente. Para ambos es una mejora respecto a 2017, cuando la l¨ªder ultra obtuvo un 21% y el actual mandatario un 24% en la primera vuelta. En la segunda vuelta de 2022, seg¨²n el sondeo, Le Pen sacar¨ªa un 45% de votos y Macron saldr¨ªa reelegido con un 55%. La distancia se acorta respecto a tres a?os atr¨¢s, cuando ella sac¨® un 34% y ¨¦l un 66%, pero el actual presidente sigue siendo el favorito.
El RN juega electoralmente en dos pistas distintas. Las elecciones de ¨¢mbito local ¡ªtanto las municipales como las legislativas, donde los diputados se eligen a dos vueltas en peque?as circunscripciones¡ª suelen ser desastrosas para ellos.
El partido de Le Pen ni siquiera tiene grupo parlamentario en la Asamblea Nacional y solo controla una decena de municipios de los 35.000 que tiene Francia. En las ¨²ltimas municipales, la victoria en Perpi?¨¢n ¡ªcon 120.000 habitantes, la ciudad m¨¢s grande en manos de la extrema derecha desde los a?os noventa¡ª apenas maquill¨® el resultado mediocre en el conjunto del pa¨ªs: 827 consejeros municipales, 671 menos que en 2014.
En las elecciones de ¨¢mbito nacional, es distinto. El RN gan¨® las elecciones de 2019 por delante de La Rep¨²blica en Marcha de Macron, lo que permite a Le Pen decir que son ¡°el primer partido de Francia¡±. Antes, en las presidenciales de 2017, Le Pen super¨® los diez millones de votos. Ambos resultados la acreditan como la ¨²nica candidata en condiciones de ser una alternativa al presidente.
Todo puede cambiar en los pr¨®ximos dos a?os, y la ola verde en las municipales sugiere que existe un espacio en el ecologismo social del que podr¨ªa emerger un l¨ªder que desaf¨ªe el duopolio Macron-Le Pen. Pero hoy la pol¨ªtica francesa es cosa de dos.
Un problema para Le Pen es la existencia de un techo de cristal que le impide recorrer los metros para derrotar a un candidato moderado. El llamado frente republicano ¡ªla uni¨®n de todos contra el RN¡ª cada d¨ªa muestra nuevas grietas, la ¨²ltima en Perpi?¨¢n, pero sigue dificultando el acceso de la extrema derecha al poder.
Otro problema es su personalidad, antip¨¢tica para muchos franceses: siempre figura en la parte baja de los sondeos de popularidad. Y una marca personal asociada a la de su padre, el viejo l¨ªder ultra Jean-Marie Le Pen, pese a distanciarse de ¨¦l y pese a los esfuerzos por edulcorarla.
Le Pen arrastra una imagen de incompetencia que se reforz¨® en su fallido debate contra Macron en 2017. Su falta de preparaci¨®n exasper¨® a sus propios partidarios. El virus podr¨ªa amplificar este defecto de la presidenta del RN, la voz m¨¢s cr¨ªtica con los errores del Gobierno durante la pandemia.
¡°Muchos franceses albergan dudas extremas respecto a la capacidad del Reagrupamiento Nacional para ser un gestor tranquilo, serio y capaz¡±, dice el polit¨®logo Pascal Perrineau. Y las municipales, en su opini¨®n, no son una buena se?al: ¡°El RN lleva tanto tiempo prometiendo que se convertir¨¢ en un actor pol¨ªtico respetable arraigado en los territorios, y no lo consigue, por lo que empieza a instalarse una cierta sensaci¨®n de desgaste¡±.
Alternativa para Alemania pierde el paso con el virus
Cuando la canciller Angela Merkel decidi¨® someterse a una cuarentena voluntaria, el 22 de marzo pasado, despu¨¦s de haber estado en contacto dos d¨ªas antes con un m¨¦dico contagiado de coronavirus, destac¨® que respetar¨ªa las recomendaciones sanitarias aunque el confinamiento ser¨ªa dif¨ªcil, porque le impedir¨ªa el contacto directo con sus ministros.
Ese mismo d¨ªa, el diputado del partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) en el Parlamento regional de Baviera, Andreas Winhart, difundi¨® la noticia en Twitter con un mensaje envenenado: ¡°Bien, aunque detr¨¢s de las rejas ser¨ªa mejor. Pero es un comienzo¡±. Su colega Jens Maier, miembro del Bundestag, coment¨® el mensaje de la cuarentena de Merkel en un tono similar: ¡°?O ya est¨¢ bajo arresto domiciliario?¡±, escribi¨® el diputado federal de AfD.
Los dos pol¨ªticos de AfD borraron al poco tiempo sus mensajes en Twitter, pero la acci¨®n dej¨® al desnudo la estrategia que ha seguido el partido desde que se inici¨® la crisis del coronavirus: Un ataque frontal a la canciller, al Gobierno federal y a todos los pol¨ªticos y organizaciones que han tomado parte en la gesti¨®n de la pandemia, con el objetivo de capitalizar la crisis econ¨®mica y social que desat¨® la emergencia.
Fue un error de c¨¢lculo que le ha hecho perder m¨¢s de cuatro puntos en las encuestas que miden la intenci¨®n de voto, un bar¨®metro que tambi¨¦n ha revelado que la gesti¨®n de la crisis ha impulsado a Merkel y a su partido, la CDU. Hasta el punto de que la canciller es ahora la pol¨ªtica m¨¢s popular y respetada del pa¨ªs y su partido podr¨ªa obtener un 40% de los votos si ahora hubiera elecciones, un incremento de 12 puntos en tan solo tres meses.
Seg¨²n destaca el polit¨®logo berlin¨¦s Oskar Niedermayer, en tiempos de crisis la poblaci¨®n tiende a confiar en los partidos que asumen responsabilidades, algo que la gran coalici¨®n de conservadores y socialdem¨®cratas supo hacer. AfD, en cambio, se dedic¨® desde un comienzo a poner en duda la peligrosidad del virus, cuestion¨® las medidas para frenar contagios y se subi¨® a la ola de la infodemia, la difusi¨®n de noticias falsas.
Aunque AfD supo capitalizar las preocupaciones de los ciudadanos ante la llegada de cientos de miles de refugiados en 2015 y entrar en el Parlamento federal en 2017 con m¨¢s del 12% de los votos, no ha podido sacar partido a la crisis del coronavirus: se ha hundido en las encuestas. El pasado viernes, la cadena ZDF divulg¨® un sondeo en el que AfD solo obtendr¨ªa un 9%. En enero a¨²n era un 14%.
En el pasado reciente, AfD se benefici¨® del descontento con la gran coalici¨®n, sobre todo a causa de la crisis de los refugiados. Pero cuando la pandemia ech¨® ra¨ªces, los l¨ªderes del partido, adem¨¢s de cuestionar las medidas del Gobierno federal, recurrieron a la difusi¨®n de teor¨ªas de conspiraci¨®n e intentaron, sin ¨¦xito, culpar a los migrantes del avance del virus, en un momento en que la poblaci¨®n miraba ansiosa hacia las autoridades y su reacci¨®n.
La formaci¨®n, adem¨¢s, lidia internamente con su ala m¨¢s radical, Der Fl¨¹gel, sometido a vigilancia de las autoridades desde marzo al denunciar los servicios secretos que su discurso va contra los valores constitucionales.
La minimizaci¨®n y hasta trivializaci¨®n de la pandemia por parte de los pol¨ªticos de AfD encontr¨® poca respuesta y la mayor¨ªa de veces escepticismo. ¡°La gente ve las fotos de Italia, Espa?a y EE UU y est¨¢n felices de que viven en Alemania y que su Gobierno es capaz de protegerlos¡±, ha resumido el polit¨®logo Lothar Probst en el rotativo Handelsblatt.
El diputado federal Hansj?rg M¨¹ller utiliz¨® YouTube para denunciar una supuesta manipulaci¨®n de las estad¨ªsticas sobre los fallecidos por el virus (Alemania ha registrado 198.556 positivos y 9.060 muertos, seg¨²n datos oficiales del s¨¢bado), y Georg Pazderski, l¨ªder de la facci¨®n en Berl¨ªn, fue m¨¢s lejos y acus¨® a los j¨®venes y ecologistas que participaron en las manifestaciones de Fridays for Future de ser los responsables de la propagaci¨®n, aunque estos fueran los primeros en cancelar los encuentros.
A fines de abril, el partido present¨® un plan de cinco puntos centrado en el apoyo a las familias con hijos y trabajadores aut¨®nomos, un paquete de rescate para el turismo, conexiones r¨¢pidas a Internet y la seguridad de los suministros de alimentos. Pero el plan fue percibido como una copia mal hecha de lo pedido o ya implementado por los partidos tradicionales.
La ¨²ltima propuesta de AfD destinada a capitalizar un eventual descontento con las medidas sanitarias a¨²n vigentes tampoco ha tenido ¨¦xito. El copresidente del partido, Tino Chupalla, propuso abolir la obligaci¨®n de usar mascarillas en las tiendas y supermercados al considerar que su uso perjudica al comercio minorista. Las autoridades siguen abogando por las mascarillas y la mayor¨ªa de la poblaci¨®n se declara partidaria de su uso.